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FESTIVALES España

La distancia: ¿misión imposible?

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- La segunda película de Sergio Caballero, proyectada en Sitges, pone al espectador en el filo de la indignación o el aplauso

La distancia: ¿misión imposible?

Una voz en off en ruso nos cuenta el origen de lo que vamos a contemplar durante los siguientes ochenta minutos de La distancia [+lee también:
tráiler
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]
, segundo largometraje del artista Sergio Caballero tras ser premiado con el Tiger Award del Festival de Rotterdam 2011 por su ópera prima Finisterrae [+lee también:
entrevista: Sergio Caballero
ficha de la película
]
. En la cinta, proyectada en el Festival de Sitges, el paisaje es oscuro, árido, crudo, grisáceo y frío. Estamos en los aledaños de una central térmica donde ha sido recluido a la fuerza un artista, el cual escribe unas misivas a tres enanos que ya formaron banda en el pasado para encomendarles una misión. Pero ninguno de ellos mueve los labios: todos los personajes se comunican por telepatía. Todo aquí es como un sueño… o una pesadilla. Lo experimental, surrealista y espectral invade la pantalla… incluso, más adelante, seremos testigos de algo tan inclasificable como la historia de amor entre un cubo humeante –que habla en haiku- y una chimenea. Ahí es nada…

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Ante un argumento así, el espectador puede tomar dos opciones: la primera, analizar con lupa lo que va a contemplar, buscándole el lado racional a una propuesta que se inscribe en el terreno instintivo, libérrimo y sensorial desde sus primeros fotogramas, y donde lo fantástico campa a sus anchas: por ejemplo, los enanos protagonistas poseen poderes “maravillosos”. La segunda, más acorde con la intención de su autor, es entrar de lleno en su juego o divertimento de forma inocente, casi infantil, y dejarse llevar por las texturas, imágenes y sensaciones que provoca. Cualquiera de las dos actitudes son posibles, pero mientras la primera conduce a la indignación y el rechazo, la segunda puede descubrirnos disfrutando de un film que no se atiene a casi ninguna norma cinematográfica… ni lógica.

La distancia nació del rodaje, durante tres días, de un teaser que sirvió de imagen para el Festival Sónar, del que Caballero es director creativo. Con esa pieza, Caballero buscó financiación (TVE ha comprado sus derechos de emisión) y rodó tres semanas en los alrededores y dentro de la abandonada central térmica de Aliaga, en Teruel, donde, entre otras cosas, el trío de enanos recibe el encargo de un artista allí encerrado de encontrar esa distancia a la que alude el título. Estas imágenes están inspiradas en la performance de Joseph Beuys I Like America and America Likes Me, con el hombre encerrado en un espacio industrial con un coyote. También el aire que recorre la cinta hace recordar el documental The Ghost of Piramida, del grupo danés Efterklang.

En cualquier caso, Caballero, que ya con Finisterrae, planteaba la eterna discusión de si cierto cine debe ser exhibido en un museo en lugar de contemplarse en una pantalla cinematográfica, logra provocar la risa, la admiración ante la belleza de algunos planos y el asombro por atreverse a perpetrar una propuesta tan radical –y freaky- como ésta. Ahora habrá que ver de qué lado se pone el público, aunque, como él advierte en una entrevista con Cineuropa: “Si buscas explicación a todo, no entras en una película con tantas capas como ésta”.

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