13/02/2022 - BERLINALE 2022: Preparaos, la nueva obra del director británico incluye indigestiones, juegos de poder y Spinal Tap

Cuando un colectivo culinario empieza a chocar durante su residencia artística, un escritor desafortunado llamado Stones (Makis Papadimitrou), contratado para informar sobre su proceso, se encuentra en el ojo de la tormenta. Pero, como sus problemas gástricos llaman la atención de la líder del colectivo (Fatma Mohamed), no se le permite mirar con seguridad desde el exterior. Hablamos con el director Peter Strickland sobre su película Flux Gourmet [+lee también:
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entrevista: Peter Strickland
ficha de la película], proyectada en la sección Encounters de la Berlinale.

Cineuropa: ¿Estabas ejerciendo algún tipo de venganza contra los periodistas haciéndole esas cosas malas al pobre Stones?
Peter Strickland: Curiosamente, el periodista no es parodiado en esta película. Siento mucha simpatía hacia él. A Stones le gustaría escribir sus propias cosas, pero como todos nosotros, necesita ganar dinero. Escribe lo que le piden que escriba; es el asistente de la prensa electrónica. Está en segundo plano, tomando notas de producción. Estas personas son invisibles; eso me interesaba. Creo que las personas de las que más me río en la película son los artistas.   

Bueno, a veces lo piden a gritos. En Berberian Sound Studio [+lee también:
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ficha de la película], ya parecías interesado en los sonidos que puede hacer la comida. Nunca se me pasó por la cabeza escuchar lo que estoy comiendo, pero quizás es hora de empezar a prestar atención.
Suena bien, ¿verdad? Viene de mucho, mucho tiempo atrás. En 1996, estaba en una banda llamada The Sonic Catering Band. Grabamos en la cocina, amplificamos el sonido y lo manipulamos. Usé un poco en Berberian Sound Studio, y ahora lo he usado para preparar el escenario. Quizás quería vender algunas canciones.  

Como persona que no cocina, me hiciste plantearme si es porque soy vaga o porque, como mujer, a veces sientes que tienes que hacerlo.
Esta es la primera generación que experimenta la liberación de la cocina: las mujeres más mayores estaban esclavizadas allí. Me preguntaba si alguien que ha cocinado durante toda su vida sin querer hacerlo se alegraría de que llegara una mujer más joven o se pondría celosa. Puedes llamarlo sátira, pero esto es bastante real.  

Cuando se trata de comer, algunas partes del proceso se celebran abiertamente, mientras que otras permanecen ocultas. Algo que, si lo piensas, no tiene ningún sentido.
A mí no me interesa impactar por impactar. Pero si provocas al público, le haces pensar en todos esos tabús. Decir que alguien es celíaco o tiene síndrome del intestino irritable. Estas cosas son muy, muy privadas e incómodas.   

Hay mucho sufrimiento en la película, y no sólo de naturaleza física. ¿Cómo te aseguraste de que haya conexión emocional, a pesar de la locura?
Mucho viene de la actuación. El personaje de Fatma es una mentirosa, básicamente eso es lo que hace. Miente sobre la escuela a la que fue, sobre su choque anafiláctico. ¿Cómo la haces agradable, aunque sea tan engañosa? El caso es que estoy abierto a los personajes malos en el cine. Por ejemplo, todo el reparto de El padrino, Withnail y yo, o el Dr. Glock de Flux Gourmet [interpretado por Richard Bremmer]. Los odiaría en la vida real, pero me encanta verlos en la pantalla.

En el propio colectivo, hay algo adorable en su ridiculez. ¡Hasta se levantan de la cama al mismo tiempo!
Así son las bandas. Es una versión exagerada, pero son como los perros y sus dueños. Empiezan a caminar de la misma manera y tienen las mismas expresiones faciales. Quizás no se levantan al mismo tiempo, pero hay un ritmo que comparten.  

Creo que me gustan las películas sobre bandas. Aquí, discuten por un flanqueador, que es un asunto menor, pero es indicativo de todos estos juegos de poder. Los ves continuamente en política, en artes creativas. La Elle de Fatma es como un parásito. Es una oportunista que se aferra a Stones como un percebe, explotando su sufrimiento y usándolo para impresionar a las personas. “Algo tan privado, sacrificado por el bien del arte”, dice en la película. Fue difícil grabar esa escena [de una gastroscopia]. Estás muy, muy expuesto, como intérprete y como personaje, abriéndote a lo desconocido. Tu mayor miedo como actor y como director es que rían de ti, pero no puedes avanzar si no corres ese riesgo.

(Traducción del inglés)