28/04/2020 - Hemos entrevistado a la directora portuguesa Cláudia Varejão para saber más sobre su película Amor Fati, seleccionada en Visions du Réel

Cláudia Varejão ha vuelto a la Competición Internacional de Largometrajes de Visions du Réel con Amor Fati [+lee también:
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entrevista: Cláudia Varejão
ficha de la película], una película que retrata a personas asombrosamente similares, que han logrado conectar a pesar de sus historias aparentemente opuestas. Hemos hablado con la directora para descubrir más sobre este documental.

Cineuropa: ¿Qué te inspiró para crear esta película?
Cláudia Varejão: No fue un viaje directo y lineal. La idea surgió de algo que solía hacer de niña: emparejar a personas. Cuando era pequeña muchas parejas me resultaban demasiado similares, casi como hermanos. Pensaba que la gente me estaba mintiendo, pero luego comencé a darme cuenta de que cuando las personas se quieren, o tienen un carácter similar, acaban pareciéndose. En 2008 comencé un curso de fotografía, y uno de mis proyectos trataba sobre personas que se parecían, pero nunca lo terminé. Después de rodar Ama-San [+lee también:
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ficha de la película] estaba exhausta, y pasé por un momento bastante difícil, así que decidí hacer una película sobre esto, porque me parecía algo fácil de controlar.

La dualidad visual que emerge de los atributos físicos de los personajes resulta notable. El título hace referencia a un concepto que tiene mucho que ver con la forma de "ser" en la vida. ¿Cómo desarrollaste la conexión entre estos dos aspectos?
El título surgió al inicio del proyecto. Pensé que era el nombre adecuado porque de alguna forma encapsula esta idea de misterio, y las relaciones son todo un misterio. Amor Fati también tiene que ver con aceptar las cosas tal y como suceden, ya sean buenas o malas. Estas dos ideas se unieron y dieron lugar a la película. Es como un faro: aparece de vez en cuando para guiarte y recordarte que sigue ahí.

Tal vez también está relacionado con la estrategia de filmación: trabajar con el presente, observando momentos cotidianos en la vida de los personajes.
Es un concepto muy amplio. Puedes apreciarlo en la estructura, en la vida de los personajes y también en tu propia interpretación de la película. No es una película fácil, porque no se adapta a las expectativas. Las cosas suceden a medida que pasa la vida. Es un retrato que yo misma experimenté al crearlo. Cuando comencé a filmar perdí el control de la película, las vidas de los personajes se impusieron y las conexiones que encontraba eran muy sutiles. La mayoría surgen en la edición.

Podemos apreciar el trabajo de edición en el proceso de construcción de estas conexiones conscientes y delicadas. Dentro de estos vínculos vemos igualdad, pero también contrastes extremos.
En realidad, mi intención era crear un denominador común, una línea que los uniese a todos, a pesar de sus diferencias. Aunque fuésemos en direcciones completamente opuestas, siempre había algo que aportaba cierta continuidad a su conexión. Comencé a darme cuenta de ciertos paralelismos: la música, la vida, la muerte... Se trataba de trabajar con el presente y la intuición, y eso es algo que también hicimos durante el proceso de edición.

El sonido es uno de los muchos elementos que permite establecer estas conexiones. Pasamos de la música clásica al techno.
Estas personas tienen mucho en común. Son personajes que viven al margen de la sociedad, ya sea por su identidad de género o por su identidad cultural. Son personajes ausentes del escenario, y terminan creando un vínculo. Son héroes de sus propias vidas, y de la mía.

Mencionas el tema de "la vida y la muerte". El concepto de muerte aparece y se expande en la película, en ocasiones con fotografías, pero principalmente con la muerte real de uno de los personajes. ¿Cómo lidiaste con eso?
Mis últimos trabajos son extremadamente sensibles en lo que se refiere al compromiso que tengo con las personas y hasta dónde puedo entrar en sus vidas. Así es como trabajo. Ellos te abren la puerta a su intimidad, lo cual es un acto de generosidad tremendo. Filmé a las hermanas de Montalegre y me di cuenta de que Ana era bastante frágil, así que le pedí a la familia que me avisara si pasaba algo. Un día, alguien del pueblo me llamó y me dijo que Ana había muerto. Pensé: "Voy a ir allí ahora mismo”, pero no sabía si debía llevar la cámara. Tuve una conversación con la familia, y al llegar allí fui consciente de que tenía sentido continuar con el retrato. Cuando alguien muere, ¿cómo lidian los demás con su ausencia? Fui allí sola, y la verdad es que me resultó muy difícil. Hice solo una toma, y es la que aparece en la película.

(Traducción del inglés)