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CANNES 2021 Semana de la Crítica

Clara Roquet • Directora de Libertad

“Puedes crear tu propia forma de dirigir”

por 

- CANNES 2021: La –hasta ahora– guionista colaboradora de Jaime Rosales y Carlos Marqués-Marcet debuta en la dirección de largometrajes con un film que aborda el complejo asunto de su título

Clara Roquet  • Directora de Libertad

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es la ópera prima de Clara Roquet (Malla, Barcelona, 1988), reputada (co)guionista de films como 10.000 km [+lee también:
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, de Carlos Marqués-Marcet, o Petra [+lee también:
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, de Jaime Rosales, que estuvo hace tres años en Cannes. A la edición de este año (a la Semana de la Crítica) acude la debutante con una película de título cargado de significación, que no podrá presentar personalmente en la Croisette por haber dado recientemente positivo en un test del Covid-19 (le darán pronto de alta, pero tiene que dar negativo para poder llegar al certamen galo). A pesar de todo, la catalana contesta con excelente humor a nuestra llamada.

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Cineuropa: ¿Ha sido un sueño hecho realidad el, por fin, dirigir un guion de largometraje tuyo?
Clara Roquet:
Yo me considero guionista, para mí dirigir no era una necesidad, sino una consecuencia de querer contar una historia que era muy mía y por eso no sé si alguien ajeno a ella la hubiera querido dirigir. Nunca tuve prisa, fue un guion que fui escribiendo con tiempo: éste ayuda a las historias, que van creciendo y solidificándose, tomando complejidad. Cuando llegó el momento de rodar la película, me di cuenta de lo que esto representaba, pero yo pensaba que debía dirigir desde la autoridad y yo no soy así, pero durante la filmación de mis cortometrajes descubrí que cada uno puede dirigir como quiere, puedes crear tu propia forma de hacerlo y que ésta te haga sentir cómodo: para mí consiste en rodearte de gente afín, sintiendo que es una creación en comunidad, que no viene de la autoridad, aunque siempre tiene que haber una mirada compartida con el equipo.

El título Libertad va más allá del nombre propio de una de las protagonistas…
Las preguntas centrales del film son: ¿es alguien realmente libre si todo su tiempo está a disposición de otra persona? ¿Son sólo libres de verdad quienes tienen los medios para elegir? ¿O es la libertad algo más espiritual? Hay varios personajes en la película tratando de liberarse, de una forma u otra.

En tu corto El adiós (2015) fallecía una persona y se cuestionaba si quien le cuidaba debía asistir al entierro. El tema de los cuidados realizados por inmigrantes está presente en tu filmografía. ¿De dónde procede esta inquietud tuya?
De verlo tanto alrededor. Hemos puesto el cuidado de nuestros mayores en manos de otros, lo hemos subdelegado, como pasó con mis abuelas. Y, efectivamente, Libertad surge con El adiós: cuando estaba haciendo el casting de la película, buscaba actrices no profesionales que fuesen cuidadoras y les preguntaba por su vida; siempre salía el gran trauma de haber dejado a sus hijos en sus países de origen para cuidar aquí a otros. Ese tema me tocó mucho: me puse a investigar y de ahí salió el personaje de Libertad, esa hija que llega después de diez años sin ver a su madre, e imaginé cómo sería la relación entre ellas

Me recuerda tu película a una brasileña titulada Una segunda madre, de Anna Muylaert.
Sí. Ya había escrito el guion y una profesora mía de Columbia, la cineasta argentina Julia Solomonoff, me dijo que la viera: son de distinto perfil, pero me gustó mucho. Ambas muestran esa incomodidad que genera el servicio a la sociedad de clase media, burguesa, bien pensante y progresista. Es muy interesante contar eso.

La familia parece ser otra de tus preocupaciones habituales…
Sí, yo escribí dos guiones distintos: uno era la historia de la inmigrante que se reencuentra con su hija; y otra la de la abuela, la madre y la hija en su último verano juntas, con una forma de vida que no existirá ya más que en los recuerdos. Un profesor en Columbia, Andy Bienen, guionista de Boys Don’t Cry, que era mi tutor, me dijo que era la misma historia y debía juntarlas: fue una gran idea y así encontré la película, porque ninguno de los dos guiones funcionaba por sí solo. Yo soy muy nostálgica y el cine puede congelar algo que va a dejar de existir. Sientes que se va borrando una memoria de un tiempo determinado, de esos veranos de esplendor de la Costa Brava de los años sesenta y setenta: por eso quería que ese ambiente apareciese en Libertad.

Un verano donde hay ruidos de fondo que perturban su idílica paz.
Sí, para mí era importante ese naturalismo, que algo estuviera mal cuando tienes muchas expectativas. La vida es eso: en ocasiones hay algo que no está bien por debajo de la aparente perfección.

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