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HAUGESUND 2020

Ilze Burkovska Jacobsen • Directora de My Favorite War

"Se nos ha manipulado para que nos gustara la guerra"

por 

- Hemos hablado con Ilze Burkovska Jacobsen, la directora de My Favorite War, sobre el hecho de vivir en dos realidades

Ilze Burkovska Jacobsen  • Directora de My Favorite War

En su película más reciente, My Favorite War [+lee también:
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, que se ha estrenado en Haugesund, Ilze Burkovska Jacobsen regresa a su infancia en la Letonia soviética donde sufrió una trágica pérdida personal, se enteró de secretos escalofriantes que acabaron por salir a la luz, y escuchó cada día la melodía de la serie polaca Four Tank-Men and a Dog. Es una larga historia.

Cineuropa: Has descrito la película como un “documental animado”, ¿en qué momento te decantaste por combinar la animación con la no ficción?
Ilze Burkovska Jacobsen: No encontré mi verdad en los archivos históricos, no hay imágenes de ella. Por tanto, me di cuenta de que la única forma de plasmar esa sensación, lo que experimenté por dentro durante la infancia que viví en aquella pequeña ciudad gris, era haciendo una película de ficción o, en efecto, de animación. En realidad, la idea en sí viene de una de esas historias que nos contaban siempre sobre la guerra. Durante años, nos metían en la cabeza todo aquello del heroísmo del ejército soviético, así que destapar que realmente no era así, que ocultaban la verdad sobre los civiles y su sufrimiento… Son palabras mayores, la verdad y las mentiras. Pero al mismo tiempo, las mentiras adquieren una forma específica, no son abstractas.

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Demuestras que la propaganda puede adoptar muchas formas, la mayoría de las cuales nos gustan. Como la de la popular serie de televisión polaca de los años 60, Four Tank-Men and a Dog, ambientada en la Segunda Guerra Mundial.
Mi generación todavía se acuerda de estas cosas. Supongo que los letones podrán pensar que hago demasiadas aclaraciones en la película, pero para el público extranjero, ¡todo esto es nuevo! Esta serie de televisión es la prueba irrefutable de cómo se nos manipuló para que nos gustara la guerra. Cada episodio hacía referencia a un suceso distinto. Tenía todo lo que se necesita: la amistad, el humor, la sensación de estar en el lado de los buenos, ¡incluso tenía un perro! Cuando comencé a escribir el guion, tenía en mente plasmar mis vivencias también a través de varias películas, desde esta serie infantil hasta la imagen de aquella chica rota en Masacre. Ven y mira, de Elem Klimov. Pero era demasiado. Esta película ya es lo suficientemente complicada.

Ya nos has mencionado lo “gris” que era todo, y realmente se puede percibir en la película, a pesar de que, tratándose de una animación sobre niños, fácilmente todo podía haberse vuelto demasiado tierno. En tu documental, ¡ni siquiera con los ojos se transmiten muchas emociones!
Estos ojos se dan un aire a los de los insectos. Tenía muchas ganas de que Svein Nyhus fuera el artista conceptual de la película. Es conocido en Noruega como ilustrador de libros infantiles y no es muy fan de las expresiones tiernas. Sabía que era el único capaz de combinar el carácter infantil de los niños con algo más inquietante y tenebroso. Por suerte, su mujer le convenció para que lo hiciera y resultó que conocía muy bien la historia de la guerra soviética. En cuanto al fondo, quería que hubiera mucha niebla, y la artista encargada del fondo Laima Puntule lo hizo de maravilla, aceptó el reto con gran determinación, expresando también sus propios recuerdos. Este paisaje gris trae consigo cierta presión, hace que quieras aunque sea un poco de color, que quieras salir.

¿Hubo algún momento en el que entrar en detalles tan personales, como durante la conversación filmada con tu amiga, se te hizo demasiado difícil? Al fin y al cabo, estuviste trabajando en My Favorite War durante años.
Acudí a ella porque no solemos hablar de esto en la vida real. Sentí que la situación estaba siendo muy violenta, pero eso es lo bueno de los dibujos animados, que llega un momento en el que todo deja de ser violento.

Había tantas historias que quería contar, como la de la destrucción del cementerio junto a nuestro colegio. Todavía me acuerdo de ver todos aquellos huesos volando por los aires, ¡llegué a pensar que uno de ellos me estaba saludando! Todavía no he podido olvidar aquel día. Después de eso, fui desvelando el resto de historias una tras otra. Un dato curioso es que siempre que mis coproductores me decían que tenía que haber más sobre mí en la película, yo me refugiaba en las siguientes palabras: “¡No es sobre mí, es sobre la historia de Letonia!”. La técnica era infalible. Hubo gente que cuestionó la imagen de mi padre, que era miembro del partido comunista. Es verdad que era un oportunista que intentaba progresar en su carrera, pero no podía convertirlo en un villano, ¡porque no lo era! Todavía lo quiero y lo echo de menos. Pasé muchos años tratando de descifrar todos los recuerdos para hacer la película bien, e inmediatamente después de terminarla, sentí que me quitaba ese peso de encima. Ya no necesito mantener ese peso en mi cabeza, me he liberado de él.

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(Traducción del inglés por Jaume Joan Buforn Baldó)

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