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BERLINALE 2022 Competición

Carla Simón • Directora de Alcarràs

"En esta película, son los hombres los que lloran"

por 

- BERLINALE 2022: Los niños están bien en la película de la directora catalana, pero los adultos son ya otra historia

Carla Simón • Directora de Alcarràs

En su película Alcarràs [+lee también:
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, que compite en la Berlinale, Carla Simón retrata a una familia de agricultores que sufren un duro golpe al enterarse de que están a punto de perder la tierra que han visto (y querido) como propia.

Cineuropa: Es una historia tan modesta que es fácil pasar por alto que muestra el fin de una era, al menos para esta familia.
Carla Simón: Fue algo difícil de desarrollar en cuanto al guion. Es una película sobre algo que sabemos que va a ocurrir, así que ¿cómo juegas con esa tensión? Sí, trata de la pérdida de unas tierras, pero en realidad se centra en las relaciones. Fue divertido crear esta pieza y ver cómo cada emoción que siente una persona puede afectar a alguien más.  

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Todos se enfrentan al problema a su manera, pero no hablan de ello. Lo experimentan solos.
Es lo que ocurre en las grandes familias, al menos de la forma en que yo las conozco: a veces no hablamos de las cosas, y todo se vuelve más complicado. También está la cosecha. Es el periodo de más trabajo para los agricultores, así que apenas tienen tiempo para conversaciones largas. Sufren en silencio y su viaje implica aceptar que este lugar, que es una pieza clave de su identidad común, está llegando a su fin.  

Cuando nos damos cuenta de que la familia no tiene ningún documento que pruebe que esa tierra es suya, parece absurdo. ¿Es una situación común?
Eso ya no ocurre, pero en el pasado era algo común. Esta familia ayudó a sus arrendadores durante la Guerra Civil. Por eso les permitieron cultivar sus tierras. Los acuerdos entre caballeros pasaban de generación en generación, hasta que alguien dijo: “La Guerra Civil fue hace mucho tiempo, quizás deberíamos hacer algo nuevo”. Sin embargo, en esta región en particular, las consecuencias de la guerra persisten. Hasta en el propio paisaje, ya que hay búnkeres abandonados donde juegan los niños.  

Por la forma en que grabaste la película, parece que eres uno de esos niños que siguen a todos.
Era importante que yo quisiera a esas personas, como directora. Es la mejor forma de retratar a una persona, incluso cuando no hace todo bien. Mi familia también tiene plantaciones de melocotones, así que es algo que me toca muy de cerca. Quería mostrar todas sus historias desde sus diferentes perspectivas, desde dentro. Teníamos que ser uno con esta familia; cuando el punto de vista cambia, lo aceptamos. Creo que eso hizo que parezca una historia más fundamentada. Con frecuencia, tendemos a tener una visión idílica de los entornos rurales, pero también es un trabajo duro y un paisaje duro.

Describes los paneles solares como la última amenaza, a pesar de ser muy celebrados. ¿De dónde surgió esa idea?
En esta región, hubo un “boom” de paneles solares hace unos años. Muchas personas talaron árboles para poner paneles solares. Y luego la ley cambió. No ganaban lo que pensaron que ganarían y, de repente, no había dinero. En España, la reputación de los paneles solares no es buena, aunque eso está cambiando. Mientras terminábamos la película, se empezaron a instalar muchos paneles en Alcarràs. Cuando te enfrentas a un dilema como ese, a una situación compleja, todo se vuelve más interesante.

Eres muy buena con los niños y recuerdo eso de tu película anterior. Pero tú optas por dejarlos ser.
Están buscando un nuevo lugar donde jugar; son los primeros afectados por todo esto. Los niños se adaptan más rápido que los adultos, encuentran una nueva guarida antes de que los adultos hayan decidido qué hacer. Sí, los dejo ser, pero nuestro proceso de casting es largo. Tener niños en el set también me ayuda a encontrar el tono adecuado para los actores. Cuando hay niños, los adultos no piensan en sí mismos, les prestan atención a ellos.   

Fue muy conmovedor ver cómo el padre finalmente se derrumba. No pensé que ibas a llegar hasta ahí. ¡Él es muy fuerte!
Él sabe que es inevitable, así que está en negación. Se centra en la cosecha y en el trabajo que implica, y ocurre en el momento menos esperado. En esta película, son los hombres los que lloran. Las mujeres tratan de mantener todo unido. Aceptan ciertas dinámicas, pero saben cuándo decir: “Basta”. Incluimos una canción como Patrona [jefa] para mostrar que hay una nueva generación abriendo esas puertas.  

Trabajamos mucho en eso con el actor en cuestión, que en realidad no es actor. Me dijo que hacía años que no lloraba. Cuando empezó, dijo: “Tengo esas jaquecas, no sé lo que siento”. No entendía lo que le estaba pasando. Volvió a emocionarse en el estreno [risas]. Así que ahora lo sabe.  

¿Decidiste incluir las protestas para subrayar el hecho de que no sólo se trata de una familia?
Mi familia cultiva melocotones y todavía sigue haciéndolo. Cuando empezamos este proyecto, dije: “Necesitamos un final feliz”. Pero luego hablamos con otras familias de agricultores y vimos que no tenían esperanza. Así que muchas personas están dejando sus tierras: no hay relevo generacional. No porque los niños no quieran hacerlo, sino porque no les pagan adecuadamente. Hay protestas cada año, pero no se consigue mucho con eso. Necesitaba mostrar lo que es la agricultura en la actualidad, no lo que era antes.

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(Traducción del inglés)

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