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SAN SEBASTIÁN 2021 New Directors

Emanuel Pârvu • Director de Mikado

“Sé que una película no puede cambiar el mundo, pero sí puede suscitar preguntas”

por 

- Hablamos con el director rumano, que parece decidido a llegar hasta el fondo de las situaciones familiares complicadas en su segundo largometraje

Emanuel Pârvu • Director de Mikado

El actor, guionista y director rumano Emanuel Pârvu presentó internacionalmente su segundo largo, Mikado [+lee también:
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, en la sección New Directors de la 69.ª edición del Festival de San Sebastián. Nos cuenta qué es lo que más le interesa cuando hace cine y a qué dificultades se enfrenta la industria cinematográfica rumana.

Cineuropa: ¿Esta historia tiene algo autobiográfico? ¿Qué es lo que más te interesaba, como director, al contarla?
Emanuel Pârvu:
La idea de esta película surgió hace mucho tiempo, pero no había podido materializarla hasta ahora. La premisa de la historia es en cierto modo autobiográfica, en el sentido de que alguien le dio a su hijo un regalo, y ese regalo acabó siendo regalado a otra persona. Pero, en mi caso, el regalo llegó a un niño de un orfanato. Todo lo demás es ficción, gracias a Dios. Cuando por fin decidí convertir esta idea en un guion, quedé con [el guionista] Alexandru Popa. Tras meses de trabajo, reescritura y debates con la productora Miruna Berescu, por fin tuvimos un borrador con el que ensayar.

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Mi principal objetivo era tratar un tema que me preocupa. Sé que una película no puede cambiar el mundo, pero sí puede suscitar preguntas que nos hagan cambiar como seres humanos. El origen del mal, el libre albedrío y la teodicea, vistos desde la perspectiva del instinto de supervivencia: esos son los temas que quería explorar en mi película. Y creo que deberíamos reflexionar sobre ellos más a menudo.

Las dos películas que has hecho hasta ahora tratan la relación entre un padre y su hija. ¿Qué legado deberíamos dejar a las próximas generaciones?
Después de Meda or the Not So Bright Side of Things [+lee también:
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, pensé que era mejor que me centrara en la relación entre familiares biológicos [en Meda trató la relación entre una adolescente y su padre adoptivo]. Me parecía un buen punto de partida para explorar la complejidad del amor y todos sus ingredientes –atención, cuidado, compromiso, confianza…–, mostrada desde el punto de vista de un imprevisto, una “casualidad”. Esto me hizo plantearme una pregunta: “¿Cuánto de lo que hacemos puede dar forma a nuestro destino?”.

Creo que el legado que deberíamos dejar a las siguientes generaciones debería ser moral y cultural. Hoy en día, es fácil confundir el éxito con el valor, la impertinencia con la valentía y el orgullo con la dignidad. El amor entre un padre o madre y sus hijos es el más potente que existe. ¿Qué podemos hacer para que este amor no sustituya el cuidado por el control, los mimos por la indulgencia o la libertad por el abandono?

¿Cuál es tu postura sobre Cristi, tu protagonista? ¿Lo juzgas de algún modo?
Nunca lo he juzgado. Creo que su forma de amar a su hija es muy común; lo vemos en todo momento. Los padres siempre creemos que sabemos más, y quizá sea esa la forma más rápida de cargarse la relación con un adolescente; una relación que ya es difícil de por sí. En mi vida real, hago todo lo posible por no ser Cristi, aunque reconozco que tengo que esforzarme mucho por contener el impulso. Pero intento confiar en mi hija y no estar todo el rato controlándola.

Eres un actor consumado. ¿Te ayudó eso cuando empezaste a dirigir?
Mucho, la verdad. Era consciente de lo difícil que era estar al otro lado de la cámara, y dirigir. Y, lo que es más importante, sabía lo importante que era decirle al director que podía contar contigo. Si me permites esta analogía, en la creación de una película hay cuatro perros que tiran de un trineo (y lo digo sin desdeñar el trabajo de los demás departamentos): el productor, el director, el protagonista y el director de fotografía. Si alguno de los cuatro tira en una dirección distinta, el trineo puede volcar.

Por cierto, cada vez hay más voces en el cine rumano que se quejan de que los cineastas no estáis recibiendo el apoyo que necesitáis o merecéis. En tu opinión, ¿qué pueden hacer las autoridades rumanas al respecto?
Hace falta mejorar la financiación; creo que el cine debería recibir dinero del presupuesto estatal, igual que el teatro. Siempre habrá gente que se queda fuera [del pódium en las competiciones de proyectos], y esto es muy frustrante. Siempre habrá cineastas que se sientan perjudicados, pero la implicación del Estado haría que este sector, que tantos éxitos internacionales ha traído al país, viviera un poco más tranquilo.

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(Traducción del inglés por Sara Hernández Pozuelo)

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