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FESTIVALES Croacia

Vis-à-vis: el cine como espejo de la vida y al revés

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- Realizada sin presupuesto y sin guion pero con un talento indiscutible, Vis-à-vis es una de las excelentes sorpresas descubiertas en la competición nacional del 60º festival de cine de Pula

Vis-à-vis: el cine como espejo de la vida y al revés

Realizada sin presupuesto y sin guion pero con un indiscutible talento para la narración de cajas chinas, la puesta en escena y la dirección de actores, Vis-à-vis fue sin duda una de las excelentes sorpresas de la competición nacional del 60º festival internacional de cine de Pula.

 

Colocar al cineasta Nevio Marasovic a caballo entre el Woody Allen y el Alexander Payne croata da una idea de la influencia que ha ejercido en él el cine independiente estadounidense y su acercamiento relajado al séptimo arte, a través de la comedia agridulce, aderezada con unas melodías de Andrew Bird que juegan un papel no desdeñable en la narración. 

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Con ayuda de su productor, Danijel Pek, y de un pequeño equipo que incluye a los dos actores principales (Darija LorenciRakan Rushaidat), Marasovic construye un relato introspectivo que funciona como un juego de espejos multirreferencial. Salta a la vista el carácter biográfico del guion: un joven director (Rushaidat) trata de sacar adelante su primera película, titulada «Comic Sans», basada enteramente en su propia historia. El artista se exilia en la isla de Vis con su actor protagonista (Lorenci) para trabajar su personaje y reescribir por enésima vez el guion, que hasta entonces juzgaron unos demasiado largo y otros, falto de consistencia. Uno de los críticos es un autor de prestigio, piedra angular de la financiación de «Comic Sans», a quien da vida un excelente Krešimir Mikić (The Priest's Children), estrella incontestable del cine croata que aporta generosamente su granito de arena a la película. ¿Cómo recortar un guion cuando cada pedazo roto constituye una amputación de su propia historia? El dilema resulta doloroso y aparece simbolizado por secuencias en las que el director fuma, nervioso, frente a una pizarra llena de garabatos, los confusos elementos de su guion (su vida), entre los que ha establecido relaciones como si se tratase de un problema matemático.

 

A pesar de su complejidad desde varios niveles de lectura, Vis-à-vis relata una historia sencilla. Los dos hombres protagonistas se instalan en la casa familiar en la isla en la que debe tener lugar la acción y, a medida que van conociéndose, salen a la luz sus demonios, los mismos que la película en construcción debía exorcizar. En lugar de tomar el camino hacia la redención, Marasovic opta por la intimidad, por la poesía cínica y por una inteligente locuacidad sin dejar de criticar su propia escritura; por ejemplo, cuando los actores debaten sobre la longitud de los monólogos en el guion de «Comic Sans». 

 

Esta divertida aventura de Marasovic no ha hecho más que comenzar con Vis-à-vis, pues su próximo proyecto es precisamente Comic Sans, cuyo guion constituye el eje en torno al cual gira este su segundo largometraje, tras la aclamada The Show Must Go On. Pocos directores pueden presumir de haberse trabajado un anticipo tan elocuente para un proyecto que ya esperamos con impaciencia.

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(Traducción del francés)

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