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Bouli Lanners • Director

"Personajes erráticos que tratan de reconstruir el núcleo familiar"

por 

- Cineuropa se reunió con Bouli Lanners con motivo del estreno de su nueva obra, Les Premiers, les Derniers: una fábula existencial sobre el amor y el ocaso de la vida.

Bouli Lanners  • Director

Con Les Premiers, les Derniers [+lee también:
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, Bouli Lanners vuelve a hacerse a la carretera para entrecruzar a un puñado de personajes errantes en busca de amor y humanidad en mitad de una atmósfera crepuscular que anuncia el fin del mundo: un film noir que se dirige hacia la luz.

Cineuropa: ¿Cuál es el origen de la película?
Bouli Lanners: A menudo son fogonazos concretos los que me dan ganas de hacer una película. Aquí fue el decorado, ese aerotrén que atraviesa la Beauce. Hacía tiempo que quería hablar de ese sentimiento extremadamente pesimista y tan presente en el mundo occidental, ese sentimiento un tanto crepuscular. Quería hablar de eso a través de gente que piensa que es el fin del mundo y también a través de un tipo enfermo que se ve enfrentado a la realidad de una muerte cercana. Mi pregunta era: ¿cómo se vive el tiempo que nos queda por vivir? Yo no predico el caos sino el amor y creo que lo que queda por vivir hay que vivirlo plenamente y repleto de humanidad. Quería llegar a hablar de eso, integrando a Dios, lo cual resulta muy complejo. Y luego, poco a poco, la historia se formó alrededor de los personajes de Cochise y Gilou porque tampoco quería hacer un film dogmático; quería algo como el cine negro, o un western, algo entre esos dos estilos. Esta película la componen literalmente crisis existenciales en un momento en que la deriva social es enorme. Es la primera vez en la historia de la humanidad que el futuro nos da miedo, ¿no? Me digo que este pensamiento pesimista no puede imponerse; de lo contrario, advendrá el horror.

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Nuevamente usted se coloca tras la cámara.
Es una cinta muy personal. Yo soy creyente y aunque no es una película sobre Dios, me parece un asunto importante. Yo he pasado por la misma enfermedad que mi personaje y justo en el momento en que preparaba la película. Me convertí en Gilou. Nunca he estado tan cerca de uno de mis personajes. Era una especie de exorcismo para mí. Debía obligarme, como Gilou, a ver el lado positivo de las cosas.

También es una película sobre la familia que cada uno se crea.
Me doy cuenta de que siempre hay una célula familiar que explota por completo y da lugar a personajes erráticos que tratan de reagruparse y recomponer el núcleo familiar. Debe de tratarse de una de mis obsesiones. También por eso la película se titula Les Premiers, les Derniers: porque creo que es propio del hombre moderno esta obsesión de querer recrear una familia, un clan, algo que nos aporte seguridad.

Sus películas son muy pictóricas, ¿cómo se efectúa el trabajo previo sobre la imagen?
Trabajo estrechamente con mi director de fotografía, Jean-Paul De Zaeytijd. Desde el final de Los gigantes [+lee también:
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, sabía que quería hacer una película más sombría, tanto en términos de imagen como en su propósito. Necesito hallar todas las localizaciones durante la escritura, escribo y sigo buscando. Volcar la escritura a lo visual es algo que hago con el fotógrafo y mi asistente al enseñarles los decorados. Jean-Paul y yo hacemos a menudo más referencia a la pintura que al cine. Aquí, las referencias eran mis propias pinturas. Yo pintaba antes de hacer cine. Ahora no tengo tiempo pero volveré algún día. La pintura es uno de mis primeros amores.

La música es otro de los elementos estéticos poderosos en su cine.
Necesito música para escribir; hago una pequeña compilación y escuchos algunos temas en bucle. Es una especie de estribillo que me permite escribir y mantener cierta emoción. Cuando el guion está acabado, de todos esos temas no quedan más que una docena, que se convierten en la referencia. Quería trabajar desde el principio con Pascal Humbert, algunas de cuyas composiciones escuchaba ya. Era él el vínculo entre todos esos grupos que me inspiraban: Detroit, Wovenhands, 16 Horsepower. Él escribió algunos temas suplementarios y pudimos comprar los derechos de algunos fragmentos.

¿Qué puede decirnos del reparto?
Para mi perro y para mí fue fácil. Para Esther y Willy, David Murgia se impuso rápidamente por su energía positivísima. Después necesitaba encontrar a Esther; era un asunto delicado porque es uno de esos papeles hechos a la pluma que son muy frágiles. Por casualidad, me topé con Aurore Broutin. Cuando vi su vídeo me cautivó y pensé inmediatamente que era como Esther, y cuando hablé con ella por teléfono me di cuenta de que estaba lidiando con toda una guerrera. Cochise, para mí, era Albert (Dupontel) y nadie más. Desprende esa cosa, como un animal de sangre fría, una violencia potencial que aflora sin que debamos decir tampoco nada sobre él. Para los dos ancianos pensé desde el principio en Michael Lonsdale; sabía que él es creyente y que podía jugar la baza. Cuando dijo que sí, había que encontrar alguien a su altura… como Max von Sydow. Para la actriz, no quería una actriz francesa, cosa que vemos muy a menudo en las coproducciones, sino algo más o menos corriente. Vi una entrevista de Suzanne Clément en la que no mostraba el acento que yo conocía de ella. Estaba en Francia, así que nos reunimos y la cosa funcionó. Riaboukine, Bramly y Abélanski son amigos; Rebbot es mi hermano. Somos una familia.

¿Por qué ese título?
En primer lugar, es un buen título ¡y no estaba cogido! Desde luego, hay una clara referencia a Dios, es uno de sus nombres. Yo creo en Dios porque creo en el hombre. Los primeros y los últimos somos nosotros. Los primeros, para mí, son Esther y Willy, es el fantasma que tengo de los primeros hombres, tienen su pureza. Y aun si nosotros, en estos tiempos crepusculares, somos los últimos, seguimos ligados a los primeros hombres por esa necesidad de reconstruir una familia, un clan. Mientras permanezca ese vínculo entre los hombres y siga existiendo el amor, funcionará.

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(Traducción del francés)

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