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CANNES 2011 Competición / Francia

Los contrantes sublimes de L’Apollonide

por 

Bertrand Bonello realizó una proeza y demostró un gran talento cinematográfico con la fascinante y soberbia L’Apollonide – souvenirs de la maison close [+lee también:
tráiler
entrevista: Adèle Haenel
ficha de la película
]
, presentada en competición en el 64° Festival de Cannes (del 11 al 22 de mayo 2011). Rodada casi exclusivamente en los decorados de un lujoso lupanar parisino que vive el fin de su edad de oro en 1899 y 1900, la película logra exaltar la belleza y explorar la sexualidad sin caer en la pornografía, mostrando con un vigoroso poder de sugerencia un mundo femenino muy misterioso.

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Corsés, suntuosa lencería, un salón impresionante donde reinan "orden y belleza, lujo, calma y voluptuosidad" (como decía Baudelaire en sus Flores del mal), habitaciones cuyas paredes recubiertas de terciopelo negro iluminan como un estuche los diamantes en carne y hueso que se prestan allí a ser objeto de comercio: el arte de Bertrand Bonello y de su directora de fotografía Josée Deshaies despliega un verdadero deslumbramiento de colores y contraste. Pero esta "pintura" maravillosa no sería más un regocijo para los ojos si no contará también con la presencia de extraordinarias actrices cuyas interpretaciones tienen un valor directamente proporcional con la meticulosidad con el las pincela el director. Se comenta que las actrices han peleado por participar en esta película a pesar de sus limitaciones presupuestarias (3,8 millones de euros, una cifra irrisoria con respecto a la riqueza que se despliega sobre la pantalla). Su pundonor queda recompensado con papeles muy fuertes que encarnan, entre otras, Céline Sallette, la italiana Jasmine Trinca, Alice Barnole, Hafsia Herzi, Adèle Haenel yIliania Zabeth.

Dirigida con mano maestra y con rigor en cuanto a la calidad de los servicios, la higiene y las cuentas por una gerente (Noémie Lvovsky), Apollonide aloja y emplea a una decena de prostitutas, de sobrenombres sugerentes, la mayor parte de las cuales han sido compradas a otros establecimientos. Las chicas sueñan con comprar su deuda a la dueña para recobrar la libertad, pero no se hacen muchas ilusiones y prosiguen con sus noches de trabajo y días de descanso y de preparación (limpieza, comida común en la cocina, cuidados de belleza, peluqueros, vestuario…).

Construida en tres partes (el crepúsculo del siglo XIX, el alba del siglo XX y el final), L’Apollonide – souvenirs de la maison close narra la vida cotidiana y brinda un retrato afectuoso de estas mujeres encerradas en una jaula dorada. A través del personaje de una recién llegada, Bonello desvela progresivamente el funcionamiento de este universo cerrado y elabora algunas escenas sorpresa de efecto musical (canciones modernas de rock o “Nights in White Satin”) y visual (fotografías, pantalla dividida, iluminación con velas, flashbacks, juegos de espejos…). Con un excelente resultado en cuanto a la forma y el fondo a pesar de algunas escenas un poco largas, la película, que abre un espacio de análisis e interpretaciones múltiples, es ante todo un acto de amor hacia estas mujeres, hacia las mujeres, las actrices y el cine.

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(Traducción del francés)

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