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Reino Unido

Simon Ellis • Director de As Dead as It Gets

“Si durante el rodaje tienes una nueva idea y te desvías del guion, todo el castillo de naipes podría derrumbarse”

por 

- Cineuropa ha hablado con Simon Ellis, director de As Dead as It Gets, una de las nuevas películas interactivas de la start-up estonia WhatIfI

Simon Ellis  • Director de As Dead as It Gets

WhatIfI, una aplicación creada por los estonios Jaanus Juss y Hardi Meybaum que ya está disponible para iOS, permite a los usuarios participar en la narración interactiva o story hacking, como la llama WhatIfI. La empresa ha conseguido atraer 10 millones de dólares de inversión y las dos primeras películas ya están disponibles para el público. Los espectadores tendrán la posibilidad de invitar a sus amigos a ver juntos una película interactiva y, cuando llegue el momento de tomar una decisión, votar sobre cuál quieren que sea el siguiente desenlace en la película.

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Una de estas películas es As Dead as It Gets [+lee también:
entrevista: Simon Ellis
ficha de la película
]
, dirigida por el cineasta británico Simon Ellis y protagonizada por sus confiables actores Michael Socha, Roger Sloman y Rupert Procter. Conocido sobre todo en el mundo de los cortometrajes, Ellis está detrás de obras como Soft (2006), que se llevó el Premio Internacional del Jurado en Sundance, y recibió varias nominaciones a los BAFTA y a los EFA.

Cineuropa: ¿Qué te inspiró para crear As Dead as It Gets?
Simon Ellis: La contradicción de que todo vale en la mitología popular de los fantasmas, basada en que los espíritus puedan atravesar las paredes, pero no el suelo. La idea de corregir esto, y las limitaciones que podría suponer para los fantasmas.

¿Qué retos se presentan cuando se hace una película así?
Construir un mundo en el que los nuevos detalles enriquecen la experiencia cada vez que se escoge un nuevo pasillo en el laberinto, al mismo tiempo que se garantiza que cada uno de los hilos de la trama se sostenga por sí solo. Nunca se sabe qué camino puede escoger el espectador al principio, así que no se debe dotar de más carga dramática a un camino respecto a otros. Se ha de tener especial cuidado a la hora de decidir cómo y dónde se revela la información más importante.

Con un guion tradicional, se puede fácilmente abrir las escenas y mejorarlas o alterarlas directamente durante el rodaje. Sin embargo, con un guion de esta naturaleza, en el que hay dos árboles paralelos y cada árbol está compuesto por una gran cantidad de ramas en su interior, hay mucho menos margen para la flexibilidad. Si durante el rodaje tienes una nueva idea y te desvías del guion, todo el castillo de naipes podría derrumbarse. Me he metido en un berenjenal en dos ocasiones durante el rodaje: la primera fue al hacer un cambio para satisfacer una petición de uno de los actores; y la segunda, cuando estaba convencido de que un cambio que iba a hacer resolvería por fin un problema que me había quitado el sueño. El riesgo que se corre es que, al “resolver” este problema sin previa consulta médica, acaba siendo peor el remedio que la enfermedad y se crean nuevos problemas.

Otro dolor de cabeza fue que los cambios entre los diferentes hilos de la historia podrían ser difícil de entender para el reparto y el equipo. El calendario fue una auténtica pesadilla para nuestro primer asistente de dirección, ya que tenía que mantener todo en orden cronológico en la medida de lo posible para no volver locos a los actores (ni a mí), pero como ya sabemos, esto no siempre es posible.

Rodar en formato de retrato fue también una pesadilla. Durante la preparación ya dije que, en cierto modo, era como volver a aprender a rodar. Todos los instintos de composición que has ido adquiriendo a lo largo de tu carrera, de pronto se vuelven inútiles. Descubrir cómo sacar el máximo partido a un marco así fue un reto continuo hasta el final, pero cuando por fin funcionó fue muy gratificante.

¿Te viste obligado a cambiar la forma en que trabajas con los actores y su manera de abordar el material?
Algo que me dificultó las cosas fue no tener apenas tiempo para ensayar porque siempre teníamos otros problemas ajenos al ensayo en sí. Cuando de una vez me exigí a mí mismo conseguir 20 minutos para ensayar y me desplacé a un lugar tranquilo con los actores fue como si volviera la realidad y me diera cuenta que no solo era un solucionador de problemas técnicos. Lamentablemente, no pudimos seguir ensayando, ni siquiera hubo tiempo para hacerlo en la preproducción. Todo estaba pasando a la velocidad de la luz desde que recibimos el encargo, así que era vital contar con intérpretes a los que conociera y en los que confiara. De hecho, había escrito originalmente el papel principal para Michael en 2009, cuando se trataba de un proyecto diferente, así que era importante para mí que él pudiera formar parte del equipo.

¿Crees que esta técnica narrativa se hará popular en los próximos años?
Tengo sentimientos encontrados sobre las películas “interactivas” y creo que, para que una película se ajuste plenamente a lo que representa este nuevo concepto, se deben seguir ciertas pautas, algunas de las cuales o no tuve tiempo de seguir o las aprendí sobre la marcha. Si volviera a hacer una película de este tipo, haría ciertas cosas de otra forma, pero sigo teniendo preferencia por la narración lineal.

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(Traducción del inglés por Jaume Joan Buforn Baldó)

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