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LOCARNO 2018 Cineastas del presente

Matthieu Bareyre • Director

“Los jóvenes son una categoría aparte, aclamados y rechazados a la vez”

por 

- LOCARNO 2018: Entrevista con el director francés Matthieu Bareyre con motivo del estreno mundial de su primer largometraje, L'Époque, en la sección de Cineastas del presente

Matthieu Bareyre  • Director

Entrevista con el realizador francés Matthieu Bareyre con motivo del pestreno mundial de su primer largometraje, L'Époque [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Matthieu Bareyre
ficha de la película
]
, en la sección de Cineastas del presente del Festival de Locarno.

Cineuropa: Has conseguido captar realmente en L'Époque el clima que existía en el interior de París durante el periodo de 2015 a 2017.
Matthieu Bareyre: Durante lo ocurrido con “Charlie”, sentí que algo estaba cambiando y que estaba relacionado con unos sentimientos muy negros de impotencia y de angustia dirigidos no solo al terrorismo, sino también a la forma en que se había utilizado todo el tema. Me parecía imposible que la gente se quedara en silencio o la falta de unión que había. Y me decía que no me apetecía nada vivir los meses y los años venideros como un espectador, padeciendo los cuentos externos. Lo que más me interesaba era ver cómo mi generación y los que son un poco más jóvenes iban a reaccionar a eso.

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La película tiene, de hecho, una energía particular que es propia de los jóvenes en general.
En mi opinión, la juventud no es una época agradable. Es un momento de máxima concentración, muy violento (se pasa de la familia a la sociedad, y todas las normas sociales caen sobre ti), en el que, al mismo tiempo, te dicen que es lo más bonito de tu vida, y esa disparidad esquizofrénica es francamente angustiosa. 

Los jóvenes son una categoría aparte, aclamados y rechazados a la vez. Nos beneficiamos de ellos y de la juventud como un argumento de venta, publicitario, etc. pero no les escuchamos. Estaba muy enfadado cuando comencé esta película, porque no encontraba en las representaciones actuales lo que yo sentía, al igual que la generación cercana a mí. Por tanto, tenía ganas de dar la palabra a los jóvenes, de hacer una película desde el punto de vista de la juventud (era el último momento en el que podía aún, de algún modo, hacer que esta película significara el punto final a mi juventud), pero para nada una película sobre la juventud. No quería que hubiera ningún tipo de distancia. 

Tú también formas parte de la película, los personajes te hablan directamente, a diferencia de lo que ocurre en tu mediometraje Nocturnes.
Desde el punto de vista cinematográfico, he realizado L'Époque realmente de manera opuesta a Nocturnes. Había experimentado algunas cosas con esta primera película, pero no quería retomar un método, lo que se convierte en un mecanismo. Para L'Époque, no quería en ningún caso “preparar”, sino dejarme desbordar completamente, correr riesgos y confiar en lo que me dieran o me ofrecieran. Elegí un método que consistía en no tener ningún método y estar puramente en el presente.

Mi sueño, en ese momento, era que no existiera ninguna diferencia entre el cine y la vida. No quería que fuera una profesión sino mi vida, todo el tiempo. De golpe, me encontré viviendo lo que filmaba: esta película ha sido mi vida durante tres años; y lo es todo, no había nada más allá.

Cada fragmento que has logrado captar, sin filtrar, es realmente bello y cinematográfico.
Para obtenerlo, son necesarias horas y horas de película. Por gusto, tenía la intención de hacer una película muy lírica, intensa desde el punto de vista sentimental, con sentimientos muy contrastados, muy a flor de piel; pero como vivíamos una época sometida de lleno a ideologías e interpretaciones diferentes, no quería en ningún caso filmar sin mirar, como si tuviera ideas que demostrar. Una palabra personal, una vivencia, eso no se contradice. Quería que fueran los personajes los que me hablaran a mí. La mayor dificultad era encontrar a las personas y que se abrieran. Por eso la elección de espacios extraños (un tejado, una acera...) donde los jóvenes llegaran a existir en una ciudad que no estuviera estructurada para que la consideraran como propia y que estuviera cada vez más supervisada. Y de ahí la noche (el momento en el que todo se libera, cuando estamos menos sujetos por una lógica de eficacia que no nos deja tiempo para hablar de nosotros), metáfora de un tiempo de máxima oscuridad en el que quería realmente sumergirme para ir contra la negación en comparación con esta oscuridad, pero también para encontrar allí chispas de alegría, de vida, de rebeldía, de las pequeñas cosas que vibran, que brillan. El tema de los temas en el cine es el amor, decía Truffaut. Pero yo creo que es la libertad, o al menos el tema que a mí más me interesa es ese, la libertad.

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(Traducción del francés por Cynthia Triviño)

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