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LOCARNO 2021 Competición

Neus Ballús • Directora de Seis días corrientes

“Encuentro fascinantes las experiencias que todos llevamos a nuestras espaldas”

por 

- La cineasta catalana habla de su tercera película, de nuevo un híbrido entre la ficción y el documental que tiene a actores no profesionales de protagonistas

Neus Ballús • Directora de Seis días corrientes

Neus Ballús sorprendió con su ópera prima, La plaga [+lee también:
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, título de no ficción interpretado por no actores, que se pudo ver en la Berlinale 2013, para regresar a aquel festival seis años después con El viaje de Marta [+lee también:
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, esta vez con Sergi López al frente de su reparto. Ahora, en competición por primera vez, en el 74º Festival de Locarno, retoma algunos elementos de sus trabajos previos en Seis días corrientes [+lee también:
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entrevista: Neus Ballús
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, crónica de lo que su título anuncia: la semana laboral de un pequeño grupo de fontaneros.

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Cineuropa: Sorprende el humor que destila tu nuevo film…
Neus Ballús:
Yo quería aproximarme a la comedia, pero no me atrevía a decirlo durante su preparación, porque vete a saber lo que salía… pero mi intención era abrazar este género híbrido que se ha usado desde los inicios del cine, porque genera una aproximación muy fuerte a la realidad, y ésta no es solo drama, sino también surrealismo, ternura y otras muchas cosas. Lo quise meter todo ahí, lo que vemos cada día y no nos fijamos en ello.

Además, la comedia es también un buen instrumento para abordar asuntos importantes sin caer en intensidades…
Esto me lo permitió mucho el encontrar a Valero, el protagonista, para mí el “Jean Reno español”, que fue clave en el proceso: estas películas son tan permeables a lo que hallas en el proceso, que tus intenciones a veces se tienen que amoldar a la realidad y no al revés. Esto es una gran lección de humildad, pues la realidad no te da siempre lo que quieres. Pero él aportaba dos cosas: la capacidad de ser muy bestia en representar un personaje que reconocemos, que tiene prejuicios y es racista, pero que a la vez es inteligente y con réplicas brillantes, con quien nos podemos sentir identificados.

Precisamente, ¿cómo encontraste a tus actores-personajes?
Mi método siempre es el mismo: instalarme en los lugares donde ellos están; así me introduje en la escuela de instaladores de Barcelona, donde dan clases a los técnicos. Allí les observé, tomé algunas fotos y hablé con algunos: conocí a mil personas y los que me gustaron pasaron por improvisaciones, para ver si podía construir una película a partir de ellos.

¿Ha habido ensayos o ayudas de coachs?
Ambas cosas: hemos estados dos años haciendo encuentros periódicos, donde jugábamos con improvisaciones a partir de situaciones que habían vivido, poniéndoles al límite emocional. Así fui encontrando a los personajes y las historias también, escribiendo el guion en paralelo. Al final de este proceso y en el rodaje me ayudó un coach. Pero nunca ensayamos las escenas de la película, porque todo lo que pasa es sorpresa para los protagonistas: no saben ni a quién se van a encontrar en la escena, ni cuál es la avería que deben solucionar, ni lo que tiene que pasar. Pero ellos tienen que estar preparados para atreverse a sentir las emociones que surjan.

Las situaciones que vemos… ¿están inspiradas en sucesos pretéritos o han sido creadas?
Todo está basado en historias que me han contado y en personajes que ya conocía, como el fotógrafo, el psicoanalista o la camarera del bar: además, mi padre es fontanero, por lo que tenía muchas historias en mi memoria, como el trato de desprecio de clase que reciben en algunos lugares. Ordené las anécdotas para que el film fuera diverso, para que les pudiéramos acompañar durante una semana y así el espectador tenga la sensación de convivir con ellos y ser testigos de la diversidad de hogares y formas de vivir.

La película es también un retrato del momento y la sociedad en que vivimos. Pero, ¿por qué tanta fijación en trabajar con actores no profesionales?
Lo he discutido mucho con Sergi López, el único actor profesional con quien he trabajado. Yo vengo del documental y encuentro fascinante la experiencia que todos llevamos a nuestras espaldas, por lo que me parece absurdo no aprovecharla como un material más. Creo que así también se visibilizan muchas realidades y profesiones.

Con tus largometrajes previos estuviste en Berlín y ahora compites en Locarno: tres films, tres festivales.
Me siento muy afortunada porque sé que mis obras son singulares y con una metodología que encaja poco con la industria: es arriesgado producirme, porque no es fácil. Así que me siento afortunada de que los festivales detecten que aquí hay una voluntad de novedad, de probar, de investigar, de hacer llegar más lejos el género e incorporar experiencias.

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