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MÁLAGA 2014

Carmina y amén: 48 horas con Antonio

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- La segunda (¿y última?) parte de la saga iniciada con Carmina o revienta ofrece más de lo mismo: humor negro, picaresca y entrega absoluta de la familia León

Carmina y amén: 48 horas con Antonio

No cometemos el infame pecado del spoiler si decimos que la inimitable Carmina Barrios se queda viuda en Carmina y amén [+lee también:
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, la segunda película que su hijo, el cómico Paco León (visto en Tres bodas de más [+lee también:
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) ha dirigido, escrito y producido: el propio trailer del film lo deja claro y, además, acontece a los pocos minutos de comenzar su metraje. Pero lo que sigue a continuación no lo desvelaremos. Al menos lo intentaremos. Porque este cineasta pionero en estrenar en España, hace dos años, a la vez en salas, internet y DVD su ópera prima, Carmina o revienta [+lee también:
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, quiere que las sorpresas sean el ingrediente principal de su nuevo retoño, con quien acude otra vez al Festival de Málaga, tras arrasar con su exitoso primogénito, que se llevó tres premios gordos en 2012.

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León repite la misma fórmula: echa mano de los suyos (su madre, Carmina Barrios, es la estrella indiscutible de la función), de su ciudad de origen (Sevilla) y de sus colegas para construir un canto a la vida partiendo de la muerte del padre. Como en una especie de versión cañí de la novela de Miguel Delibes, Cinco horas con Mario, Carmina velará el cuerpo presente de su marido durante dos días... y le soltará más de una fresca. Pues ella aligera la tragedia con humor, con ese gracejo de escalera de vecindario y de barrio canalla (el sonido del afilador de cuchillos y navajas se oye de fondo), sembrado de mujeres con mucho poderío y de hombres que parecen sombras al lado de sus rotundas marujas.

El cineasta confía tanto en el talento y la gracia de las reales hembras de su árbol genealógico que, en las secuencias iniciales, parece que ellas están jugando a la improvisación. El peligro de sobreexposición planea pues durante buena parte del film, dividido en episodios por donde van desfilando personajes del universo de la protagonista (a los que reunirá en el tramo final), algunos de ellos reconocibles para el público de la primera entrega, como sucede con la hija de Carmina (interpretada por María León, hermana de Paco) o con esa señora que asegura ser íntima de una figura de gran abolengo.

León, que ha contado con un presupuesto seis veces mayor (aportado principalmente por canales de televisión) que aquellos 100.000 euros con los que rodó su aventura personal Carmina o revienta (leer entrevista), casi no saca las cámaras del piso familiar (el almodovariano hule de la mesa de la cocina es el epicentro de las cuitas de su heroína), da alas a las actrices secundarias (entre ellas destaca Yolanda Ramos), apela a la herencia genética del carácter y se permite un par de críticas sociales: a cierto político corrupto enjaulado y a la polémica ley del aborto del ministro Gallardón.

Carmina y amén es, en fin, una ambiciosa película (que se estrena el 30 de abril en salas españolas) que logra el milagro de que nos caiga bien una tipa tremebunda, con modales más ordinarios que los de John Wayne, una lengua portuaria y una manera expeditiva de solucionar los problemas. Ya lo canta Nina Simone en los créditos del final: ella lo hace todo “a su manera”.

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