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CANNES 2022 Quincena de los Realizadores

Fabián Hernández • Director de Un varón

"En comparación con otras películas colombianas, creo que mi acercamiento es más profundo y respetuoso al pueblo y al barrio"

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Fabián Hernández  • Director de Un varón

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, estrenada en la Quincena de Realizadores de Cannes, el director colombiano Fabián Hernández presenta una película que aborda con intimidad los códigos por los que se rige la masculinidad en la sociedad latinoamericana. Nos reunimos con el cineasta y hablamos con él sobre su propio vínculo emocional con el tema, y su deseo de retratar su país de origen de una manera menos explotadora y más respetuosa de lo que suele ser.

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Cineuropa: ¿Qué fue lo que te llevó a contar esta historia?
Fabian Hernández: La película surge de los recuerdos que tengo de mi adolescencia. Yo vivía en el barrio que vemos en la película, de hecho, mis padres aún viven allí, en pleno centro de Bogotá. Es un barrio que por desgracia es muy conocido porque tiene problemas sociales importantes, como el tráfico de drogas y la violencia. Cuando era joven, yo también formaba parte de uno de estos grupos. Más tarde, cuando empecé a pensar por qué me interesaba este mundo, me di cuenta de que lo hacía porque quería representar un determinado tipo de masculinidad. Desde entonces he estado reflexionando sobre ello. Tiene que ver con las herramientas que tenemos como adolescentes para poder crecer en este tipo de contexto. A esa edad, es muy importante formar parte de un grupo y ser aceptado. Recuerdo que de adolescente tenía muchas preocupaciones que no podía expresar delante de los demás. Son cosas en las que pienso mucho y de las que quería hablar en esta película.

La visión que se muestra aquí es una visión bastante oscura. 
En la película veo un cierto optimismo, puesto que el personaje es capaz de tomar sus propias decisiones, aunque el contexto sea difícil y sea imposible cambiar su realidad. Quería mostrar algo en lo que hubiera espacio para la ambición de la gente. Este tipo de barrios o países siguen en una dinámica muy constante: el pasado, el presente y el futuro no cambian mucho. No hay mucha esperanza en el futuro, por eso la esperanza la encuentro sobre todo dentro del personaje. Él tiene la posibilidad de elegir, al igual que yo la tuve. Yo también elegí dejar de juntarme con gente que no era buena para mí.

Da la impresión de que te resistes a utilizar el típico entorno que solemos ver en otras películas de América Latina.
Es cierto, los personajes de estos entornos se describen como víctimas; casi no tienen posibilidad de decidir nada. Para mí, era importante tener personajes que hablaran, que se expresaran, no quería mostrar sólo la violencia superficial de las bandas, como vemos en la mayoría de estas películas. En ellas aparecen barrios pobres, bandas, jóvenes sin ideas y sin la posibilidad de elegir la no violencia. En cambio, mi protagonista renuncia a la violencia. No quería reproducir las mismas imágenes que ya conocemos. En muchas películas existe el estigma de la droga, sobre todo en el cine colombiano. Veo que los equipos de rodaje llegan, hacen tomas del barrio y luego se van sin volver. Es una cosa que me enfada, es una forma de explotación que produce una cierta economía basada en clichés, una economía basada en el dolor de la gente. Para mí, era importante hacerlo de otra manera. A mi protagonista no le gustan las drogas ni la violencia. Me interesan las emociones y la intimidad de las personas. Creo que mi enfoque es más profundo y más respetuoso con la gente y el barrio.

¿Entonces, el mensaje principal de la película es que siempre podemos elegir, aunque estemos en una situación desesperada?
Así es, siempre es posible pensar y elegir. Pero otro aspecto importante de mi película tiene que ver con el peso de la sociedad, que nos empuja hacia algo que puede no estar en concordancia con lo que queremos. La sociedad, en diferentes contextos, nos empuja a adherirnos a ciertos códigos y nos moldea de esta manera.

¿Cómo encontraste a tu protagonista?
Todos los días salía por el barrio en su búsqueda, hasta que un día, me invitaron a un concierto de rap y lo encontré. Allí estaba, rodeado de varios tipos grandes y fuertes, y en sus ojos vi un deseo ardiente de formar parte de su círculo.

¿Cómo lo preparaste para interpretar el personaje?
Hablamos mucho, compartimos muchos momentos de nuestra vida cotidiana. No ensayamos demasiado y tampoco le di diálogos para que los memorizara. Le di un contexto y unas indicaciones, el personaje es una mezcla de mis experiencias y las suyas.

¿Cuáles fueron los aspectos más importantes para el concepto visual de la película?
Solemos pensar que una película que se desarrolla en un escenario así tiene la estética de una cámara en mano. Producimos imágenes vertiginosas para acentuar las emociones y crear situaciones peligrosas, pero yo quería una película más delicada, con cierta distancia, así que elegí imágenes más estables. Decidí observar, en lugar de dejarme llevar.

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(Traducción del inglés por Ainhoa Seuret Manzano)

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