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CANNES 2016 Quincena de los Realizadores

Neruda: del crepúsculo al alba de un ídolo a través de una ficción burlona

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- CANNES 2016: El chileno Pablo Larraín se interna en el exuberante universo del autor “comunista” Pablo Neruda, al que reinventa creándole una némesis “mitad idiota, mitad imbécil"

Neruda: del crepúsculo al alba de un ídolo a través de una ficción burlona
Luis Gnecco en Neruda

Tras la austera y devastadora El Club, en la que veíamos a una comunidad de sacerdotes pedófilos apartados por la jerarquía eclesiástica, llega el turno más bien del Club Med en la filmografía del chileno Pablo Larraín, que presentó en la Quincena de los Realizadores del 69º festival de Cannes Neruda, un trabajo que comparte exuberancia con la excelente No [+lee también:
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y vuelve a tener como protagonista a Gael García Bernal, que después de haber estado en la Quincena hace cuatro años llega ahora multiplicado por diez, vuelto grotesco y bastante repugnante. Neruda [+lee también:
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, aquí, nos presenta la frívola comunidad de intelectuales y artistas que pretenden ser comunistas (en realidad, son terratenientes ociosos volcados en la despreocupación y el estupro sobre plumas de avestruz coloreadas) y que constituyeron el entorno del ídolo Pablo Neruda y llevaron al poder inconscientemente, al principio de la Guerra Fría, al dictador Videla, que no tardó en volverse contra ellos tanto como ellos acabaron despreciándolo.

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El ridículo de estos títeres que gesticulan alrededor del poeta rechoncho (Luis Gnecco), que campa como el rey de mambo, aparece de manera bien rotunda ya en la primera escena, en la que se reúnen todos como si fueran una antecámara ministerial en un inmenso urinario donde el escritor se solivianta al comentar los próximos desarrollos de su acción política, esto es, su entrada en la oposición. Así, con la alfombra al hombro, el rostro cerrado y los labios firmes (tal es la imagen, a la vez que su voz acompaña sin cesar la intriga a lo largo de la película, como en un lúgubre relato), el comisario Oscar Peluchonneau (García Bernal), enviado del régimen, se lanza en una caza despiadada contra el gran autor.

El único personaje de entorno de Neruda que no las recibe a mano abierta es su esposa, la pintora Delia del Carril, de la que se llega a sugerir en el último tramo de la cinta que es la verdadera artista que hizo a Pablo Neruda (cuyo verdadero nombre sería otro), que él no habría sido nadie sin ella. Tan pronto como este motivo de interdependencia creativa aparece, se vuelve preponderante y comprendemos que el retrato detractor del poeta que traza esta "falsa película biográfica" (en palabras de Larraín) es el que se inventa de él Peluchonneau, también ficticio, a su vez, como si uno fuera la emanación del otro y viceversa. En este vértigo de la ficción, que surge quizá un poco tarde en el metraje, emerge su gran propósito sobre la figura del poeta Pablo Neruda y de su papel histórico: el de alguien que es una representación, el vehículo de una voz distinta de la suya, la del pueblo oprimido.

Neruda es una coproducción entre Chile, Argentina, Francia y España con la participación de Estados Unidos. Su agente de ventas internacionales es Funny Balloons.

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(Traducción del francés)

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