25/05/2017 - CANNES 2017: A sus 37 años, el romano Roberto De Paolis presentó su ópera prima, Corazón puro, en la Quincena de los Realizadores de Cannes

(© Quinzaine des Réalisateurs / Guillaume Lutz)

El miedo del otro, de lo distinto, que a menudo desemboca en rabia y agresiones, y asimismo el deseo por el otro son los polos entre los que se mueve Corazón puro [+lee también:
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ficha de la película], con la que, a sus 37 años de edad, el romano Roberto De Paolis ha debutado en el formato del largometraje, participando, además, el 23 de mayo en la Quincena de los Realizadores del festival de Cannes. Protagonizan la película los jovencísimos Stefano (el Simone Liberatide Il permesso: 48 ore fuori [+lee también:
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ficha de la película]) y Agnese (Selene Caramazza). Él es el clásico chico de los suburbios, nacido en el seno de una familia desfavorecida, que tiene por amigos a unos delincuentes; a pesar de ello, el chico trata de labrarse una vida y trabaja como vigilante en un parking que se encuentra junto a un campo de gitanos. Ella acaba de cumplir 18 años y está sobreprotegida por la madre (Barbora Bobulova). La cinta es una producción del propio De Paolis y de Carla Altieri para Young Film con Rai Cinema y con el apoyo de la región Lacio. La llevó a los cines el 24 de mayo, un día después de su estreno mundial en la Croisette, Cinema, la empresa de Valerio De Paolis, padre del cineasta, formado en la London International Film School y profesional asimismo de la fotografía y el videoarte.

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¿Cómo abordó este relato y cómo se documentó para afrontarlo?
Roberto De Paolis: Fue un trabajo larguísimo. Al principio empecé a escribir con los guionistas pero entendimos que habríamos pecado de soberbia: debíamos partir de la observación de la realidad. Yo no conocía ese mundo de las comunidades católicas y los campos rom. Fuimos a Tor Sapienza, incluidos los actores, Selene Caramazza, Simone Liberati, Edoardo Pesce, que hace del amigo Lele… Estuvimos con dos comunidades, una evangélica y otra católica, para poder definir el personaje de Agnese, y nos acercamos a los enormes edificios de viale Morandi, donde descubrimos lo difícil que les resulta encontrar trabajo y lo fácil que es caer en la criminalidad. Y encontramos un parking junto a un campo de gitanos, como se ve en la película.

¿Es difícil presentar a los gitanos sin caer en estereotipos?
Los rom aparecen en el trasfondo de la película; en cualquier caso, yo estuve en el campo de via Salviati y me hice un poco amigo suyo. Ellos son muy accesibles y acogedores, aunque tratan de sacarte algo de dinero. Quería entender qué podían representar para Stefano. Él tiene miedo de convertirse en uno de ellos; de hecho, sus padres acaban siendo desahuciados y se mudan a una caravana. En estos barrios, los gitanos son, para los chicos italianos sin trabajo, una especie de fantasmas, una estantigua.

La cinta da cuenta de un cristianismo intransigente y, al mismo tiempo, abierto gracias a la figura del monje comunicador.
El cine, a menudo, presenta la Iglesia como jueza mientras que mi objetivo era intentar vivirla. Tuve la fortuna de dejarme ir irracionalmente y la fascinación por este mundo produjo un desafío: presentar una Iglesia abierta, contemporánea e iluminista a través de la figura del sacerdote filósofo, más ligado a la sabiduría de Jesús que a los dogmas del clero.

¿Cómo eligió a los dos protagonistas?
Los elegí, ante todo, porque son muy buenos y, después, porque pudieron dar algo de sí mismos a estos personajes. Aun con las debidas diferencias, hay un intercambio entre personaje y persona. Ese es el punto fuerte.

¿Qué efecto le produce haber sido seleccionado por la Quincena?
Dedicamos a la película muchos años de trabajo, entre otras cosas, porque el guion inicial no nos convencía y decidimos aceptar el reto creativo de seguir trabajándolo largo y tendido. Ahora llega a Cannes e inmediatamente después a los cines. Se cierra el recorrido.

¿Por qué este título, “corazones puros”? ¿Qué es la pureza?
Corazón puro puede interpretarse de dos maneras. Hay una pureza positiva pero también está su acepción negativa. Agnese quiere permanecer incólume y se cierra en una comunidad en la que todos piensan de igual modo. También Stefano intenta defender el territorio de los gitanos. La virginidad es vista como la pérdida de una ilusión infantil de pureza y de perfección: la virginidad de un cuerpo, de un territorio que no quieren que se mezcle con lo foráneo.

¿Y a qué se debe el rodar cámara en mano?
Simone improvisaba mucho y la cámara al hombro era la mejor solución porque está al servicio de los actores y de sus movimientos espontáneos.

(Traducción del italiano)