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Manuel Muñoz Rivas • Director

“Ha sido muy fértil colaborar con amigos cineastas”

por 

- BERLÍN 2017: Cineuropa entrevista al director español Manuel Muñoz Rivas, que presenta su documental El mar nos mira de lejos en la sección Forum de la Berlinale

Manuel Muñoz Rivas • Director
(© Lorenzo Pascasio)

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es el título de la ópera prima del hasta ahora editor y guionista sevillano Manuel Muñoz Rivas, un documental rodado en la costa de Huelva que participa en la sección Forum de la Berlinale 2017.

Cineuropa: ¿Estuviste previamente en el Festival de Berlín?
Manuel Muñoz Rivas: Sí, hace unos años, en el Berlinale Talents, que supuso un encuentro con compañeros que habíamos coincidido en la escuela de San Antonio de los Baños, en Cuba, donde yo estudié edición.

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¿Cómo surgió la coproducción de tu primer film, El mar nos mira de lejos, con Holanda?
Hubo contactos previos en festivales españoles, pero el apoyo del programa MEDIA les animó definitivamente a colaborar, pues fue la garantía de que el film se iba a realizar. Ellos se han encargado de la postproducción de imagen y sonido.

¿Qué te empujó a dar el salto del campo de la edición a la dirección, pues previamente has trabajado con Mauro Herce y Eloy Enciso, entre otros?
Yo había rodado varios cortometrajes y había trabajado con esos amigos: esa colaboración ha sido muy fértil. Como cuesta tanto levantar la financiación, uno empieza a sembrar mucho antes: el primer dossier de El mar… lo escribí hace seis años y, mientras, montaba otras películas. Cuando por fin se consolida mi film, coincide con Dead Slow Ahead [+lee también:
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, de Mauro, y hablamos de cómo organizar ambos rodajes, pues él ha hecho la fotografía de mi película y yo el montaje de la suya.

¿Por qué decidiste filmar tu documental en el parque de Doñana?
Yo veraneo con mi familia en ese pueblo que se ve al final de El mar…: Matalascañas, un balneario que es como un cementerio en invierno y se llena de turistas en verano. Hay unos palitos clavados en la playa que delimitan el inicio de Doñana y a partir de ahí acaba el urbanismo y empieza la playa virgen, donde viven esos tipos que hemos filmado. Paseando por esas dunas, esas cabañas me llamaban la atención y me acerqué a saludar a sus moradores. Plásticamente me parecía muy interesante, porque esas casas casi se integran, como cuevas, en las dunas. Traté con ellos y como son reservados, recelosos y suspicaces, porque la administración les quiere echar de allí, me ha tomado tiempo hacerme amigo y hacerles sentirse seguros delante de la cámara.

Para lograr esa cercanía, el equipo de filmación sería reducido…
Si, la mayoría del tiempo hemos sido tres personas: Mauro Herce, un sonidista y yo, y a veces había una persona para encargarse del tema logístico: un enlace con el mundo donde se pudiera conseguir baterías y discos duros.

¿Hiciste casting o aparecen en el film todos los que viven en esa playa?
Son los que están; todos me parecen singulares por su manera de estar en el mundo: me daban ganas de mirarlos un poco más y pasar tiempo con ellos. No tienen nada, pero son muy dueños de su tiempo y eso te lo hacen notar continuamente. La chica que aparece sí fue escogida, pues queríamos tener una nota femenina en un mundo tan masculino, porque esos hombres no tienen pareja o hijos: están ahí en una especie de exilio voluntario raro, pues no es romántico ni surge de querer estar en comunión con la naturaleza. Es incapacidad para vivir en sociedad: son muy suyos.

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