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VENECIA 2019 Sconfini

Alessandro Rossetto • Director de Effetto Domino

“En mi mundo, los actores no se equivocan"

por 

- VENECIA 2019: Cineuropa conversa con el cineasta paduano Alessandro Rossetto sobre su segundo largometraje, Effetto Domino, proyectado en la sección Sconfini

Alessandro Rossetto  • Director de Effetto Domino
(© La Biennale di Venezia/ASAC)

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(ya lanzada en cines italianos, después de su entreno en el festival) Alessandro Rossetto nos traslada a las vidas de hombres cualesquiera (Diego Ribon y Mirko Artuso) que sueñan con hacerse de oro gracias a su última idea de negocio: convertir hoteles abandonados en residencias de ancianos de lujo y equipadas con las últimas tecnologías.

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, tu anterior largometraje? El cual, por cierto, también se proyectó en Venecia en 2013.
Alessandro Rossetto: Quería continuar esta forma de trabajar que ya había explorado en Piccola Patria, inspirada en la espontaneidad de Cassavetes o la comedia dell’arte, donde tenías una compañía de actores, cada uno de ellos con un rol específico. En este caso fue diferente, porque la historia era mucho más grande y estaba poblada por más personajes. Está dividida en varias partes, por lo que no disponía de tanto tiempo de profundizar. Aún así, y al igual que la última vez, nos tomamos nuestro tiempo para prepararnos. Para mí, la interpretación es crucial. Confío en mis actores, en mi mundo, ellos no se equivocan.

Effetto Domino está basada en una novela de otro residente de Padua [Romolo Bugato]. ¿Cómo de fiel es tu nueva versión?
La novela muestra este “efecto dominó”. La leí hace tres años y me impactó porque muestra una realidad en la que ya estaba interesado: la tragedia de la gente normal que es incapaz de afrontar sus gastos y que, por tanto, desciende poco a poco a la bancarrota. En el libro me encontró con muchas cosas que ya había visto con mis propios ojos, y también me interesaba la estructura que sugería. Creo que la película lo refleja de algún modo, pese a que este aspecto, casi de ciencia ficción, sobre el envejecimiento de nuestra sociedad, no estaba en la novela original.

Es una realidad interesante que capturas al principio de la película. La existencia de estos edificios vacíos y abandonados, que parecen sacados de un universo postapocalíptico.
Son los restos de un pasado bastante reciente. Un punto de partida, más que una historia alejada en el tiempo. Eso es lo que me encanta: encontrar lugares reales y convertirlos en el escenario de una obra de ficción. Era algo que estaba buscando, y que creo haber encontrado, ya que en la novela toda la historia trata de la creación de un pueblo nuevo. Quería cambiarlo, desarraigarlo, si me lo permites, y ambientar la historia en este complejo termal olvidado. Su deterioro resulta aún más impactante, ya que fue creado como un lugar de lujo, tal vez incluso un poco decadente.

Muchos personajes en Effetto Domino vienen del extranjero: son, sobre todo, hombres de negocios que buscan cerrar un trato. Ya hablaste sobre el Otro en Piccola Patria, pero aquí son precisamente estos extranjeros quienes ostentan el poder. Es un cambio de perspectiva bastante drástico.
Es una de estas situaciones en las que el guion empieza a ser, de algún modo, reflejo de la realidad. Hay intereses por parte de China en invertir en bienes inmuebles, justo en el mismo lugar donde rodamos la película. Tienen planes de crear residencias para un tipo de cliente muy concreto. Por este motivo, la idea de incorporar todo esto en Effetto Domino fue bastante automática. Queríamos mostrar cómo estos banqueros y hombres de negocios internacionales se mueven libremente por el mundo, adueñándose de él.

Muestras a hombres corrientes a los que no les da miedo tener grandes sueños. No obstante, a diferencias de las historias edulcoradas y reconfortantes abundantes en el cine, especialmente americano, pareces bastante práctico en lo que a su desenlace se refiere.
A ver, esto no es una comedia. Pero si volvieses a alguna de esas escenas ahora, pese a todas las dificultades, te quedaría la impresión de que todos los personajes aprenden algo sobre la condición humana. Es una película dura, sí, pero creo que expresa mi fe en la humanidad. Podemos ser violentos e hirientes, incluso con aquellos que consideramos próximos a nosotros, pero en el fondo no queremos hacerles daño. Hay personas que hacen cosas malas, pero no porque sean malvadas, sino por el dinero.

Así sucede con el personaje de Diego Ribon. Creo que su interpretación es fantástica, y la dualidad de su personaje es algo en lo que trabajamos mucho. Pero creo que es esencial permitir a tus actores hablar. Al igual que Cassavetes, creo que es imprescindible creer en lo que sus voces y sus cuerpos pueden ofrecer. Lo que hay en su interior es lo que hace al cine, cine.

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(Traducción del inglés por Raúl Alcantarilla)

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