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ESPAÑA

Juan Rodrigáñez • Director de Derechos del hombre

"Estamos viviendo una época extremadamente conservadora"

por 

- Juan Rodrigáñez estrena por fin en España su segundo largometraje, Derechos del hombre, tras llevarlo a festivales como los de Gijón, Málaga, Cinespaña de Toulouse y FIDMarseille

Juan Rodrigáñez • Director de Derechos del hombre

En la sección Forum de la Berlinale 2015 Juan Rodrigáñez estrenó su primer film, El complejo de dinero [+lee también:
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, obteniendo poco después una Biznaga de Plata en el apartado Zonazine del Festival de Málaga. Tres años después, presentó en el de Gijón su nueva criatura cinematográfica, Derechos del hombre [+lee también:
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, que asimismo se vería en Málaga e internacionalmente en FIDMarseille y Cinespaña de Toulouse, entre otros certámenes. Por fin esta película se estrena en salas españolas, ocasión que aprovechamos para charlar con su director.

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Cineuropa: Tu cine está fuera de cualquier cauce: resulta difícil englobarlo dentro de circuito alguno. ¿Este espíritu libre siempre ha estado contigo?
Juan Rodrigáñez:
Sí, desde luego, es algo muy evidente, como dices. El motivo, o se podría contextualizar esta libertad creativa a la que aludes, está en que los discursos narrativos cinematográficos son reflejo, de alguna forma y desde mi punto de vista, del tiempo extremadamente conservador que estamos viviendo, donde una pelicula como la nuestra es leída como algo sumamente extravagante, cuando, bien mirado, desde determinado punto de vista, posee lógica formal. Esta lectura de un objeto tan extravagante se debe a los tiempos conservadores que vive la sociedad y que, por supuesto, también afectan al cine.

En décadas anteriores –quizás incluso en el siglo pasado– una película como Derechos del hombre no desentonaría...
Por ahí va mi comentario, efectivamente: las narrativas y propuestas de los artistas van armonizando con la sociedad, como no puede ser de otra forma, y con los espectadores. Y desde ambos lados, tanto público como críticos, demandan un tipo de narrativa cada vez más obediente: todo lo que escapa de cierta comercialidad queda recluido al cajón de los freaks, donde sinceramente no me reconozco en absoluto.

Los actores de tu segundo film ya intervenían en el primero. ¿Formáis una especie de troupe, como la que aparece en el circo de esta última película tuya?
Sí, como sabes, buena parte de este equipo son artistas que proceden del mundo de las artes escénicas: del performance, la danza contemporánea, el teatro... la intención de contar con ellos es precisamente la de abrir el cine a otro tipo de formas de estar en escena, a otra manera de actuación dramática. También, como señalabas en la crítica que escribiste en el Festival del Gijón (leer más), pueden ser leídas las películas como resultado de residencias artísticas, lo cual me parece muy correcto.

El Gran Circo Indómito que protagoniza Derechos... tiene que ver con esa filosofía: ¿sois indómitos a la hora de crear y actuar?
Sí, como te comentaba antes, y no es exageración decir ahora mismo que estos tiempos son ultraconversadores a pesar de su apariencia de extrema libertad y con su desarrollo tecnológico. Son tiempos de un miedo que va calando y filtrándose en la sociedad: efectivamente, hay correlación directa entre los protagonistas de la película –que conforman la troupe del Gran Circo Indómito– con el gesto cinematográfico de hacer la película. Ni a unos –los personajes– ni a nosotros –los que hacemos las películas, que somos en realidad los mismos– parece importar mucho que su empresa vaya a tener éxito de público o económico.

Esa falta de temor también se percibe en el humor absurdo que la recorre.
El humor trata de rebajar cierta solemnidad en el discurso: se busca el equilibrio entre tonos distintos. No es fácil integrar diferentes tonos.

La espontaneidad en la actuación, ¿parte de un guion o se ha ido desarrollando delante de la cámara?
Eso viene de que no tiene ninguno de ellos la formación dramática y a mí me interesa más cómo se expresan de otras formas, con herramientas distintas a la hora de desarrollar el trabajo escénico: ¿qué se puede hacer con esa otra manera de estar en escena? Hay libertad para interpretar las escenas, para que la cámara capture las presencias.

La película critica duramente la comercialización del arte.
Vuelvo a enlazar con lo dicho antes: la causa directa del estado de las cosas actualmente está en la absoluta mercantilizacion no sólo del arte, sino de todo. No queda espacio físico ni mental donde vivir y pensar al margen de la idea de la rentabilidad económica, algo que va invadiendo de una manera totalitaria las vidas. Derechos del hombre se concentra en filmar el trabajo de unos artistas, pero si hubieran tenido otros oficios, la visión hubiera sido similar, inevitablemente, aunque fueran médicos o policías.

Por último, ¿algún/a cineasta o escritor/a de cabecera, Juan?
Robert Walser y Kira Muratova. Pero también diría que hay cierta voluntad de olvido a la hora de rodar en libertad: para esta película no vimos films de circos.

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