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Alessandro Aronadio • Director

“Me alegra formar parte de este periodo histórico para el cine italiano”

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- VENECIA 2016: Cineuropa estuvo con el director italiano Alessandro Aronadio, que presentó su película Orecchie en la sección Biennale College Cinema de la Mostra

Alessandro Aronadio • Director
(© la Biennale di Venezia - foto ASAC)

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en la sección Biennale College Cinema de la 73ª Mostra de Venecia.

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, y de dónde proviene ese deseo de lanzar preguntas sobre todo lo que le rodea?
Alessandro Aronadio: Proviene del hecho de que, en mi opinión, uno hace cine para compartir preguntas más que para dar respuestas o mandar mensajes: compartir preguntas que son mías, que tienen que ver con mi vida o con lo que me rodea o con las personas que conozco. Además de la casualidad, en realidad, un punto común, que me han hecho ver, es la relación entre un individuo que tiende a ser singular y su necesidad de formar parte de un grupo. Los dos casos se declinan de manera distinta: en el primero, de forma dramática; en el segundo, de modo un poco más tragicómico, aunque siempre se trata de un individuo que se siente un poco como un pez fuera del agua. Es un contraste, una guerra entre el deseo de anonimato, el deseo de ser autosuficiente y la necesidad de formar parte de un grupo, de tener una identidad. En Orecchie, incluso el personaje no tiene un nombre; es absolutamente anónimo y al final entenderá que, en cualquier caso, debe pactar con este mundo que considera alocado, estúpido y lleno de ignorantes; de lo contrario, corre el riesgo de padecer los males del anonimato y la invisibilidad.

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¿Cómo se ve usted en el panorama de autores italianos actuales y qué opinión le merece el cine italiano en general?
Yo veo una bonita confusión, un caos del que, de vez en cuando, surgen con inconsciencia, locura, entusiasmo y pasión también cosas muy hermosas, imprevisibles y, probablemente, la pobreza, en determinados casos, puede representar también una gran ventaja porque te lleva a buscar caminos distintos, nuevas alternativas y, en este sentido, últimamente he visto cosas muy bonitas en nuestro cine. Me alegra formar parte de este periodo histórico para el cine italiano.

¿Hasta qué punto es importante entonces plantearse esas preguntas sobre la propia vida, como hace el personaje de su película?
Probablemente, al cabo de años de un racionalismo extremo, lo que relato es justamente una bandera blanca, un rendirse y aceptar que, tal vez, creer en algo, llamémoslo Dios si se quiere, o amor o equipo de fútbol, creer en algo sea lo que sea sirve para tener menos miedo, como al final dice cínicamente el sacerdote al que interpreta Rocco Papaleo. De todas formas, la función de la religión, que no es solamente la de ser el opio del pueblo, se convierte en un medio para vivir mejor, para poder ahorrarse preguntas que desembocan en soledad, en emigración y, también, en felicidad. Porque respuestas no hay; ése es el problema. Es un gran elogio a una vida que el protagonista no tiene: es el caos. Nuestro protagonista anónimo está obligado a salir de casa y a vivir en este caos habitado por esta especie de pequeño túnel de los horrores grotescos que son las rutinas que vivimos día tras día. Yo no he inventado nada. 

¿Procede usted de manera diferente cuando escribe sabiendo que no debe encargarse también de poner el guion en escena?
La forma de trabajar es totalmente distinta. Cuando escribo una película que tengo que dirigir, la voy imaginando. Mientras escribía Orecchie, yo la imaginaba en blanco y negro, imaginaba la puesta en escena. Todo eso ya lo iba viendo. Escribir para otros es como unas enormes vacaciones porque me puedo permitir escribir no más y sólo tengo que concentrarme en eso. Escribir para dirigir después, en cambio, significa que ésa no es más que la primerísima fase de un recorrido muy largo y muy fatigoso, por lo que a mí me encanta escribir y dar después, a los diferentes directores que estimo y con quien trabajo, la posibilidad de llevar a la pantalla esa historia.

Hasta ahora, tiene en su haber dos películas de géneros muy distintos entre sí. ¿Tiene previsto variar nuevamente de cara a sus próximos trabajos?
Espero tener la suerte de poder cambiar continuamente porque me aburro con mucha facilidad. Me divierten, también como espectador, los directores que experimentan cada vez con algo nuevo y que, por consiguiente, asumen riesgos. Querría que mi próxima película fuera algo nuevo y ya tengo alguna que otra idea.

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(Traducción del italiano)

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