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CANNES 2021 Semana de la Crítica

Emmanuel Marre y Julie Lecoustre • Director y directora de Rien à foutre

"Nuestro método de trabajo es artesanal, una búsqueda permanente"

por 

- CANNES 2021: Los directores, que trabajan entre París y Bruselas, hablan sobre la soledad moderna que retratan en su primer largometraje

Emmanuel Marre y Julie Lecoustre  • Director y directora de Rien à foutre
(© Aurore Engelen)

Cineuropa habló con Emmanuel Marre y Julie Lecoustre, que unieron fuerzas para presentar su primer largometraje, Rien à foutre [+lee también:
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, seleccionada por la Semana de la Crítica del 74º Festival de Cine de Cannes. La película es una continuación de su relación como directores, que empezó con el mediometraje D’un château l’autre, y con la que se han mantenido fieles a una forma de cine naturalista, llena de eventos inesperados e inscrita en una ética y estética apasionadamente artesanal.

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Cineuropa: ¿Cómo y durante cuánto tiempo habéis trabajado juntos?
Emmanuel Marre: Hemos trabajado juntos desde D’un château l’autre. Empezamos con la idea de una película, escribimos el guion, pensamos en cómo vamos a hacer la película juntos físicamente. Pero la mayor parte de nuestro trabajo requiere extensas discusiones por la noche. Es como una conversación larga e ininterrumpida.  

Julie Lecoustre: Emmanuel ya había empezado Rien à foutre cuando estábamos haciendo D’un château l’autre. Me uní para escribir el guion. Siempre estuvo claro que lo usaríamos como guía, que lo dejaríamos a un lado a la hora de grabar para asegurarnos de que dejábamos lugar a lo inesperado. En realidad, es un trabajo artesanal. Si pasamos por un fondo que nos interesa, paramos. Pensamos en lo que vamos a grabar al día siguiente, en lo que queremos intentar. Es un proceso de búsqueda constante. Grabamos con un equipo muy pequeño y un sentido muy fuerte de la camaradería, y eso es muy importante para nosotros.  

¿Cuáles son los temas de Rien à foutre?
E.M.: Quería explorar un estado de soledad muy moderno; una soledad que viene de un mundo donde tenemos muchas opciones… Este vasto número de opciones termina rompiendo lazos entre las personas; nos enfrascamos en nuestros propios asuntos, emprendedores de nosotros mismos. En un momento dado, todas esas ideas se asocian a una imagen muy simple y concreta y, para mí, esa imagen era la de una azafata en un vuelo de bajo coste entre Barcelona y Bruselas. Se sentó para el despegue y pude ver en su cara que estaba experimentando algo bastante intenso; parecía perdida y desesperada. Treinta segundos después, tuvo que volver a ponerse su máscara de azafata de vuelo, sonreír y servir a los pasajeros. Queríamos hacer una película para contar nuestra versión imaginaria de la vida de esa azafata.

J.L.: Nos parece emocionante ver cómo se desarrolla el mundo interior en los espacios públicos y cómo se puede transmitir con brillantez a través del personaje de Cassandre.

También es una comedia sobre las apariencias; Cassandre viste su uniforme como si fuera una armadura.
J.L.: Sí, ella viste el uniforme como si fuera una armadura capaz de proteger sus emociones del resto del mundo. Cuando todo se derrumba y fragmenta, los seres humanos crean una distracción, como hace Cassandre. Ella vuelve a enfrentarse al mundo en la segunda parte de la película. Adèle Exarchopoulos tiene una cualidad que puede parecer bastante básica, pero que en realidad es sorprendente, y es su experta intuición para la interpretación, hasta el punto de crear un nuevo personaje al que nosotros no conocíamos.

También es una película sobre el sufrimiento…
E.M.: Sí, sobre cómo experimentamos físicamente la pérdida. Trabajamos duro, no tanto en los aspectos psicológicos del sufrimiento, sino en todos los lugares donde se puede sentir físicamente esa ausencia en la vida cotidiana.

¿Podríais hablarnos de la grabación y de cómo trabajasteis en las imágenes de la película, que difieren en las dos partes de la historia?
E.M.: Trabajamos en el trasfondo con la idea de que todo lo que grabáramos formaría parte de un eje, no nos enfocamos en ninguna acción. Estábamos limitados por el espacio de la cabina del avión, y las tomas eran más cercanas, menos abiertas. Para las escenas fuera del avión, intentamos abrirnos al decorado, al espacio, a la posibilidad de sacar las cosas al aire libre. En cuanto a la edición, trabajamos siguiendo un principio bastante arriesgado, pero importante para nosotros. En una dramaturgia tradicional, la paz debería aparecer poco a poco. Hicimos lo contrario: la película se ralentiza cuando ella se va a su casa. También jugamos con la luz; desde la excesiva iluminación del mundo de la aviación y de las fiestas a las que asiste Cassandre, hasta la oscuridad, el regreso de la noche. Hay algo relajante en ello. Para nosotros, no llegas a la verdad de un personaje con la máxima iluminación, sino aceptando que sólo llegarás a ver destellos de él. Los personajes son ellos mismos cuando están en la oscuridad.

J.L.: Vamos de una vida episódica y elíptica, donde no sabes si ha pasado un día o un mes entre las escenas, a un lugar donde puedes tener una sensación de duración de los días, las noches y el tiempo que pasa.

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(Traducción del francés)

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