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GIJÓN 2016

Sicixia: mapa de los sonidos de Galicia

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- La nueva película de Ignacio Vilar es un recorrido por la Costa da Morte a través de sus gentes, sus formas de hablar y sus sonidos únicos, con el formato de tragedia amorosa

Sicixia: mapa de los sonidos de Galicia

Ignacio Vilar es el responsable de un éxito inigualable del cine gallego: A esmorga [+lee también:
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, que quedó finalista en los Goya de 2015 en la categoría de Mejor Guión Adaptado. Ahora este curtido cineasta presenta a competición en la sección oficial del 54º Festival Internacional de Cine de Gijón su nuevo largometraje: Sicixia [+lee también:
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, que aterriza en las carteleras españolas este mismo viernes, 25 de noviembre. Un film ubicado en el terreno fronterizo entre la ficción y el documental, protagonizado por un ingeniero de sonido que va recogiendo con su micrófono los diferentes ecos de la naturaleza y del habla de las gentes de la extremosa Costa da Morte, mientras mantiene un idilio con la chica que le sirve de guía por la zona.

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Ella, Olalla (Marta Lado, mejor actriz en el XXI Festival Cinespaña de Toulouse), es recolectora de algas y está casada. Xiao (Monti Castiñeiras) también tiene pareja, pero ambos no son precisamente felices en esas relaciones. Así que la presión social -”En los pueblos todo se sabe”, sentencia un personaje secundario- será el detonante del mayor conflicto en la sección dramatizada de Sicixia. Es durante ese trabajo de campo de Xiao, entrevistando a viejos marineros, mariscadores y mujeres de pescadores, donde la realidad documental encuentra su sitio y complementa, a través de lo que oímos, el devenir de la relación amorosa entre Olalla y Xiao.

Vilar nos regala así un poema de amor a su tierra, aliñado con ritos, costumbres y (fascinantes) leyendas, que salen de las bocas de rostros cuarteados de sus viejos habitantes, filmados en la cercanía y con la confianza que permite la tecnología digital: se han empleado muchas horas de rodaje para que los hombres y mujeres que aparecen en pantalla acaben familiarizándose con la cámara, obteniendo así ricos momentos de naturalidad.

Pero son sobre todo los sonidos de la naturaleza -el viento, el oleaje, los animales...- los que otorgan un espíritu especial al film: mientras el técnico de sonido de la película recogía lo que transcurría ante la cámara, el personaje central hacía sus grabaciones, logrando de esta manera una atmósfera sonora envolvente que traslada al espectador a la geografía plasmada en Sicixia.

Además, Vilar apela con esta película por conservar el rico legado lingüístico gallego, que aún emplean los lugareños (según el cineasta, en algunos rincones de la Costa da Morte el acento varía en recodos geográficos de apenas unos kilómetros de distancia), transmitido de generación en generación. Y el rodaje se ha ido modificando sobre la marcha, según las sensaciones que el equipo percibía cada jornada, captando esa libertad que se respira en los parajes naturales mostrados, que contrasta con la rigidez mental y el machismo de algunos habitantes de los municipios pequeños.

Sicixia (que significa, en gallego, alineación de varios astros en el mismo sistema gravitacional, como sucede en los eclipses) resulta toda una experiencia sensorial y una reivindicación de la cultura popular, producida por Via Lactea Filmes S.L., que se encarga asimismo de sus ventas y de su distribución.

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