12/08/2021 - La directora francesa nos habla de su primer largometraje, un himno poético a la adolescencia que pone en escena una juventud a flor de piel, a la vez fuerte y atormentada

L’été l’éternité [+lee también:
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entrevista: Émilie Aussel
ficha de la película], producida por la firma con sede en Marsella Shellac y proyectada en la sección Cineasti del Presente del Festival de Locarno, deslumbra por su frescura y por la brutalidad del traumático suceso que cambia para siempre la vida de su protagonista. Su directora, Émilie Aussel, habló apasionadamente sobre su visión personal del cine, sus referencias artísticas y su amor por la ciudad de Marsella, que caracteriza a todas sus películas.

Cineuropa: ¿Cómo trabajaste con tus actores jóvenes para conseguir tanta intimidad y espontaneidad?
Émilie Aussel: Yo misma dirigí el casting, que consistía en varias sesiones, y que duró varios meses. El proceso de audición mismo implica un encuentro muy íntimo con los actores. Elijo a gente muy joven porque tiene una experiencia de vida similar a los personajes. Lo llamativo de esta película es que escribí un guion para el que no conseguimos financiación de la manera que buscábamos, pero decidimos hacer la película de todas formas. Este cambio inesperado produjo varios cambios, principalmente de naturaleza geográfica. Siempre he grabado mis cortometrajes en Marsella, pero este largometraje no se iba a grabar allí. Terminamos ambientándolo en Marsella, donde vivo, una ciudad que amo y que he grabado mucho. Implicó una mezcla de casting callejero, anuncios, boca a boca, y lo hicimos todo ahí mismo con una joven que me ayudaba. Una vez que encontramos a los jóvenes, volví a escribir el guion con ellos, y volví a desarrollar todos esos personajes con ellos; contamos la misma historia, pero con jóvenes que no se parecían en nada a los que había imaginado en el proyecto inicial. Volviendo a los actores, pasamos mucho tiempo ensayando, trabajamos intensamente la improvisación para acercarlos a sus personajes y forjar vínculos entre ellos. Siempre hay un intercambio en cuanto a sus vidas privadas, los obstáculos que pudieron haber superado en sus vidas, que también conozco y que me ayuda a alimentar la historia y los momentos más ficticios de la película. Cuando llegamos a la etapa de grabación, todos estamos listos porque hemos pasado mucho tiempo juntos. Los actores reciben su guion una semana antes del rodaje, pero en realidad ya se lo saben de memoria. Mi obra gira en torno a la memoria, los diálogos, que están escritos a medias y que pueden ser reinventados. Me gusta enfrentar a las personas/a los personajes a situaciones hasta cierto punto documentales, pero que contengan argumentos específicos. Por eso, la película pasa mucho tiempo en el límite entre algo muy natural y algo mucho más elaborado y ficticio.  

Lo fascinante de tu película es precisamente esa mezcla entre realidad y ficción, lo natural y lo irreal. ¿Cuál es tu relación con el cine documental?
Estudié bellas artes en Le Fresnoy y luego empecé a hacer películas cinematográficas en Marsella. Hice cuatro largometrajes, cada uno enfocado en grupos de jóvenes. A menudo, me inspiré en las personalidades de los jóvenes a quienes elegí para crear estos personajes. En cuanto a la escritura, me gusta mucho viajar ida y vuelta entre personajes ficticios y personas reales. Quizás eso me ayuda a evitar ceñirme demasiado a una idea de lo que creo que son los jóvenes.  

Lo bonito y poderoso de tu película es la relación íntima que se establece entre el paisaje y tus personajes, una relación casi pictórica. ¿Cómo trabajas para conseguir este efecto y crear este vínculo? ¿Cuáles son tus referencias?
Siempre me ha interesado la pintura romántica o impresionista. Me gusta pensar en mis películas como pinturas de sentimientos, combinar paisajes y personajes. En todas mis películas, me gusta decirme a mí misma que los paisajes sienten lo mismo que los personajes. Intento encontrar vínculos entre esos dos mundos. En cuanto a mis referencias cinematográficas, están Antonioni y Gus Van Sant. En la fotografía, puedo hablar de Wolfgang Tillmans, y en pintura, de Peter Doig. Para mí, el paisaje y los cambios de luz son tan importantes como los personajes. Crecí en el sur de Francia y creo que gran parte de imaginación se desarrolló allí. Crecí con cierta luz; el mar Mediterráneo no estaba muy lejos, había mucha naturaleza y cielo. El mar está presente en todas mis películas.

(Traducción del francés)