email print share on Facebook share on Twitter share on LinkedIn share on reddit pin on Pinterest

CANNES 2012 Competición

Vous n’avez encore rien vu: una cita extraña

por 

- El maestro Alain Resnais ofrece un brillante ejercicio de estilo en forma de homenaje en espejo a la creación y a los actores

A sus 89 años, el sorprendente director francés Alain Resnais ha presentado hoy a concurso en el 65º Festival de Cannes el vigésimo largometraje de su extensa trayectoria: una película de espejos y muñecas rusas cuyo título representa un desafío al tiempo y a la búsqueda cinematográfica: Vous n’avez encore rien vu [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
mantiene la promesa de que “aún no hemos visto nada” mediante un brillantísimo ejercicio de estilo en torno a un concepto fascinante: desarrollar la misma historia en varios estratos narrativos interconectados. Resnais apenas se apoya en efectos especiales; su puesta en escena, eminentemente teatral, obedece a las necesidades del guion, pues en el centro de la trama se sitúa el Eurídice de Jean Anouilh, lo que también podemos llamar el tema del amor y de la muerte.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

La película, rebosante de hallazgos, arranca con una escena que hace las veces de títulos de crédito: 13 actores responden por su verdadero nombre al mismo mensaje telefónico: “Le llamo para comunicarle una mala noticia. Antoine d’Anthac ha fallecido”. Todos ellos acuden a una ceremonia en un pequeño pueblo aislado donde se desvelará el testamento. Un texto nos anuncia que “cuando cruzaron el puente, los fantasmas vinieron a su encuentro”. Un mayordomo instala a los invitados frente a una gran pantalla en la que aparece el muerto (Denis Podalydès). Descubrimos entonces que los 13 intérpretes han actuado en algún momento de sus respectivas carreras en una representación del Eurídice de Antoine d’Anthac. Este los invita a valorar unas tomas del ensayo de una adaptación a cargo de una joven compañía de teatro. La película se pone en marcha y rápidamente los actores instalados en sus cómodos sillones frente a la pantalla imitan a sus réplicas, las adelantan, se sincronizan, se responden los unos a los otros y empiezan una representación conjunta. Como hay dos Orfeos en la realidad (Pierre Arditi y Lambert Wilson) y dos Eurídices (Sabine Azéma y Anne Consigny), sin contar a los que aparecen en pantalla, las posibilidades se multiplican y la pieza se reproduce en un juego de espejos y muñecas rusas.

Las tres interpretaciones de los dos personajes principales son también las de tres generaciones distintas, mientras que los otros personajes “solamente” aparecen por duplicado en la pantalla y en la realidad en que Mathieu Amalric encarna con deleite a la Muerte, Michel Piccoli, al padre de Orfeo y Hippolyte Girardot, a un empresario mezquino, entre otros. La obra también habla de teatro: una compañía atraviesa la estación en la que Eurídice y Orfeo cruzan sus pasos. El amor, las dudas, los celos, el destino, el peso del pasado y el mal que corroe el mundo (“¿Eres bueno o eres malo?”) y del que es difícil escapar, la huida, la muerte, el viaje a las profundidades más remotas para salvar a un ser querido… el mito de Orfeo aborda todos los asuntos fundamentales de la vida y de la muerte mientras la Bestia espera su momento entre bastidores. La Muerte desafía la esperanza (“Usted tiene sed de eternidad, pero tiembla de congoja”) y envía a Orfeo a su cita en un olivar…

Apoyándose en grandes decorados presentados como un estudio con el objetivo de reforzar la impresión teatral, Alain Resnais se divierte con este rompecabezas en el que el espectador se sumerge encantado al cabo de un tiempo de adaptación. Montado e interpretado a las mil maravillas, la película hace un uso esporádico de trucos como la pantalla dividida en dos para presentar la misma escena de la obra interpretada por dos actores que encarnan al mismo personaje y dan la réplica a un solo actor, situado en el centro, o incluso en cuatro, evaporando a unos personajes que de pronto se vuelven invisibles. La multiplicidad de juegos de espejos, a cada cual más sutil, hacen de Vous n’avez encore rien vu (cuyo guion es obra de Laurent Herbiet y Alex Réval) una obra de gran clase intelectual y cinematográfica, si bien la abstracción necesaria y la potencia del concepto pueden dejar a algunos indiferentes, sin ningún tipo de reacción emocional.

(El artículo continúa más abajo - Inf. publicitaria)

(Traducción del francés)

¿Te ha gustado este artículo? Suscríbete a nuestra newsletter y recibe más artículos como este directamente en tu email.

Privacy Policy