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Andrés M. Koppel • Director

"Se necesita paciencia infinita para investigar un crimen"

por 

- Tras muchos trabajos como guionista y con varios cortometrajes en su haber, Andrés M. Koppel debuta con La niebla y la doncella en el 20° Festival de Málaga

Andrés M. Koppel • Director
(© Festival de Málaga)

La niebla y la doncella [+lee también:
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es la adaptación al cine de una novela de Lorenzo Silva, interpretada por rostros tan conocidos como los de Verónica Echegui, Quim Gutiérrez, Aura Garrido, Roberto Álamo y Marian Álvarez, y rodada en la fotogénica isla canaria de la Gomera. El responsable de esta tarea ha sido el hasta ahora guionista (Intacto, Zona hostil [+lee también:
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) y cortometrajista (La Raya, Unión Europea) Andrés M. Koppel, nacido en Friburgo (Alemania) pero canario de adopción.Con ella compite en el Festival de Málaga 2017.

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Cineuropa: ¿Has estado estos años escribiendo argumentos para otros?
Andrés M. Koppel: Sí, pero ya me tocaba hacerlo para mí. Tuve algún problema familiar y de crisis personal, que me tuvo apartado de todo y me metí en la docencia. Desde 2010 he vuelto a escribir. La niebla y la doncella me la encargó Tornasol Films y por primera vez tenía que escribir solo, sin director, con quien me gusta ir discutiendo el proceso creativo: entonces hablaba conmigo mismo y me retroalimenté, me hizo visualizar muy profundamente la película. Entonces, cuando en la productora leyeron el guion, vieron que tenía claro cómo dirigirla; así que me la ofrecieron.

¿Miedo ante esta nueva faceta, en formato largo?
Sí, hubo un momento en que me atacó la responsabilidad, pero amigos directores me dijeron que eso les pasaba a todos: fue la neurosis del cuarto día, haciendo la secuencia del muelle en el film, pero que tiene una luz preciosa.

Hay momentos de la película en los que La Gomera parece Islandia.
Es una isla parecida. Es pequeña, pero para ir de un lugar a otro necesitas mucho tiempo, con sus carreteras endiabladas. Hay sensación de que la claustrofobia se vive, cosa que no sucede en las otras islas Canarias, donde la ralentización del tiempo está presente, pero en La Gomera además se percibe esa claustrofobia: es un lugar que te quiere o te escupe, porque vives contra la montaña; no hay espacio. Hubo un momento en que me ataqué, porque cuando eres guionista y localizas para tu primera película, lo haces como tal: son lugares que mejoran la historia, pero no te permiten rodar lo que has escrito, que es distinto: fue una lección enorme. Pero esos lugares pequeños donde rodamos, con poco espacio, le han venido finalmente bien a la película, que está contada sin aire.

¿Qué has tenido que descartar del libro original al llevarlo al cine?
Mucho del movimiento y del paisajismo, aunque no lo parezca: en la novela está mejor retratado el tempo lento de la investigación, el ir de un sitio para otro, hablar con la gente y parar a comer. Las investigaciones de un crimen llevan una media de dos años de trabajo: hace falta paciencia infinita. Intenté que, aunque fuera una película pausada, el ritmo fuera rápido, aunque están todo el rato hablando...

Los policías en el film parecen periodistas.
Porque la búsqueda de la verdad es así en ambos oficios: la gente te miente o te cuenta verdades, según le convenga. He hablado con policías y me confesaron que tienen frustraciones muy grandes: saben que hay gente que ha matado cruelmente, pero no lo pueden probar y al final meten en la cárcel al culpable por delitos más pequeños.

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