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Xavier Seron • Director

"Es en nuestras grietas donde encuentro belleza"

por 

- Cineuropa se reunió con el belga Xavier Seron para hablar de su primer largometraje, Je me tue à le dire

Xavier Seron  • Director

Xavier Seron se dio a conocer primero con unos cortometrajes con los que hacía gala de un universo estético fuerte y ciertamente alucinógeno a veces elaborado a solas (como en Rien d’insoluble), o en pareja, especialmente con Méryl Fortunat-Rossi (Mauvaise Lune, L’Ours Noir, Magritte al mejor corto de 2016, y, más recientemente, Le Plombier). Je me tue à le dire [+lee también:
crítica
tráiler
entrevista: Xavier Seron
ficha de la película
]
es su primer largometraje.

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Cineuropa: ¿Qué orígenes tiene el proyecto?
Xavier Seron: Mi primer corto, realizado en el IAD, ya se llamaba Je me tue à le dire. Aunque la historia no ha tenido nada que ver, la temática del miedo a la muerte ya estaba presente. Era mi primera colaboración con Jean-Jacques Rausin. La muerte, la enfermedad, es algo que afecta a todo el mundo y quería abordar el asunto de manera divertida. El humor, después de todo, es una forma de domar las angustias y superarlas.
Llevó mucho tiempo hacer la película. En 2007, obtuve una subvención para la escritura y antes de que la producción se formara, tuvimos que esperar tres largos años y, después, otros tres para encontrar la financiación. Al final, no conseguimos suficiente y tuvimos que interrumpir durante diez meses el rodaje, que ya habíamos empezado en Bretaña. Los productores se pusieron a buscar el dinero que faltaba y nunca lo encontraron, así que terminamos la película tirando de la cuerda y con mucha energía.

Usted asume decisiones estéticas poderosas; por ejemplo, recurrir al blanco y negro.
El blanco y negro es algo que se remonta muy atrás. Me gusta mucho el trabajo de algunos fotógrafos, sobre todo Daido Moriyama, Anders Petersen o Jacob Aue Sobol. Son fotógrafos que trabajan en blanco y negro y con mucho contraste. Este acercamiento tan gráfico acentúa las texturas corporales, el relieve en la piel, los poros… todo eso hace experimentar algo bastante orgánico.

También es una forma de reinventar ostensiblemente lo real.
Sí, es una recomposición de la realidad, una especie de abstracción; es bastante propicia a las diferencias que encontramos a lo largo de la película, como hacer cohabitar elementos muy triviales con rayos de luz más poéticos, lo místico y lo profano. Desde la fase de escritura ya veía la película en blanco y negro.

Usted emplea, además, muchos artificios narrativos, incluso textuales, como los capítulos, la voz en off…
Me apetecía jugar con varios medios; ya había usado capítulos en mis cortometrajes. Eso me permite estructurar la narración de otra manera; además, aquí tenemos una búsqueda que avanza por segmentos, por cuadros: estamos en el ámbito de la crónica. Me encanta lo que hace Georges Pérec en literatura, el comentario en el seno mismo del texto, y es frustrante pensar que no tendríamos derecho de emplear ese tipo de fantasías en el cine. Esas pequeñas frases, esos juegos textuales son balizas que aportan relieve y connivencia. De hecho, la película está plagada de referencias a la cultura barroca, por ejemplo, tanto a su pintura como a su música. Hay muchas capas suplementarias que no son indispensables para comprender o apreciar la película pero que enriquecen, espero, la relación con el espectador que comparte esas referencias conmigo.

Para exorcizar el miedo a la muerte, hay que reír. ¿Qué rol desempeña el humor en la película?
Hay diferentes tipos de humor: juegos de palabras, diálogos, situaciones… hay mucho humor de situación. También jugué con el sonido. El resorte cómico es distinto en función de la situación. Me hablan de patetismo pero en realidad me identifico completamente con los personajes. A menudo me encuentro grotesco o en situaciones patéticas que, tomadas con distancia, me hacen reír. Eso es lo bonito del ser humano: todas esas fragilidades, defectos, angustias y torpezas. Todo lo que podría componer nuestros defectos también forma, en mi opinión, nuestra belleza, en especial reírnos de nuestros agobios. Es en nuestras grietas donde encuentro belleza: una belleza que se presta a la sonrisa. 

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(Traducción del francés)

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