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BERLINALE 2013 Competición / Francia

Camille Claudel 1915: un Dumont molesto sin sexo ni violencia

por 

- Bruno Dumont hace que Juliette Binoche habite por completo a una Camille Claudel enferma que deja su huella en la competición de la 63ª Berlinale

Para contar la historia de Camille Claudel, Bruno Dumont emplea dos intertítulos, uno al comienzo y otro al final de su película. Entre ellos no se presenta un biopic cualquiera de la escultora, sino el aislamiento de una mujer que “ya no es una criatura humana” y que sufre este desposeimiento afectivo (su familia y su antiguo amante) y material (su taller, sus herramientas, sus obras). Como lo indica el año del título, Camille Claudel 1915 [+lee también:
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 capta un instante en la vida de la artista que fue maestra y discípula de Rodin y que pasó 29 años de su vida encerrada en el asilo en el que moriría en 1943.

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Aun dejando a un lado la sexualidad y la violencia a la que nos tenía acostumbrados, el director de Hors Satan [+lee también:
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ha puesto su sello en la competición de la 63ª Berlinale con una película austera que presenta un periodo muy breve, de apenas unos días, dilatado en el metraje para transmitir el peso de cada segundo. El cine de Dumont se mantiene, de esta manera, intacto y molesto. A la hora de redactar el guion, el director se basó en los partes médicos y en una correspondencia epistolar entre Camille y su hermano Paul (Jean-Luc Vincent), que la visitará una sola vez a lo largo de la película. Paul emplea esta visita como etapa en su propio camino hacia la fe, y salvo su monólogo y cuatro o cinco páginas de diálogos de Camille, la cinta carece de intervenciones orales. Dumont limita, así, toda impresión de recitación, cosa que a lo largo de su filmografía ha tratado siempre de prohibir; de ahí su trabajo con actores aficionados. Rodó en un asilo de verdad, con pacientes y personal reales alrededor de una Juliette Binoche habitada por el personaje de Camille Claudel, llena de dolor, de iluminaciones y de extinciones. La actriz, que tiene la misma edad que Camille tenía entonces, ofrece una interpretación exigente basada en una idea precisa sobre el estado emocional del personaje sin que por ello se anule una componente de libre improvisación. Se trata de la primera vez que Bruno Dumont trabaja con una actriz de prestigio, lo que quizá convierte a la película en una obra aparte en su filmografía y en la de la actriz, que fue quien se puso en contacto con el director para trabajar con él.

Camille Claudel 1915 no se permite mucho artificio para existir en un minimalismo en el que cada detalle puede influir en un plano. El desamparo de Camille es palpable, colérico y silencioso, igual que la esperanza que simboliza la visita de Paul. La contemplación de la película pasa por una reflexión sobre el arte (paradójicamente, sin arte) y sobre la fe, sobre los límites entre lo sagrado y lo profano y sobre la ritualización de la miseria a cargo de una mujer que tienen encerrada cuando es evidente que es la más sana de todos los pacientes. 

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(Traducción del francés)

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