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PELÍCULAS Francia

Freeway: un peligroso objeto de deseo

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- Su pasión por su coche personalizado juega una mala pasada a Johan Libéreau en la original ópera prima de Christophe Sahr

La producción cinematográfica francesa presta atención en muy pocas ocasiones, por no decir casi nunca, al mundo del automóvil, que suele formar parte de la mitología estadounidense de grandes espacios que tuvo su apogeo a principios de los 70 en películas de culto como Carretera asfaltada en dos direcciones, de Monte Hellman, y Punto límite: cero, de Richard Sarafian. Freeway, ópera prima de Christophe Sahr, es una curiosidad real con un protagonista fascinado por su Honda Civic amarillo personalizado y miembro de un club de tuning. Su pasión lo pondrá en peligro. Epicentre Films se encargará de distribuir la cinta en cines en Francia a partir del 8 de agosto.

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La acción se sitúa en los suburbios parisinos, en el centro de los barrios menos glamurosos, de altos edificios amontonados en la monotonía paisajística. Alex (Johan Libéreau) es almacenero en el supermercado del barrio y su mujer, Rachel (Christa Theret), es cajera. Aunque son jóvenes, ya tienen una hija de dos años de la que Alex casi nunca se ocupa, o, por lo menos, nunca lo hace de manera espontánea. El joven solo se entusiasma por su coche y dedica su tiempo libre a sacarle brillo cuando no pasa el tiempo con videojuegos de coches o de fiesta con su amigo Max (Guillaume Saurel), un mecánico que comparte la misma fascinación por los motores, carrocerías, llantas y accesorios brillantes. Esta obsesión hace que Alex entre en una comunidad de iniciación al tuning en la que encuentra un medio de escape (ilusión por la perfección, la estética y la riqueza unidas a la exaltación de la velocidad y del poder) a una vida monótona y sin objetivos. Sin embargo, esto le provocará enfrentamientos con Rachel ("Me gustaría ir a la playa este verano", dice esta en una de las conversaciones sobre el precio de la gasolina, a lo que él contesta: "Yo no me voy sin mi carro, ¿estás de broma?"). Los conflictos empeorarán tras un traumático episodio en el que Alex guarda en secreto el atropello de un hombre en la autopista y su posterior desbandada. El joven debe reparar los daños del coche que tanto adora, pero se siente culpable y comienza a espiar a la madre del fallecido (Isabelle Candelier).

Freeway no solo cuenta con secuencias de carretera muy conseguidas (carreras, escenas de riesgo), sino que también es un retrato de una clase popular empobrecida (van a comer hamburguesas y a la bolera) y de una juventud inmadura sin proyectos reales de futuro. La catarsis de los cambiantes sucesos da a la película de Christophe Sahr una atmósfera de suspense y la oportunidad de ahondar en la psicología de un protagonista perfectamente interpretado por Johan Libéreau. A pesar de algunos defectos de poca importancia, Freeway se presenta como una ópera prima prometedora con una mención especial a la música (las guitarras de Martin Wheeler y la canción A Guiding Light, de Smog), que contribuye a crear el ambiente original de esta producción, firmada por Sésame Films.

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(Traducción del francés)

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