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ARRAS 2021

Kieron J. Walsh • Director de The Racer

"No hay razones para lanzarse a la guerra por una frontera"

por 

- El director irlandés, que se pasó por el Arras Film Festival, nos habla de su última película y de su nuevo proyecto, Skintown

Kieron J. Walsh  • Director de The Racer

El director irlandés Kieron J. Walsh, conocido principalmente por When Brendan Met Trudy y Jump [+lee también:
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(presentadas en Toronto en 2000 y 2012), estuvo presente en el 22º Arras Film Festival con su nueva película, The racer [+lee también:
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, proyectada en la sección Découvertes européennes (y que Épicentre Films distribuirá en Francia el próximo 22 de junio), y con su proyecto Skintown, que presentó durante la 10ª edición de la Bolsa de ayuda al desarrollo de los Arras Days.

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Cineuropa: ¿Cómo conseguiste un grado de realismo tan alto en The racer, sin ser un entusiasta del ciclismo?
Kieron J. Walsh: Ciaran Cassidy empezó con el guion y me hizo interesarme por este universo. Lo leí y empecé a hacer investigaciones y, una vez que empecé, no pude parar: vi todas las películas sobre ciclismo, leí muchos libros, hablé con muchas personas. Me sumergí en el mundo del ciclismo durante cuatro o cinco años. Asistí a carreras: el Giro cuando vino a Irlanda, los clásicos de Flandes, etc. Me convertí en un apasionado de este deporte, en particular por el Tour de France, que probablemente es el más difícil, el más extremo de todos los deportes del mundo, incluso más que escalar el Everest. Lo que más me interesó fue la figura del compañero de equipo, el sirviente, el gregario, ese tipo que no tiene derecho a ganar, cuyo salario no es tan importante (sobre todo en 1998, la época de la película) y que no obtiene ninguna gloria. Este tipo de personaje me intrigaba mucho, pues estos compañeros de equipo son muy respetados en el pelotón y en sus equipos, pero fuera, nadie sabe quiénes son. Me preguntaba cómo una persona así podía estar satisfecha con su vida. Ese fue el punto de partida de la película, al que se añadió el hecho de que en Dublín todo el mundo tenía una visión del Tour de France como un acontecimiento muy glamuroso, un deporte espectacular con grandes campeones. Pero la realidad era mucho menos bonita, incluso bastante sórdida, ya que después del Tour de France de 1998 se hizo evidente que las cosas no eran lo que parecían y que había algo podrido hasta la médula.  

Efectivamente muestras el lado oscuro, la EPO, etc., pero nunca juzgas a tus personajes. Es más bien un estudio familiar desde dentro.
Yo no puedo juzgar a nadie en esa situación. En 1998, todo el mundo o casi todo estaba dopado en el Tour de Francia, así que, si querías ser competitivo, doparse era casi una obligación. Yo no estoy para nada de acuerdo con que los deportistas se dopen, pero en esa época era difícil escapar. De todas formas, yo sentía simpatía por Dom, mi personaje principal, me sentía triste por él y quería que lograra salir de esa terrible situación, así que no quería ni juzgarlo ni ser moralista. Porque lo que necesitaba era ayuda. Pero nadie podía dársela. Hablé con muchos ciclistas profesionales y antiguos profesionales que tenían ese rol de compañero de equipo y todos son buena gente, de gran corazón, aunque algunos están un poco perdidos en sus vidas.

Parece que también hay drogas en tu próximo proyecto, Skintown, que presentas en la Bolsa de ayuda al desarrollo de los Arras Days.
Es verdad (risas). Éxtasis. Es una película de época que se sumerge en Irlanda del Norte en 1994. En ese momento, justo antes del alto el fuego, los adolescentes que crecían allí estaban acostumbrados a ver helicópteros militares circulando de forma permanente, soldados en las calles y mucha violencia sectaria. Era la vida “normal”, por lo que muchos jóvenes querían dejar el país. Mi historia se centra en dos adolescentes que sueñan con exiliarse, y que al mismo tiempo descubren el éxtasis. Se abre para ellos una oportunidad de ganar suficiente dinero para poder irse: vender éxtasis en una nueva discoteca de raves cuyos clientes habituales son paramilitares. Es una idea loca, pero deciden darle una oportunidad. Todo se desarrollará en una noche, tendrán éxito en su negocio pero el precio a pagar será muy alto… Ya se han hecho películas sobre el conflicto en Irlanda del Norte, pero nunca sobre la coincidencia de la llegada del éxtasis al país y sobre los avances en el proceso de paz.

¿Cuál sería tu plan ideal para Skintown?
Me gustaría grabar en septiembre. Ya tenemos el apoyo del Irish Film Board, de Screen Ireland y de Northern Ireland Screen. La película se desarrolla sobre todo por la noche, algo que cuesta más en el rodaje. Todavía tenemos que completar la financiación y es un poco más complicado que en otras circunstancias porque los actores principales serán jóvenes desconocidos. Pero creo que es importante captar esta época ahora debido al Brexit, que volvió a traer problemas a Irlanda del Norte. Espero que la película transmita un mensaje positivo a un público joven: no hay razones para lanzarse a la guerra por una frontera.

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(Traducción del francés)

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