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CANNES 2019 Fuera de competición

Claude Lelouch • Director de Los años más bellos de una vida

“Siempre me he considerado un amateur”

por 

- CANNES 2019: Hablamos con Claude Lelouch sobre su película número 49, Los años más bellos de una vida, donde reúne al hombre y la mujer de su película ganadora del Gran Premio en 1966

Claude Lelouch  • Director de Los años más bellos de una vida

"Es como el buen vino, ¿sabes? Nada te hará crecer como la vida misma.” De nuevo, Claude Lelouch recorre la Costa Azul francesa donde empezó a abrirse camino en 1966, cuando Un hombre y una mujer recogió el Gran Premio de Cannes (el mayor premio cuando la Palma de Oro todavía no se utilizaba, como era el caso ese año). Cincuenta y tres años después, regresa al Festival de Cannes para presentar una historia de amor llamada Los años más bellos de una vida [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Claude Lelouch
ficha de la película
]
, donde reúne a sus dos actores principales que desde luego han vivido y también crecido, al menos un poco…

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Cineuropa: ¿Cuando nació la idea de Los años más bellos de una vida?
Claude Lelouch:
En cierto modo, lo he sabido en mi subconsciente durante años… Pero concretando, empezó hace exactamente tres años, cuando asistí a la proyección de una cinta restaurada de Un hombre y una mujer. Jean-Louis Trintignant y Anouk Aimée estaban allí, y tras un rato, dejé de ver la película para en su lugar, observar a Jean-Louis y Anouk, mirándose a ellos mismos y al mismo tiempo, a sus versiones 50 años más jóvenes en pantalla. Su aspecto era absolutamente fantástico. “Esto es lo que quiero rodar”, me dije a mí mismo, y justo tras la proyección se lo dije también a Anouk y a Jean-Louis. “De ningún modo”, dijeron. “Somos demasiado viejos. Además, ¿quién vendría a ver una película así?”. Y acabamos haciéndola de todas formas. El rodaje en sí duró poco más de diez días, y antes de ello nos habíamos estado preparando 53 años. Por lo que sabíamos qué hacer.

Los créditos mencionan que esta es su película número 49… no es un mal número en lo que respecta a la productividad. Posiblemente sea el resultado del original Un hombre y una mujer, aquel film que quizás le proporcionó los medios para trabajar constante y libremente.
Por supuesto. Sabes, siempre me he considerado un amateur, incluso a día de hoy. Ser un cineasta es demasiado maravilloso para llamarlo un trabajo. Efectivamente, esas 49 películas han sido a la vez 49 viajes de vacaciones. Y cada vez pienso, “he probado cosas nuevas”. Ahora mismo, por ejemplo, acabo de rodar una película con mi teléfono móvil que veréis pronto. Y sí, si doy un paso atrás y contemplo todo lo que ha ocurrido y lo que he realizado, siempre he sido un hombre y un cineasta libre. Por ello, siempre he rechazado trabajar en América. Continuaré siendo libre, espero, hasta mi último aliento.

“Todas las historias de amor acaban mal”, dice Anouk Aimée en el film. “Solo acaban bien en las películas”. ¿Podría desarrollar esta afirmación?
Bueno, diría que no sabemos de dónde venimos ni adónde vamos. Ocurre lo mismo en el cine: llegamos tras el principio y nos vamos antes de que termine. Todo lo que tenemos es el presente; es lo único que nos pertenece. Tanto si tienes 15 años como 80, tus emociones pueden ser igual de intensas y la felicidad puede arrollarte en cualquier momento. Pero también somos como niños malcriados: solo queremos más y más. Y eso es lo que desencadena un desenlace fatal. Personalmente, nunca me he divertido tanto como ahora que tengo 81 y espero poder contagiárselo a la audiencia un poco.

¿Puede decirnos algo más sobre tu quincuagésima película, la que rodó con el teléfono móvil?
Contiene mucha música; casi podrías llamarlo un musical. El móvil es como la cámara que he deseado toda la vida. Lo usan sobre todo amateurs, pero creo que los profesionales podrían ganar mucho con ella también. Es increíble y me hizo sentir como si volviese a tener veinte. Recuperé mi movilidad y la libertad en comparación con el equipo tan pesado con el que tenemos que trabajar normalmente. La película se llama La vertu de l’imponderable (literalmente, La virtud de lo imprevisible) y surgió como parte de una actividad en un taller que decidimos convertir en película. Esto es todo lo que puedo decir de momento. Con suerte transmitirá algo sobre cómo encontrar la felicidad al sortear las diversas dificultades con las que nos topamos ocasionalmente.

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(Traducción del inglés por Mar Muñoz Lorente)

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