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CANNES 2013 Competición

Michael Kohlhaas: que se haga justicia

por 

- El director francés Arnaud des Pallières ha presentado a concurso en Cannes un western medieval protagonizado por un Mads Mikkelsen en la piel de un justiciero virtuoso

Con una selección en Cannes al cabo de seis películas, no puede decirse que el director francés Arnaud des Pallières sea un habitual de la competición. El 66° festival de Cannes ha acogido la proyección de una historia de venganza caballeresca inspirada en la novela que el alemán Heinrich Von Kleist publicó en 1811. Michael Kohlhaas [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Arnaud des Pallières
ficha de la película
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es un comerciante de caballos del siglo XVI víctima de una injusticia feudal en forma de sangrienta represalia, contra la que pedirá una reparación y se le ignorará con hipocresía. Así, Kohlhaas toma las armas y se lleva consigo a un puñado de hombres para cargar contra los señores y hacer justicia hasta que alguien lo haga por él.

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Les Films d’Ici ha hecho una apuesta ambiciosa al decidir montar esta película de época, protagonizada por un Mads Mikkelsen que tuvo que aprender francés para la ocasión. La reconstrucción del pasado requiere medios, si bien ahorra dinero al desplazar la mayoría de las escenas al exterior. Las llanuras rocosas de las Cevenas (Francia central) ofrecen un decorado natural que se adapta perfectamente a este tipo de western de la Edad Media gobernado por grandes principados, por la virtud y por la religión. Mikkelsen resulta convincente y su carisma natural, a pie o a caballo, basta a menudo para sostener a un personaje que habla poco pero bien y en un francés bastante creíble. El actor demuestra una facilidad física para el papel y se entiende por qué el director prefirió apostar por él en lugar de cualquier otro actor francés. Lo rodean personajes típicos de la época que en su mayoría se desenvuelven bien en la limitada tarea que tienen asignada. Michael Kohlhaas está a medio camino entre Robin de los bosques y un Braveheart sofocado  y evita toda forma de radicalismo, tanto en la violencia como en la dirección. Cabe destacar la labor de fotografía y de sonido dentro de todo el aparato técnico. El montaje no exige paciencia especial alguna al espectador, que se dejará llevar con facilidad por esta historia sombría que ya en 1969 adaptó a la gran pantalla un Volker Schlöndorff más preocupado por su dimensión autorística. No obstante, Michael Kohlhaas funciona en sus momentos de acción pero no consigue seducir al público con su premisa ni deja que se prolongue una identificación emocional con el personaje, gran defensor de la justicia frente a la eternidad. 

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(Traducción del francés)

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