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VENECIA 2019 Competición

Mario Martone • Director de Il Sindaco del Rione Sanità

"He llevado el teatro de De Filippo al día de hoy, sin artificios retóricos"

por 

- VENECIA 2019: Il Sindaco del Rione Sanità, que compite por el León de Oro en Venecia, es la relectura de un gran clásico de Eduardo de Filippo, y hemos hablado sobre ella con su director Mario Martone

Mario Martone  • Director de Il Sindaco del Rione Sanità
(© Mario Spada)

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, que compite por el León de Oro en la 76ª edición del Festival Internacional de Cine de Venecia, es una relectura del clásico de Eduardo De Filippo. Hablamos sobre la película con su director, Mario Martone.

Cineuropa: Es la primera vez que te acercas al trabajo del gran Eduardo De Filippo.
Mario Martone: El proyecto empezó con Francesco Di Leva, un actor que sintió la necesidad de interpretar el personaje de Antonio Barracano, aunque no llegaba a los cuarenta años mientras el personaje de Eduardo es mucho mayor. Francesco obtuvo la autorización de Luca De Filippo y llevamos el texto al teatro durante un evento cultural en un gimnasio con capacidad para cien personas en San Giovanni a Teduccio, un suburbio de Nápoles. Para mí, fue la oportunidad de enfrentarme a Eduardo, cuya obra y textos conocemos todos: gracias a la televisión, a todos nos suenan expresiones de sus obras, sus pausas. Empezamos a trabajar en ello y nos preguntamos cómo podíamos trasladarlo a la actualidad. Cambiamos la edad del personaje en el contexto de la Nápoles actual.

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¿Cómo acabaste haciendo una película?
Nada más empezar, me di cuenta de que quería hacer una película de este texto. En otoño, se me  presentó la oportunidad de la mano de Indigo y Rai Cinema, y los tres nos embarcamos en esta nueva aventura. La hicimos en cuatro semanas.

El final de la película es diferente al de la obra de Eduardo De Filippo.
Eso ya estaba en nuestra versión teatral de la obra. Trasladé a Eduardo a la comunicación actual, liberándolo de todo artificio retórico y retirando el velo que usó para hacer la obra accesible al gran público con un final largo, filosófico y moralista. Pero permanece la elección de Barracano, su gesto de gran responsabilidad. En los últimos años de su vida, De Filippo estuvo muy interesado en la realidad social, llevó su trabajo a las prisiones de Poggioreale y Nisida, pero no veía un futuro mejor, una Nápoles pacífica.

¿Cómo trabajaste la ambigüedad en el personaje de Barracano?
Es la creación de un gran autor. Como ocurre con Dostoyevsky y Shakespeare, el bien y el mal se difuminan y esta ambigüedad es una respuesta a una dinámica social alegre y poderosa, donde uno quiere ejercer el poder según su propio punto de vista. Y las dos ciudades que conviven en Nápoles, la legal y la criminal, chocan en un juego sorprendente.

¿Es difícil trasladar el teatro al cine?
La transición funciona si respetas el teatro y su compactibilidad dramática, sin pretender alargarla o expandirla. Nosotros grabamos en dos escenarios, dos apartamentos, una limitación pero también un desafío interesante. La puesta en escena, puramente interior, también fue interesante desde el punto de vista cinematográfico para controlar a los actores en una sola habitación. El texto de Eduardo es tan preciso que no tuvimos que guionizarlo. Nos planteamos mover el monólogo de Barracano al principio de la película, pero lo correcto era seguir la estructura de Eduardo.

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(Traducción del italiano)

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