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Morgan Simon • Director

"Un mazazo muy tierno"

por 

- Entrevistamos al joven cineasta francés Morgan Simon, cuyo primer largo, Compte tes blessures, fue galardonado en San Sebastián

Morgan Simon  • Director

Tras estudiar escritura de guion en La Fémis y posteriormente dirigir varios cortos notables, Morgan Simon nos habla de su primer largo, Compte tes blessures [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Morgan Simon
ficha de la película
]
, que recibió una mención especial en la sección Nuevos Directores de San Sebastián

Cineuropa: ¿De dónde vino la idea de Compte tes blessures?
Morgan Simon: Del mundo de la música poshardcore, que conozco muy bien, y de la idea de la diferencia entre lo que podemos ser sobre el escenario y en el propio hogar. A esto se fueron sumando temáticas más personales sobre la emancipación, sobre la necesidad de tomar cartas en la vida para que eso cambie. De repente, la película adoptó un cariz un poco edípico.

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Con un cantante de poshardcore lleno de tatuajes como protagonista, el film se apoya en elementos visuales y sonoros muy fuertes. ¿Hasta dónde querías llegar siguiendo esta dirección?
Siempre hay contrastes. La música poshardcore se vive en directo, así que va ligada estrechamente al personaje, pero en la película hay también otras músicas mucho más suaves: salsa, música acústica... Era muy consciente de que no quería bombardear a los espectadores con poshardcore durante una hora y media. Pero es una música catártica. Hay varios estudios que han demostrado su poder tranquilizador, su capacidad de expulsar las cosas oscuras. Pero había que establecer contrastes con respecto al personaje principal, que no estuviera todo el rato inmerso en una dinámica reivindicativa, explosiva. También hay momentos en los que está en calma, y estos pueden ser al final tan intensos como aquellos en los que está sobre el escenario.

Más allá del conflicto entre padre e hijo, el film es una exploración del abismo que separa a dos generaciones.
Es una visión patriarcal contra una nueva forma de masculinidad que recurre menos a la virilidad, o que recurre poco, dejando más al descubierto las debilidades, algo que a todas luces no era el caso de las generaciones anteriores. Por ejemplo, en A nuestros amores, de Pialat, todo el mundo se calla cuando el padre entra en la habitación, hay un rollo muy solemne, sagrado. Tengo la impresión de que esa figura del padre comienza a desaparecer. Compte tes blessures es un film que va contra la vertiente patriarcal de la sociedad francesa. 

Entre el padre y el hijo se establece un juego como del ratón y el gato.
Es el eje central de la película. Un hijo que solo quiere que su padre le diga “te quiero”, y que al final encuentra ese amor en la novia del padre, algo que es mucho menos común que otros triángulos amorosos. Era un poco arriesgado, pero he tratado de llevar a cabo esta idea de una manera extremadamente sincera y con la mayor sencillez posible, para no caer en ningún tipo de juicio o sesgo moral.

La trama del film es relativamente simple. ¿Por qué has adoptado esta estrategia?
A nivel de guion, busco una cierta pureza. Si nos fijamos en las películas de Ozu, las dos primeras de Jeff Nichols o incluso las de Rohmer, tienen líneas narrativas muy simples, lo cual permite ahondar más en las relaciones entre los personajes y en sus sentimientos. Eso es lo que busco: que cada escena haga avanzar la película directamente hasta el desenlace.

¿Sientes que formas parte de una nueva generación de cineastas franceses?
Quizás ha habido una generación anterior en cuya obra, visualmente, no pasaba mucho: ¡era todo muy gris! Y ahora, de repente, tenemos por ejemplo a Julia Ducournau o Yann Gonzalez, que tienen un lado incisivo, muy deliberado en términos de puesta en escena y dirección artística; son cineastas que abordan los temas que narran sin compasión, pero de una manera muy sincera. Es indudable que Compte tes blessures puede ser, en cierto sentido, un “mazazo”, pero también tiene mucha ternura. ¡Es un mazazo muy tierno!

Estudiaste biología y luego guion en La Fémis antes de pasarte a la dirección. ¿Qué has aprendido en este recorrido?
Descubrí el cine porque tuve que hacer películas como parte de mis estudios de biología, y eso sin duda cambió la relación que tengo con el cine. Para mí, el cine nunca ha sido un sueño. Es algo que ha llegado a mi vida, he trabajado y he ido allí donde me ha llevado el placer de hacer cosas y tratar de expresar lo que pienso sin hacer concesiones, aunque no siempre sea sencillo, ni reciba aceptación. En mis estudios de biología, me interesé mucho por Darwin, la evolución y el hecho de que todo lo que nos rodea está ligado al azar. Esto lleva a tener un mínimo de humildad, a decirse a sí mismo que el lugar que se ocupa en la vida es más o menos arbitrario. Y cuando miramos un bosque, por ejemplo, puede parecer muy apacible, pero cuando nos fijamos realmente, vemos que los árboles luchan entre sí, que el conflicto bulle bajo la tierra, que es un caos... Eso cambia el modo de mirar las cosas, y lo que hago ahora se encuadra en ese influjo: observar con otro prisma, sin fiarme de las apariencias.

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(Traducción del francés)

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