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GALWAY 2020

Guillaume de Fontenay • Director de Sympathie pour le diable

"Paul Marchand era un personaje cinematográfico muy potente"

por 

- Hemos entrevistado al director franco-canadiense Guillaume de Fontenay, cuyo primer largometraje Sympathie pour le diable se presenta esta semana en el Galway Film Fleadh

Guillaume de Fontenay  • Director de Sympathie pour le diable
(© Shayne Laverdière)

Desde su estreno mundial en octubre de 2019, Sympathie pour le diable [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Ella Rumpf
entrevista: Guillaume de Fontenay
ficha de la película
]
, una coproducción entre Canadá, Francia y Bélgica ha cosechado varios premios, sobre todo el Gran Premio del Festival Internacional de Cine de Saint-Jean-de-Luz (Francia) y tres Premios Iris (Quebec). Este biopic de guerra sobre el asedio de Sarajevo continúa su gira internacional y se presenta ahora en la sección Peripheral Visions del Galway Film Fleadh. Hablamos con Guillaume de Fontenay, director de esta impactante película adaptada del libro homónimo del reportero de guerra francés Paul Marchand, fallecido en la actualidad.

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Cineuropa: ¿Cuándo conociste a Paul Marchand? ¿Cuándo y cómo descubriste su historia?
Guillaume de Fontenay: Conocí a Paul a través del Téléjournal de Radio Canada, donde era corresponsal de guerra freelance en Sarajevo desde junio de 1992 hasta que fue evacuado de urgencia en noviembre de 1993. En 1997, lo redescubrí a través de sus relatos en Sympathie pour le diable. Arriesgado y provocador, escribió sobre su coche a la atención de los francotiradores: "Morituri te salutant" y “Don’t waste your bullet, I’m immortal” (“No desperdicies tu bala, soy inmortal”). Paul Marchand era un hombre profundamente herido, una de las inteligencias más brillantes que he conocido y de una personalidad extrema, un personaje de cine sólido. Nos conocimos en Francia en junio de 2006. 

¿Describirías Sympathie pour le diable como una película histórica? ¿Por qué te parecía esencial recordar el asedio de Sarajevo, ese momento dramático de la historia contemporánea?
Sympathie pour le diable es ante todo una película sobre las fisuras de un hombre, de un periodista que hubiera querido alertar al mundo, hacerlo mejor, marcar la diferencia. ¿Debemos ser neutrales, tomar partido o ayudar a las víctimas? Desde el punto de vista histórico, me impresionó mucho nuestra apatía colectiva hacia esa guerra, a ese asedio medieval a las puertas de Europa que toleramos durante casi cuatro años. Me parecía importante recuperar un conflicto que fue olvidado rápidamente.

Háblanos de la forma que tenía Paul Marchand de relatar la guerra. ¿Cómo transcribiste eso a la película?
Paul era más bien un editorialista que tenía una opinión formada. Él es el único corresponsal que conozco que terminaba sus artículos con su famoso: “(…) y todo esto bajo la mirada impasible de la Comunidad Internacional”. En 4/3, la imagen tiene la resolución de nuestras televisiones y reportajes de la época. Es más brutal, más claustrofóbica. Quería seguir a Paul adrede. A través de él descubrimos el asedio de Sarajevo, sus habitantes y la profesión de corresponsal de guerra. Es él quien nos abre el camino, quien nos precede la mayor parte del tiempo. Su pasado y su futuro no me interesan, lo que me interesa es su relación con el presente en este mundo de supervivencia.

Casi toda la película se ha grabado en Sarajevo. Háblanos de esta experiencia.
Para mí, era muy importante grabar toda la película en Sarajevo, quería dársela a los sarajevitas y hacer esta película con ellos. Afortunadamente, Boba Lizdek, que es un personaje central de la película, me ha apoyado desde que Paul se quitó la vida, me ayudó durante toda la preparación y el rodaje. Un rodaje muy exigente, en pleno invierno, con frío y condiciones difíciles, a veces peligrosas. Casi la totalidad del equipo era bosnio, los hombres y mujeres mayores de 30 años estaban profundamente marcados por esta guerra. Y eso se reflejaba en la humildad, el compromiso total y el deseo de hacer una película sólida y justa. Una experiencia extraordinaria con un equipo excepcional.  

Has hablado varias veces de tu deseo de hacer una “narración sensorial” para contar esta historia a la vez cruda, violenta y humanista. ¿Puedes contarnos más sobre tus intenciones en la puesta en escena?
Es difícil decir muchas cosas en 1 hora 40 y yo he privilegiado un acercamiento más sensorial para hacer llegar a los espectadores un poco de ese asedio y de la profesión de corresponsal de guerra. Yo quería mostrar quién era Paul, a través de una narración sin florituras, una cámara de hombro, largas tomas inmersivas, evitar los campos y contracampos habituales, estar lo más cerca posible, hacer sentir la guerra, la presión sorda, evitar ser complaciente, ceñirme a los hechos, mostrar la violencia con crudeza, pudor y moderación. Contar lo que Paul contaba. Tratar de ser lo más justo posible al tratar un tema tan importante.

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(Traducción del francés)

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