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BERLINALE 2011 Competición / Alemaina

If Not Us, Who: ¿Viento de cambio?

por 

Cuando propusieron al director alemán Andres Veiel hacer una película sobre Bernward Vesper, conocido en vida como el hijo del escritor nazi Will Vesper y compañero de Gudrun Ensslin antes de que este se comprometiese con Andreas Baader, y tras su muerte (por suicidio, naturalmente; era lo típico por aquel entonces) como el autor de "Voyage", Veiel declara que en un principio rechazó la propuesta porque le parecía que ya se había contado esa historia. If Not Us, Who [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, presentada en competición en Berlín, deja un poco la misma impresión, tanto a nivel temático como visual: es una película bien hecha y muy bien interpretada (por August Diehl, Lena Lauzemis y Alexander Fehling, la Shooting Star alemana de este año, muy convincente en su papel de Baader) que, sin embargo, no supera el escollo del género histórico-biográfico, que rara vez trae agua al molino del cine o de la Historia.

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El debut, desde el punto de vista literario, es, con todo, prometedor. Todavía son pocas las películas que han abordado la problemática relación de los alemanes con la literatura del Tercer Reich y la necesidad de separar el arte de la Historia. De eso se ocupan Vesper (nacido porque Hitler quería que naciesen niños, le dice su madre: una revelación que le provoca un trauma) y Ensslin (nacida en un ambiente católico que, aunque no va tan lejos, no rechaza el nazismo): al volver a publicar la obra de su padre (con la ayuda de las reseñas de Gudrun para los periódicos de extrema derecha) aplaude las novelas que los conservadores califican como blasfemas (por eso se trata de literatura). Más tarde, la casa editorial que dirige con su compañera (a raíz de un amor poderoso, diferente y libre pero que no sobrevive a esas condiciones) se orienta cada vez más hacia libros de acción al tiempo que la pareja se compromete con la causa izquierdista.

Vemos ya en la descripción las numerosas contradicciones sobre las que se articulan las vidas de los protagonistas: condiciones motivadas por razones también confusas y actos terroristas que Veiel refleja sin miramientos, entre los orígenes sociales y los objetivos políticos de cada uno, entre la fuerza y la debilidad, entre razones personales (sexuales, por ejemplo) y la causa común. Estos dos últimos antagonismos se dan en mayor medida en el personaje de Ensslin, que va del estado de joven intelectual enamorada proveniente de un medio católico a admiradora de Kennedy y, posteriormente, a "Medea" (según Veiel) en apariencia indiferente con respecto a todo lo que le rodea (el hijo que ha tenido con Vesper incluido) porque la urgencia está ahí: en Vietnam, por ejemplo.

Por desgracia, mientras los documentos de época intervienen para recordarnos el orden en que tuvieron lugar la bomba atómica, el proceso de Nüremberg o la crisis de los misiles de Cuba, la película se olvida de los libros y de las paradojas de época para radicalizarse y, así, volver a recorrer con la llegada de Baader los caminos ya trillados. La coda, no obstante, corre a cargo del personaje de Vesper: se lo debía después de su interesante inicio y posterior confinamiento, como hizo la Historia, a un lugar secundario.

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(Traducción del francés)

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