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VENECIA 2021 Competición

Gabriele Mainetti • Director de Freaks Out

Freaks Out es hija de la era Trump"

por 

- VENECIA 2021: El director italiano habla sobre su segundo largometraje, el trabajo en su música y las dificultades de producción de un proyecto colosal de larga gestación

Gabriele Mainetti • Director de Freaks Out
(© La Biennale di Venezia - Foto ASAC/Giorgio Zucchiatti)

Cineuropa habla con Gabriele Mainetti, director de Freaks Out [+lee también:
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]
, presentada en competición en la presente edición del Festival Internacional de Cine de Venecia. Hablamos del reparto, de los temas principales de la película, del largo proceso de producción y del trabajo que supuso la música.

Cineuropa: ¿Por qué es importante contar la historia de Freaks Out en la actualidad?
Gabriele Mainetti: Mi objetivo es hablar del mundo moderno a través de una historia que entretenga a las personas. Es muy importante recordarle al mundo entero hasta qué punto la diversidad es una parte central de nuestra vida humana. Freaks Out intenta poner la rareza y la diferencia en el centro del relato, y reconoce esta diferencia en el protagonista, que es el único que no parece raro. En mi mente, es como si todos fuésemos raros; todos tenemos un lado oscuro, todos somos diferentes. Nuestra identidad nos hace únicos. Cuando intentamos encajar en un contexto social más “normal”, solemos negar nuestra identidad y eso genera una rigidez terrible. Freaks Out es hija de la histórica era Trump, la hemos trasladado a la época del “poder blanco”. Mientras tanto, la política italiana sigue intentando aniquilar la mera idea de diversidad, como si hubiera una forma de ser correcta, o una persona más merecedora que otra. Por eso queríamos usar esta película para hablar de nuestras propias rarezas, y del respeto necesario hacia todas nuestras identidades. 

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Franz Rogowski interpreta al villano en esta película. ¿Por qué lo elegiste para ese papel?
Tengo una historia divertida que nadie conoce. Al principio, me presentaron a un actor alemán muy conocido, pero no entendía por qué no podía hacerle una prueba. Pasé un poco de tiempo con este actor, preguntándome si era el adecuado para el papel o no. Luego, me rebelé contra dicha recomendación, y viajé a Alemania para hacer castings. La primera persona a la que vi fue a Franz Rogowski y me dije: “¡Ahora tengo que ver a los demás cuando ya he encontrado a mi protagonista!”. Lo elegí porque nos comprendimos mutuamente a nivel físico y emocional… Soy director de cine y no puedo no estar atento a la forma… Para mí, la forma debe estar en equilibrio con el contenido. De alguna manera, Franz consiguió responder a esta difícil pregunta. Es un gran actor y era el adecuado para encarnar a un alemán raro que aspiraba, en vano, a convertirse en algo más.

A nivel de producción, era muy complicado…
Sí, pero en cierto punto lo importante es el resultado. Es cierto que es complicado hacer estas películas en Italia. Suena engreído, pero [lo conseguimos] porque soy productor, como Occhipinti, de lo contrario hubiera sido imposible. Yo me encargué de la producción ejecutiva de la película, llevé la producción hacia adelante con mi equipo y dije: “¡Vamos!”, a pesar de las discusiones y todo. Al final, conseguimos hacer la película que queríamos.  

¿Cuál fue el principal reto durante la fase de escritura?
Siempre digo que todo se hizo antes. La principal dificultad que nos encontramos Nicola Guaglianone y yo fue inyectar originalidad en la película, su propia identidad. […] Ser capaces de atraer a los espectadores y llevarlos de viaje. Cuando trabajas con una polifonía de géneros, si no puedes “entrar en” la película, sólo oirás caos, y puede que no la disfrutes. Esa fue la parte más difícil: encontrar el pegamento para unirlo todo.

¿Cuáles eran tus referencias musicales mientras componías la música de la película?
Intentamos mirar a los mejores: Ennio Morricone, John Williams, Nino Rota, Hans Zimmer, Johann Johannsson, Gerry Goldsmith, el genio Alfred Newman, y ahí lo dejo. Veo a estos músicos brillantes y una serie de ramas y caminos que emanan de estos maestros. Nosotros [Mainetti y su compañero compositor, Michele Braga] intentamos comprender cómo estos maestros comentaron previamente este tipo de película. Después, saltamos hacia adelante y hacia atrás en el tiempo, revisitando la gran música que inspiró a estos compositores: Korngold, Šostakovič, Stravinskij… Intentamos reproducir, con nuestras mejores habilidades creativas, una identidad sólida y funcional. Hay una combinación de instrumentos más pobres —la mandolina tenor, el mandocello, la mandolina, la balalaika—, que dialogan con un grupo de instrumentos más elevados: la orquesta de Praga (cuerdas, e instrumentos de madera y viento metal).

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(Traducción del italiano)

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