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ZURICH 2021

Julia Furer • Directora de Love Will Come Later

“Cuando profundizas es cuando la cosa se pone interesante”

por 

- En este documental, la directora se va a Marruecos a acompañar a Samir en su búsqueda del amor

Julia Furer  • Directora de Love Will Come Later

Samir está buscando el amor; así de simple. Solo que no es tan simple en realidad, porque su familia quiere que se quede en casa y acepte un matrimonio concertado. Pero Samir, cuyas anteriores relaciones han terminado todas en el aeropuerto, sigue empeñado en irse a Europa. Hablamos con la directora Julia Furer sobre su documental Love Will Come Later [+lee también:
crítica
entrevista: Julia Furer
ficha de la película
]
, que se presentó internacionalmente en la competición Focus del Festival de Zúrich.

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Cineuropa: A veces es difícil hablar de culturas que no son la propia. ¿Cómo fue en tu caso?
Julia Furer:
Tuve una relación muy larga con un hombre marroquí. Todo el mundo comenta siempre este tipo de parejas: “¿Cómo podéis estar juntos? ¿Por qué estáis juntos?”. Era algo diferente desde el punto de vista europeo, pero también me di cuenta de que nadie habla desde la otra perspectiva. ¿Qué supone para alguien como Samir decidir si debe irse o luchar por el amor? Quizá la idea era mirar más allá de los estereotipos. Tendemos a pensar que solo las mujeres van a la peluquería y hablan de sus sentimientos. ¡Pero los hombres también lo hacen! Me impresionó mucho ver que el amor impregna esta cultura. Está en la poesía y en la música. Todo el mundo habla de ello muy abiertamente.

Eso es sorprendente. ¿No supuso para ellos un problema que escucharas a escondidas estas conversaciones?
Al principio me costaba incluso explicar el tipo de documental que quería hacer. Siempre digo que hay ciertos tipos de películas que ya conocemos: una anciana llorando frente a una casa que acaba de ser destruida, o un canal de documentales de TV donde sale un elefantito. Pero yo quería mostrar a la gente hablando de sentimientos. En aquella cultura, nadie enseña a su mujer ni su casa; es una cultura de la intimidad. Ahora está cambiando, pero eso fue quizá lo que más nos costó. Fue importante pasar tiempo juntos, también sin la cámara delante, ganarse el respeto poco a poco. Los marroquíes no te abren las puertas fácilmente para que filmes a su madre. Pasé mucho tiempo con gente que tiene una filosofía de vida diferente, como la hermana de Samir, pero al final todo es cuestión de respeto.

Respecto a los matrimonios concertados, normalmente se muestra el lado de las futuras novias, no tanto el de los hombres, ¿no?
Sería mucho más difícil filmar a una mujer marroquí, aunque ellas también tengan aventuras y relaciones sexuales, porque podrías destrozarle la vida. Al principio, tenía varios protagonistas, pero decidí profundizar en una única vida. Cuando profundizas es cuando la cosa se pone interesante. Creo que el trato tan fácil de Samir ayudó mucho, también durante el rodaje. Pero costó mucho contar su historia, ya que gran parte de ella tenía que ver con su vida interior. Mucha gente no entendió por qué lo habíamos elegido a él. “¡Siempre está cansado!”, comentaban. A mí me parece un personaje cálido, vi algo en él, pero no todo el mundo lo vio.

¿Cómo consigues ganarte la confianza de la gente y convencerla de que sea natural ante la cámara?
Hay un debate eterno sobre lo que es natural y real y lo que no. Cuando hay una cámara de por medio, las personas actúan diferente; es normal. Cuando estaba rodando el documental, solo hablaba lo básico en árabe: todo muy simple, fatal. Muchas veces no encontraba las palabras en estas escenas, así que la confianza fue clave. Más tarde, me ayudaron muchos intérpretes de forma altruista, porque no teníamos dinero para ello, pero me di cuenta de que los protagonistas se sentían mucho más cómodos por el hecho de que a veces no entendiera lo que decían. Siempre grabábamos con varias cámaras para captar las distintas expresiones, y en eso nos centrábamos cada vez que nos perdíamos, esperando que todo saliera bien.

También muestras el mundo de Samir que hay fuera de su casa, sales a la calle. ¿Evitaste a propósito que estas escenas parecieran muy turísticas?
Esto nos costó muchísimo, la verdad. Si quieres mostrar una ciudad, las imágenes típicas tienden a surgir solas. Siempre pasa: vas a París y acabas grabando la Torre Eiffel. Pero eso no cuadraba con esta película. Además, grabar en exteriores es difícil, incluso si tienes permiso. Te interrumpen todo el tiempo. Teníamos que estar muy atentos a lo que mostrábamos, porque mucha gente no quería salir. Era imposible que fuera totalmente espontáneo.

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(Traducción del inglés por Sara Hernández Pozuelo)

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