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CANNES 2022 ACID

Jan Gassmann • Director de 99 Moons

"Mis películas nunca están alejadas de mí, necesito vivir lo que escribo"

por 

- CANNES 2022: Hablamos con el director suizo, cuyo último largometraje cuenta la historia de dos personas muy diferentes que no son capaces de vivir separadas

Jan Gassmann • Director de 99 Moons
(© Andreas Lentz)

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, que participa en la programación ACID del Festival de Cannes, es una película sobre la atracción sexual, pero también sobre la libertad. Su director, Jan Gassmann, cuenta la historia de dos personas muy diferentes que no son capaces de vivir separadas y que se ven atrapadas en una apasionada historia de amor que pone sus vidas patas arriba.

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Cineuropa: Relaciones, amor y sexo son temas centrales en tus trabajos. ¿Por qué te interesan tanto esas dinámicas?
Jan Gassmann:
Mis películas nunca están alejadas de mí, necesito vivir lo que escribo. Yo también quiero averiguar qué tipo de relación quiero experimentar. Esta búsqueda también tiene lugar a través de mis películas. En mi entorno, la búsqueda del amor parece haber sustituido la búsqueda de Dios. La determinación de encontrar tu “media naranja”, tu alma gemela, es una fuente de contradicciones. Y, por supuesto, hay lo que se llama en francés l’amour physique, una especie de relación que se caracteriza por su alta intensidad, el éxtasis y el desgaste emocional. El gran reto es transformarlo antes de que se enfríe y dar el siguiente paso. Eso es lo que intentan hacer mis personajes, Frank y Bigna.

Es la primera vez de tus actores delante de las cámaras. ¿Cómo los elegiste y cómo te ganaste su confianza, especialmente para las escenas más íntimas?
El proceso de casting se alargó casi dos años y probé cómo daban en cámara tanto actores profesionales como actores no profesionales. Conozco a Dominik [Fellmann], que interpreta a Frank, desde hace diez años: trabajaba de carpintero en mi película Off Beat [+lee también:
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. Hace tres años coincidí con él por casualidad y le dije que debería probar suerte en el casting. Mi directora de casting, Lisa Olàh, se quedó fascinada con su energía y le espoleó a aceptar. Valentina [Di Pace], que interpreta a Bigna, se presentó a través de las redes sociales y dejó muy buen sabor de boca desde el principio. Cuando al final hicimos una prueba con los dos juntos, todos sentimos que había mucha tensión entre ellos.

Una vez tomada la decisión empezamos a trabajar: improvisación y ensayos de escenas del guion. Pasamos mucho tiempo debatiendo sobre las motivaciones de los personajes. Unos meses antes de rodar empezamos a trabajar con Cornelia Dworak sobre las escenas más íntimas. Cornelia es coordinadora de escenas íntimas y nos facilitó las herramientas que necesitábamos para decidir cómo queríamos rodar dichas escenas, qué tabúes habría y cuáles eran los límites. Ya por último coreografiamos esas escenas. Fue un proceso lento que nos permitió trabajar con confianza en el set y al mismo tiempo sentirnos libres.

No me cabe la menor duda de que la forma en la que nos tocamos, la forma en la que hacemos el amor, es un espejo de nuestras relaciones y de nuestra sexualidad; es una forma de expresión que no se debería quedar al margen en el cine. Para mí, esas escenas no son solo “escenas de sexo” porque nos dan claves importantes para comprender la historia y la relación. Nos permiten zambullirnos en los personajes.

Tu manera de narrar la película es bastante seca, ya muchas cosas (entre ellas las intenciones y los sentimientos) se sugieren, más que se plasman. ¿Es una decisión deliberada el dejar que los espectadores vayan rellenando los huecos de la historia, que se desarrolla a lo largo de un extenso período de tiempo?
Sí, fue algo intencional. Es el tipo de narración y de interpretación que me gusta. También fue algo deliberado reducir al máximo los diálogos. La estructura de la película, que se compone de seis fragmentos en un período de 99 lunas, nos tenía que permitir centrar la atención en los momentos en los que Frank y Bigna están juntos, y no pretende ser obvia. Me gusta la idea de que quizá cada espectador haga una interpretación distinta de los “huecos” que no vemos en la pantalla.

¿Sería apropiado ver la película como una crítica o una reflexión sobre el modelo clásico de la pareja heterosexual y sus limitaciones?
Sí, es una crítica. Bigna y Frank intentan relacionarse de distintas formas, pero ninguna cumple con sus expectativas. No obstante siguen necesitando tener esas expectativas. Ambos entienden y sienten que la sociedad está cambiando: Frank, por ejemplo, descubre a través de Bigna una sexualidad que no se basa en la penetración, y eso es liberador para él. Bigna se cierra en banda al rol de madre, sabiendo que quiere seguir su pasión científica. Sin embargo tienen la tendencia a caer en los patrones del mundo tradicional. ¿Es posible que seamos una generación intermedia, la que ronda los 40 e imita a sus padres?

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(Traducción del inglés por Marcos Randulfe)

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