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ROMA 2019

Alessandro Piva • Director de Santa subito

"Una historia con dos víctimas"

por 

- Alessandro Piva nos habla de su documental Santa subito, que trata un caso de feminicidio sucedido en Apulia en 1991 y recibió el Premio del Público en la 14a Fiesta del Cine de Roma

Alessandro Piva • Director de Santa subito

Santa Scorese era una joven y devota católica de la provincia italiana de Bari. Estaba llena de vida y era muy querida por todos los que la conocían. Su acosador la hostigó durante tres años para después apuñalarla, en la puerta de su casa y delante de sus padres, la noche del 15 de marzo de 1991. Tenía 23 años. En Santa Subito [+lee también:
tráiler
entrevista: Alessandro Piva
ficha de la película
]
, Alessandro Piva (La Capa Gira, Pasta Nera) reconstruye la historia del destino fatal de esta joven tan especial, para quien la iglesia ya ha iniciado el proceso de beatificación. Hablamos con el director en el marco de la 14ª edición del Festival de Cine de Roma , donde la película ha obtenido el Premio del Público.

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Cineuropa: ¿Cuándo te diste cuenta de que la historia de Santa Scorese debía ser contada?
Alessandro Piva: A finales de los años 80, me fui de Bari y no sabía nada de esta historia. Hace un año, en un evento social, escuché a Rosa Maria Scorese, la hermana de Santa, hablar públicamente de lo que le ocurrió a su hermana: fue objeto de las morbosas atenciones de una persona que estaba perturbada, antes de que la situación llegara a su trágico final. Lo que más me sorprendió fue que, al final de esta historia de acoso y violencia, Rosa Maria habló de dos víctimas. Nos dijo que al igual que su hermana, el asesino también era una víctima porque era una persona que convivía con una enfermedad mental incapacitante, que había mostrado signos claros de necesitar ayuda. El hecho de que, con el tiempo, una persona sea capaz de ver las cosas de esa forma me hizo darme cuenta de que no estaba ante una historia cualquiera.

¿Qué fue lo que más te sorprendió de la historia de Santa?
Cuando conocí a su familia y amigos, me di cuenta de que el recuerdo de Santa estaba muy presente en ellos, como si la llevasen consigo en su vida cotidiana. Eso me sorprendió. Cuando te enfrentas a una pérdida, o ensalzas a la persona, glorificándola mientras hablas de ella, o te la guardas dentro y no vuelves a nombrarla. No es frecuente encontrar este tipo de relación con la pérdida. Ellos hablan de Santa en presente. Cuando recuerdan sus salidas al mar o a tomar un helado, reviven ese momento: sonríen o se enfadan cuando recuerdan sus peleas. Aunque era una chica normal, Santa tenía una energía especial debido a su personalidad, y quizás también a su vocación espiritual.

¿Cómo trabajaste con el material que tenías disponible, los diarios y las fotos?
A diferencia de hoy, no hacíamos tantas fotografías en los años 90. Tuve que rebuscar en los archivos familiares de una persona normal: la foto de su primera comunión, fotos de vacaciones y de un viaje Gubbio… Intenté extraer lo máximo posible de ese escaso material, combinándolo con los testimonios de los que la conocieron, y descubrí algo muy cierto: la botella de perfume que vemos en la habitación de Santa, por ejemplo, es la misma que tenían todas las chicas de su edad. En cuanto al diario, fue descubierto después de su muerte. Nos permitió reconstruir una imagen compleja y polifacética de Santa: su espiritualidad era muy pura. No creo que estuviera predestinada a ser santa, para mí era una joven a quien le robaron el destino de ayudar al prójimo y vivir una vida completa; y todo como resultado de una configuración social que fue incapaz —y que todavía hoy parece incapaz— de leer las señales que estaba dando el asesino. En la actualidad, tenemos una legislación preparada para intervenir en este tipo de casos, pero en esa época ni siquiera existía un nombre para esas cosas. Hablábamos de maníacos, de asalto a mano armada: todo era muy genérico, las advertencias emitidas por las comisarías de policía no iban más allá de eso.  

La película trata del feminicidio, pero la canonización de esta joven, que algunos creen que fue asesinada como una mártir, también es un tema importante.
La película no es la glorificación de una nueva Maria Goretti, pero hay algo fascinante en el hilo rojo religioso que une a la víctima con su asesino, a pesar de sus puntos de vista opuestos sobre la fe. También es la historia de una familia y de un grupo de amigos que son capaces de mantener a Santa a su lado, aunque ya no esté.  

El documental tiene una estructura clásica, con varias entrevistas. Pero también hay un toque de suspense, ya que los hechos se revelan de forma gradual.
Supe que estaba haciendo las cosas bien cuando envié el primer corte de la película al comité de selección del Festival de Cine de Roma y me dijeron que en realidad no era un documental, sino un thriller porque nadie conocía la historia de Santa. El objetivo de esta reconstrucción, que alterna imágenes de las ciudades del sur de Italia, es transmitir una sensación de ansiedad porque es algo que podría pasarle a cualquiera. Quería acercar poco a poco al espectador al trágico final de la historia.

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(Traducción del italiano)

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