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BRIFF 2020

Lucas Belvaux • Director de Des hommes

“Es una película sobre las heridas causadas por la guerra, no sobre la guerra en sí”

por 

- Lucas Belvaux nos habla sobre su última película, Des hommes, proyectada en el Festival de Cine Francófono de Angulema y cinta inaugural del Festival Internacional de Cine de Bruselas

Lucas Belvaux • Director de Des hommes

Hablamos con el cineasta belga afincado en Francia, Lucas Belvaux, sobre su última película, Des hommes [+lee también:
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, una adaptación de la novela homónima de Laurent Mauvignier sobre el destino de un grupo de hombres que combatieron en la guerra de Argelia a los 20 años, y que intentan sanar sus heridas 40 años después… La película, proyectada en el Festival de Cine Francófono de Angulema, abre el Festival Internacional de Cine de Bruselas.    

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Cineuropa: ¿Cómo reaccionaste al descubrir el libro de Laurent Mauvignier?
Lucas Belvaux: Es un libro que me hubiera gustado escribir. Desde luego, no hubiera podido, pero me hubiera gustado. Probablemente, hace 10 años, no estaba preparado para hacer esta película; y los derechos tampoco estaban disponibles. Ahora ya está hecha.

En el libro, el autor dice: “los tipos no estaban allí, eran hombres, nada más”. ¿Quiénes son esos hombres?
Yo soy de una generación que hizo el servicio militar. Conoces a chicos que vienen de todas partes. Y después te das cuenta de que, en situaciones extraordinarias, la gente que no te cae especialmente bien es mejor de lo que piensas.

En la película, pasa algo parecido: son chicos de 20 años a quienes van a buscar a sus pueblos. En los años 50, el mundo era algo muy abstracto, que se resumía en un radio de quince kilómetros alrededor de tu casa. Estos jóvenes, de repente, descubren la belleza del mundo. Y también los horrores de la guerra.

El pasado y el presente dialogan constantemente y evocan tanto la guerra como las heridas de la guerra…
Quizás más las heridas de la guerra que la guerra en sí misma. Es una película sobre la memoria, y la transmisión. De cómo contamos algo o no. De cómo nos escuchan o no. Y el daño que causa no hablar de ello.

Es una guerra que no ha sido contada, escuchada. Sin embargo, hasta que no se hable de ella, no puede terminar.
Absolutamente. Pero esa ha sido la voluntad de los combatientes. Como en todas las guerras. Las personas que regresaron de los campos, contaron poco, pues era indecible, y tenían miedo de que no les creyeran. Aquí, los combatientes hablaron muy pronto, lo vemos en algunos periódicos de 1956 que recogieron testimonios, pero no quisimos escucharlos, sentirlos. Francia se estaba reconstruyendo, y nadie estaba orgulloso de lo que ocurrió allí. Estos hombres cargaron con ese silencio. Algunos se suicidaron, incluso diez años después. No son traumas que se revelan de inmediato, pueden aparecer más tarde.

La película se construye a partir de voces en off que se responden, en torno a saltos temporales vertiginosos que crean diálogos entre los mismos personajes a los 20 y a los 60 años. ¿Podrías contarnos más sobre este sistema?
Es una de las razones que me hicieron amar el libro y querer hacer la película. Había una parte coral, de relatos que contaban el fin de la guerra y el sufrimiento de los hombres. Necesitaba encontrar la forma de contar eso en una película. Intenté construir esas voces como una música, un oratorio o un fragmento de Steve Reich. Una voz empieza sola, después se unen otras…

La película cuestiona la masculinidad de la época, cómo nos construimos como hombres.
Hay un aspecto que, afortunadamente, tenemos un poco olvidado: desde los griegos, cada generación ha tenido su guerra. Estaba en el karma, en el destino de los hombres hacer una guerra en un momento u otro, matar o ser asesinado, irse con el riesgo de no regresar. Se habla de la dominación masculina, y es cierto, pero no se habla tanto de esta tragedia de lo masculino. Es la condición masculina descrita en el libro de Mauvignier.

El relato surge de un gesto racista de Feu-de-Bois. ¿Cómo se inscribe eso en tu filmografía? No es casualidad que venga después de Chez nous [+lee también:
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, que habla de la influencia del Frente Nacional.  
No, no es casualidad, es una evidencia. El Frente Nacional fue fundado por nostálgicos de la Argelia francesa. Y no es una fatalidad ser racista cuando se ha hecho la guerra de Argelia. Pero eso ha servido de carburante para la máquina racista. Eso se ve en todos los países donde ha habido guerras coloniales…  

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(Traducción del francés)

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