11/09/2010

Álex de la Iglesia irrumpe en la rueda de prensa y abraza al presidente del jurado Quentin Tarantino, que ha dado dos premios, el Osella al mejor guión y el León de Plata a la mejor dirección, a Balada triste de trompeta [+lee también:
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entrevista: Álex de la Iglesia
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“No me llaméis maestro, me hace parecer un profesor, y a mí aún me queda mucho que aprender. Me siento feliz, estoy totalmente borracho. Hasta ahora había escrito todas mis películas con mi guionista habitual; por primera vez lo he hecho solo. Normalmente tengo que compartir los premios. Me habéis hecho una broma estupenda. Gracias”, ha declarado el director de El día de la bestia.

Sobre el vínculo con el Tim Burton de los inicios, que algunos han visto en su película, ha explicado que “si se trata de copias o ser influenciado, se me viene a la cabeza más Lon Chaney jr. Hoy día nadie hace nada nuevo. La postmodernidad es precisamente aprovechar el trabajo de los demás, tenemos que ser conscientes de ello. Lo que se premia en un festival es el mejor barman, el mejor preparador de cocktails. El truco es mezclar bien los ingredientes”.

¿Qué significa este premio para el cine español, en este 2010 lleno de éxitos para el deporte español? “Una gran alegría, porque no todo va mal. Al jurado diría que ha llegado el momento de ver el cine desde un punto de vista postmoderno. El talento de los miembros del jurado, que no intentan hacer cosas nuevas, es hacer las cosas bien. Hay un momento en que se distingue el talento del saber hacer y encontrar el espacio personal entre estos dos conceptos es el secreto del éxito. Uno como yo, que a veces no se ha encontrado a gusto en los festivales, tiene el derecho de decirlo”.

(Traducción del italiano)