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TORONTO 2016

Wùlu: African gangster

por 

- Daouda Coulibaly repasa la ascensión de un traficante de cocaína encarnado por Ibrahim Koma en su impactante primer largometraje

Wùlu: African gangster
Ibrahim Koma en Wùlu

En las sociedades secretas bambaras existen cinco niveles de iniciación definitorios: de dónde vienes, adónde vas, quién eres, cuál es tu lugar en el cosmos y cuál es tu lugar en la sociedad. Ésta última dimensión está simbolizada por el perro, el Wùlu [+lee también:
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que da título al primer largometraje del maliense Daouda Coulibaly: una muy buena película de género en la que un joven traficante de cocaína ascenderá de manera imparable en una región de África (entre Mali, Guinea, Senegal y Níger) que sirve de parada intermedia del polvo blanco colombiano en su viaje hacia Europa.

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Sin embargo, esta producción delegada francesa con Senegal y Mali, estrenada a escala internacional en la sección Discovery del festival de cine de Toronto, no es solamente una película eficaz sobre la mafia africana (inédita en el cine) que sigue las huellas de múltiples representaciones y variantes en la gran pantalla de la circulación internacional ilegal de la droga. Hay también una autenticidad real en el retrato que Wùlu hace de la sociedad maliense, profundamente corrompida y donde la pobreza extrema y la tentación del dinero, símbolo de poder, trazan los destinos; donde el materialismo aplasta todo a su paso, creando un vacío decorazonador que aniquila a la juventud local.

Todo empieza en junio de 2007 en Bamako, donde Ladji (un estupendo Ibrahim Koma, que ya dio que hablar en 2013 con La Cité rose [+lee también:
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), decepcionado a sus 20 años de edad por no haber obtenido el puesto de taxista a que aspiraba, ans, escoge el camino de la ilegalidad y ofrece sus servicios a un pequeño "boss" que conoce. Su primera misión será conducir a Dakar un camión lleno de carne y dotado de un escondrijo donde transportar cannabis y cargarlo a la vuelta de pescado con un suplemento ilícito de dos kilos de cocaína. Ladji es hábil, ingenioso y prudente y no tardará en trepar por la jerarquía de una organización dirigida en secreto por un emprendedor francés (Olivier Rabourdin). Tras seis meses de ida y vuelta por Guinea, donde Ladji conoce al "colombiano" (Quim Gutiérrez) que sirve de nexo de unión para el tráfico, se dirigen al norte, hacia Tombuctú, y bien armados porque los militares saben que un 4x4 atravesará el desierto. Habrá complicaciones.

De tratos en emboscadas, los negocios siguen su curso al igual que corre la sangre y los compañeros y amigos del principio desaparecen del mapa toda vez que Ladji vive, a estas alturas, como un nuevo rico (villa, obras de arte, moto, quad, fiestas, nuevas amistades de la alta sociedad local, etc.) con Aminata, su hermana de dientes largos (la cantante Inna Modja). Sin embargo, un golpe de estado militar en Guinea pondrá final a los negocios. Ladji decide entonces volver a las andadas con el colombiano, pero el precio de entrada resultará carísimo; concretamente, 700 kilos de cocaína.

Construida sobre un sólido guion (obra del propio director), que permete que la intriga avance con rapidez y fuidez, y con varias elipsis temporales, Wùlu mantiene un buen equilibrio entre la acción inherente al tema que trata y una relativa sobriedad en la forma de abordar la violencia: un balance ajustado que debe mucho también al hermético personaje de Ladji (y a su actor) y a una sensación general de veracidad bien documentada y filtrada por los arquetipos inevitables y “clásicos”  del cine de género.

Wùlu es una producción de la parisina La Chauve-Souris (que ya estuvo detrás de La piragua [+lee también:
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, presentada en la sección Un Certain Regard del festival de Cannes de 2012) y de la senegalesa Astou Films, con la participación, entre otros, del CNC a través de su programa de ayudas a los cines del mundo. Su agente de ventas internacionales es Indie Sales.

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(Traducción del francés)

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