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CANNES 2010 Quincena de los realizadores / F

Emociones adolescentes en Love Like Poison

por 

Un pueblo bretón caracterizado por el catolicismo y una adolescente de catorce años en la frontera entre la infancia y la madurez. Este es el tema que la joven cineasta francesa Katell Quillévéré ha tratado con gran sensibilidad en su ópera prima, i>Love Like Poison [+lee también:
tráiler
ficha de la película
]
, presentada hoy en la Quincena de los Realizadores.

Primeros besos, primer entierro, primeras tomas de conciencia de la fragilidad de sus padres que se están separando, primeras dudas respecto a la fe en la cual fue educada. La vida de Anna (Clara Augarde) navega en esta zona borrosa donde tiene lugar de modo secreto, tumultuoso y difícil el paso hacia la edad adulta. La adolescente vuelve a su pueblo durante las vacaciones escolares, pero sus puntos de referencia han vacilado en su ausencia. Su padre (Thierry Neuvic) abandonó el hogar, su madre (Lio) se desespera en el sentimiento de la humillación y su abuelo (Michel Galabru), en cama, se acerca poco a poco de la muerte. Llegado el momento de la ceremonia religiosa de su confirmación, Anna duda. Su cuerpo le envía señales estimulantes por el galanteo torpe de un vecino (Youen Leboulanger-Gourvil) y su espíritu debe absorber demasiadas emociones que la hacen desmayarse en un cementerio, luego en una iglesia. Tímida y silenciosa al principio de la película, la adolescente va salir de su crisálida y emanciparse de la tutela familiar y católica.

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Retrato muy logrado de esta edad con sus dudas y vacilaciones frente a lo desconocido, Love Like Poison se centra en su personaje principal cuyas más insignificantes variaciones son representadas con destreza con una mención especial para todas las escenas donde los dos adolescentes descubren el amor, rivalizando de conmovedora torpeza .

Rodado de modo sobrio a través de planos fijos o con plácidos movimientos de cámara y excelentes encuadres, el largometraje saca provecho de las secuencias en la naturaleza y numerosas escenas musicales destacan la intriga. Consigue también evitar cualquier juicio arbitrario sobre una cuestión religiosa, sin embargo muy presente, en particular, a través de un personaje sacerdote-confidente de la madre y de la muchacha, interpretado por Stefano Cassetti. A pesar de apoyarse demasiado en la cuestión del conflicto entre la carne y el espíritu, Love Like Poison no deja de ser un primer largometraje delicado y prometedor inscribiéndose con un talento personal en la estirpe de los numerosas jóvenes realizadoras franceses apreciadas estos últimos años en el Festival de Cannes (Mia Hansen Love, Lola Doillon, Cécile Sciamma, Eleonore Faucher, Axelle Ropert o Julie Bertucelli).

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(Traducción del francés)

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