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MÁLAGA 2015

El complejo de dinero: una película-experiencia, libre y sin género

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- Tras pasar por Berlín se proyecta por primera vez en España, dentro de la sección Zonazine malagueña, la ópera prima de Juan Rodrigáñez

El complejo de dinero: una película-experiencia, libre y sin género

Un experimento puro y duro. Un film sin género. El encuentro en libertad de varios creadores, procedentes de las artes escénicas contemporáneas, en un marco adecuado para que cada uno diseñe su personaje, en función de un contexto concreto. Eso es El complejo de dinero [+lee también:
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]
, el primer largometraje de Juan Rodrigáñez, fundador, junto a varios coreógrafos y performers del Instituto de Arte Analfabeto. La película –producida por Tajo Abajo Films (del propio Rodrigáñez)– llega a la sección Zonazine –la más alternativa– del 18 Festival de Málaga Cine Español revestida de cierto halo de culto tras presentarse en la Berlinale (leer noticia) y pocos días antes de exhibirse en el 5º Festival Internacional de Cinema d'Autor de Barcelona (D'A) (leer más). Quienes piensen que, efectivamente, esta cinta es pura disidencia, experimental y rabiosamente autoral no quedarán defraudados.

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Rodrigáñez y poco más de una decena de amigos se fueron el verano de 2013 a una casa en el campo cacereño. Allí pasaron algo más de un mes. Todos eran artistas de las más variadas disciplinas. Tomaron como base la novela El complejo de dinero (1916), de la alemana Franziska von Reventlow, la adaptaron muy libremente (tomaron prestados sus personajes, una mínima trama y el ambiente festivo) y empezaron a dejar fluir sus talentos. Obviamente, las primeras semanas fueron de prueba, de ensayo, de acoplamiento; pero hacia las dos últimas aquello cuajó y el resultado no para de recibir alabanzas... de aquéllos que anhelan nuevos lenguajes cinematográficos.

Pues la película, aunque no tiene intención marginal, es un viaje a esa tierra extremeña y una inmersión en ese ejercicio de experimentación. Asegura su director que le gusta que se vea en salas, pero algunos espectadores desprevenidos pensarán que su sitio adecuado está en un museo, como sucede con todo aquel título que dinamite brutalmente la narrativa convencional. Porque aquí se apela más a las sensaciones y a la transmisión de la experiencia vivida que a contar una historia al uso: casi se respira el aroma a pasto seco del verano, no cesan de oírse el canto de las chicharras y el estado mental de sus actores –alejado de ese mundo lejano donde tiraniza el euro– acaba inoculando con su relax, locura y no escaso sentido del humor, al espectador.

Entre los créditos de El complejo... se atisba el nombre de Eloy Enciso: el director de Arraianos [+lee también:
tráiler
entrevista: Eloy Enciso y Carlos Esbert
ficha de la película
]
y responsable de la programación del IBAFF de Murcia (leer entrevista) ha colaborado en el –escaso– guión de esta rara avis y en su montaje. Y es que las fronteras entre la labor de los técnicos y los actores se diluyeron durante la filmación: todo se compartía, fuera y dentro del plano. La improvisación reinaba. La cámara vampirizó aquella convivencia (tan importante era lo que quedaba dentro del objetivo de la cámara como fuera de él) y el resultado final es una película casi de cine mudo, que intercala géneros sin pudor y deja que cada espectador construya su propia experiencia cinematográfica, viéndola, sintiéndola. Sin interferencias, sin prejuicios, sin complejos.

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