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BRUSSELS FILM FESTIVAL 2013

Shell: el lamento de una adolescencia aislada

por 

- La ópera prima del escocés Scott Graham es una película intensísima en su austeridad narrativa y estética

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es primer largometraje del escocés Scott Graham, quien ya en 2007 firmó un corto con el mismo título, igualmente rodado en las Highlands de su país y ligeramente parecido en su temática a la historia que estos días se puede ver a concurso en el 11° Brussels Film Festival. Sobria, sutil y poderosa son algunos de los adjetivos que se nos ocurren para calificar esta transición del corto al largometraje.

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Shell (Chloe Pirrie), la protagonista, tiene nombre de gasolinera (conveniente, por cierto, si trabajas en una) pero cuando le sacan la broma ella prefiere decir que shell (concha en inglés) es ese bonito objeto que uno encuentra en el mar, el mismo mar que posiblemente nunca habrá visto en toda su vida. Shell vive en las Tierras Altas de Escocia, en mitad de ese paisaje tan fantástico cuanto demoledor, que encanta a turistas pero que puede resultar desesperante si uno lleva toda su vida conviviendo con él.

La madre de Shell se marchó hace muchos años y la dejó sola con su padre, Pete (Joseph Mawle), un mecánico que sufre ataques de epilepsia y alucinaciones. A sus 17 años, Shell no tiene solo las hormonas en efervescencia, sino que la atraviesa un deseo de evasión física y mental total. ¿Pero qué hacer con su padre? ¿cómo cargar con la culpa, la ambigüedad de la relación paterno-filial y el miedo a lo desconocido, más allá de las eternas carreteras de las Highlands?

Con un fortísimo material dramático entre manos, Graham elabora un complejo retrato de una adolescente atípica en el cual, afortunadamente, casi no hay lugar para el voyeurismo ni el maniqueísmo fácil. El guión apuesta por diálogos sobrios y abre espacio para que los silencios y el lenguaje corporal nos den pistas sobre los acontecimientos.

Alrededor de Shell y de su padre, hay una galería de personajes que cortan momentáneamente el aislamiento enfermizo en que viven y, por consiguiente, acaban por intensificar el deseo de un cambio jamás verbalizado. Como en el final de Fish Tank [+lee también:
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entrevista: Andrea Arnold
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, de Andrea Arnold, ese cambio, cuando por fin ocurre, deja un regusto amargo en la boca pero apunta hacia un futuro que se espera menos sofocante.

Producida por Brocken Spectre y Bard Entertainments, Shell es una película intensísima en su austeridad y la prueba de que la vieja formula "un buen guión, buenos actores y un buen director” puede dispensar del apoyo de efectos especiales y grandes presupuestos para hacer una obra que siga asombrándonos horas después de su proyección.

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