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Emmanuel Cuénod • Director, Festival Internacional de Cine de Ginebra, Connect to Reality

"Queríamos que el sector hablara claramente, con franqueza y pasión"

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- LOCARNO 2017: Cineuropa habla con Emmanuel Cuénod, director del Festival Internacional de Cine de Ginebra, sobre el proyecto Connect to Reality

Emmanuel Cuénod • Director, Festival Internacional de Cine de Ginebra, Connect to Reality
(© Locarno Festival / Marin Mikelin)

Emmanuel Cuénod, director del Festival Internacional de Cine de Ginebra, que acogerá la tercera fase de Connect to Reality (la primera se celebró en el Festival de Locarno, leer la noticia), nos habla con pasión de un proyecto innovador que abre el debate sobre el futuro del cine suizo. Las propuestas son numerosas y las ganas de debatir, inmensas, así que esperamos con impaciencia la continuación del evento (el 2 de octubre en el Festival de Zúrich y el 7 de noviembre en el Festival de Ginebra).

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Cineuropa: ¿Cuál es el balance de la primera etapa de Connect to Reality en Locarno?
Emmanuel Cuénod:
Queríamos que el sector debatiera claramente, con franqueza y pasión, y poner en contacto a los profesionales suizos con invitados internacionales que vinieran a dar su opinión. En este sentido, el evento ha sido un éxito. Hemos constatado una enorme distancia entre profesionales que trabajan en el mismo campo pero que no tienen en absoluto la noción de que deba ser un éxito. Si hoy tuviéramos que plantear la cuestión de la reorientación de los regímenes de apoyo, del sistema de financiación, creemos que habría una mayoría favorable, pero todavía hay que encontrar un buen sistema para que salga adelante. El camino debe recorrerse en varias etapas, y con toda seguridad tomará mucho tiempo.

También hemos notado una brecha ideológica y generacional entre, de un lado, profesionales que participaron en la creación del sistema actual (en 1992) y que todavía sienten bastante apego hacia él y, del otro, toda una generación, de la que yo formo parte, que tiende a decir que tras 25 años hay que cambiar las cosas. Debemos trabajar con las herramientas legales, jurídicas, del sector, fijando objetivos que se enmarquen en un mundo globalizado en el que los actores digitales han irrumpido con fuerza en el ámbito de la difusión audiovisual.

¿Qué propuestas surgieron en las mesas redondas?
Surgió una propuesta extremadamente importante: los profesionales suizos están imaginando un sistema en torno al fin de la cronología de medios. Se ha propuesto flexibilizar esta cronología sin abandonarla, dar la posibilidad a cada distribuidor y productor de imaginar para cada proyecto una cronología de medios diferente. La ley no debería definir a priori cuáles son las ventanas de difusión, al contrario, los propios distribuidores y productores deberían ser libres para definir la estrategia con el apoyo de una ley suficientemente flexible. Es un cambio total. Si en Suiza logramos crear este terreno para la experimentación, que no es ni el abandono de la cronología de medios ni la fijación de reglas en torno a ella, creo que habremos aportado al resto de Europa un ejemplo que podrá ser reutilizado y debatido.

Hemos hablado mucho sobre la posibilidad de reorientar el sistema suizo en su totalidad hacia los mercados exteriores. Actualmente, cuando se hacen películas en Suiza, para aumentar la posibilidad de acceder a mercados reales hay que centrarse más en la coproducción. Si trabajamos con buenas intenciones, sobre la base del sentido común y valorando nuestra capacidad para ser diversos, diferentes, múltiples, creando marcos consensuales en los que cada región pueda expresar su identidad, estaremos en el buen camino. En la actualidad, la cultura de un país se vive en la imagen en movimiento, en soportes muy diferenciados. Hay que destinar recursos a la realidad virtual, a los jóvenes talentos y a las coproducciones.

¿Se puede hablar de un cine suizo unitario? ¿Están por fin dispuestos los profesionales a hablar entre ellos?
En Suiza tenemos un contexto regional, pero no solo por una cuestión cultural. Hay sensibilidades muy diferentes, el público no busca una sola cosa. En la Suiza alemana hay una especie de star system que no existe en la Suiza romanda o en el Tesino. El proceso de consumo de cine es diferente en las tres regiones lingüísticas. En la Suiza romanda, es natural que se hagan coproducciones con Francia, compartimos la misma lengua y la misma cultura. El caso de la Suiza alemana es diferente. Se hablan varios dialectos, y hay un pequeño mercado cinematográfico que tiene en la exportación tanto su fuerza como su debilidad, que tiene dificultades para la coproducción y un sentimiento de pérdida cultural mucho más importante que en la Suiza romanda. Los grandes festivales son la puerta de entrada al mercado internacional, y si se quiere acceder a él, la competencia es tan grande que hacen falta argumentos que tengan impacto en el imaginario colectivo.

Ha habido una gran cantidad de comentarios positivos por parte de jóvenes productores, directores, etc. Nos han dicho cosas como esta: "Hace muchos años que no hablábamos así entre nosotros. Hoy nos mostráis que hay otra vía posible para el cine suizo, y es una vía que nos parece más respetuosa hacia los jóvenes que quieren trabajar en el sector". Sería falso decir que no hay una crisis generacional y una crisis ideológica. Suiza es el país de la democracia directa, así que evidentemente nos gustaría que el sistema del cine fuera un sistema democrático y además directo, pero el problema es que no tenemos los medios para contentar a todo el mundo. No se trata de cambiar de sistema, sino de modificarlo en profundidad.

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(Traducción del francés)

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