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VENECIA 2016 Competición

El Cristo ciego, un collage de historias sobre religión

por 

- VENECIA 2016: El film dirigido por Cristopher Murray, en coproducción Chile-Francia, gira alrededor de la necesidad de tener fe en… nosotros mismos

El Cristo ciego, un collage de historias sobre religión
Michael Silva en El Cristo ciego

Participando en la competición de la Mostra de Venecia del 2016 está la co-producción chilena-francesa (para Ciné-Sud promotion) dirigida por Cristopher Murray El Cristo ciego [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
. El largometraje se desarrolla en forma de largo camino al descubrimiento del verdadero significado de la religión, camino entrecruzado de relatos que cobran forma de recuerdos y frases del personaje principal y que interrumpen la evolución lineal de la película con flashbacks proyectados del pasado.

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En el curso de un lento peregrinaje en el Chile septentrional, como testimonio de la explotación de los recursos minerales por parte de grandes compañías, dejando a la población en degradación y con la imposibilidad de recuperar la tierra propia, un joven de nombre Michael interpretado por el homónimo actor Michael Silva, mantiene la fe después de un luto familiar que había intentado acabar con ella. Apoyado en varias ocasiones asumiendo que “Dios no está fuera sino dentro de cada individuo”, Michael invita a todos los que están a su alrededor o quien sea que encuentre en su camino, a observar dentro de sí para llegar a una conclusión válida no solo desde un punto de vista espiritual sino banalmente lógico: si sostenemos que Dios se encuentra dentro de cada uno de nosotros, que forma parte de nuestro ser, y que el mismo Dios es capaz de realizar milagros, entonces, por la propiedad transitiva, nosotros también somos capaces de realizar milagros.

Michael se conecta significativamente con su credo, que lo conduce, no casualmente, a una manifestación de lo divino mediante una iluminación de la conciencia en forma de luz en el desierto. Pero no se conforma con saber que Dios existe, quiere demostrárselo a sus conciudadanos y a sí mismo como prueba definitiva, con la intención de realizar un verdadero milagro. El núcleo del discurso que Michael Silva lleva sobre sus hombros es arrastrado de manera excesivamente contemplativa por la cámara de Cristopher Murray, y hunde sus raíces en la necesidad de tener fe y tener comunicación entre las personas sin intermediarios. Michael se relaciona de manera estrecha con todos aquellos que directamente se acercan a él para buscar la suerte, tratando de establecer una conexión compasiva con su verdadero ser, con parte de Dios custodiada en las fibras de su cuerpo, fibras que con la pérdida de confianza en la fe han adquirido la semblanza de áridas extensiones desérticas, precisamente como las atravesadas físicamente por el protagonista. Y por ello Michael se opone a la intermediación por parte de la Iglesia, alegando que los individuos deben buscar por sí solos una relación directa con Dios.

Haciendo girar todo el contenido del largometraje en forma de relato, y con una imagen panorámica que inmoviliza la vista del espectador sobre los cuerpos dentro de los cuales se esconde la luz divina que no saben ocultar, Cristopher Murray agrega referencias a la historia de Jesús. Michael camina entre la gente y escucha sus aflicciones, emprende un camino de penitencia en el desierto, se convierte en mensajero de Dios traspasando sus enseñanzas como si Jesús hablara por medio del protagonista porque “la fe es el sonido que llena el vacío de la ausencia material de Dios”.

El film es vendido en el extranjero con (Film Factory Entertainment)

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(Traducción del italiano)

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