06/10/2015 - En su nueva película, The Program, el reconocido cineasta británico Stephen Frears desarrolla un drama trepidante sobre ídolos, trampas y el papel de los medios

En el 11º Festival de Cine de Zurich, el aclamado director británico Stephen Frears (Philomena [+lee también:
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ficha de la película], que trata de uno de los mayores escándalos del deporte actual. La película habla de personas que están dispuestas a arriesgarlo todo por sus carreras, que hacen de sus mentiras algo muy real y hasta venden sus almas. En The Program, Ben Foster interpreta al siete veces ganador del Tour de Francia, Lance Armstrong, y Chris O'Dowd se mete en la piel del reportero del Sunday Times, David Walsh. Basada en la novela de Walsh Seven Deadly Sins: My Pursuit of Lance Armstrong, la película ha sido producida por los fundadores de Working Title Films, Tim Bevan y Eric Fellner, junto con Tracey Seaward y Kate Solomon. Cineuropa se entrevistó con Frears en Zurich. 

Cineuropa: ¿Qué nos dice The Program sobre la sociedad?
Stephen Frears: Para empezar, ahora mismo estás en la ciudad de Sepp Blatter: a nadie le extrañará lo que pasa en la película, porque Sepp Blatter está ahí, a menos de 500 metros, haciendo exactamente lo mismo. Donde hay dinero, hay corrupción.

¿Es Lance Armstrong realmente responsable de lo que hizo, o es solo un eslabón más de la cadena?
Bueno, yo no sé hasta qué punto fue deliberado lo que hizo. Quizás la primera vez que ganó el Tour lo hizo de manera accidental, y ya luego se dio cuenta de que si lo volvía a hacer, ganaría otra vez. 

¿Cómo se te ocurrió hacer una película sobre este caso?
Me pareció un caso muy interesante porque el crimen es espectacular. Primero, intentamos comprar los derechos de The Secret Race, de Tyler Hamilton, que era ciclista con Lance y también se dopaba. Más tarde todos me recomendaron que leyera la novela de David Walsh, Seven Deadly Sins, y en este libro sí que hay un conflicto. Es una historia de verdad. 

¿Qué tipo de investigación has hecho para The Program?
Hemos hablado con el ciclista Floyd Landis y con Bob Hamman en Texas, agente de seguros del equipo US Postal que cuestionaba el derecho de Lance a la recompensa de 5 millones de dólares que se le debía por sus victorias en el Tour.

¿Has llegado a alguna conclusión que no hayas mostrado en la película?
Creo que la corrupción está mucho más extendida de lo que mostramos en la película. Todo empieza porque había un fiscal federal que estaba a punto de llevar el caso a los tribunales; el caso fue desestimado, y es por eso que la Agencia Antidopaje de Estados Unidos, con Travis T Tygart a la cabeza, pasa a ocuparse del asunto. Ahí hay tanto material que podríamos haber hecho varias películas.

¿Ha visto ya Lance Armstrong la película?
No lo sé. El Tour y la Agencia Antidopaje la han visto. Les ha gustado mucho.

¿Tuvo dificultades técnicas al rodar las carreras del Tour de Francia?
Fue bastante duro. En los Alpes franceses rodamos dos o tres etapas de la carrera. También hemos rodado en Bélgica, donde los ciclistas tienen que pasar por tramos de adoquines. El Tour de Francia es un evento de una escala enorme. La retransmisión televisiva no es precisamente emocionante, con lo que hemos tenido que encontrar una manera de dar interés a las carreras.

¿Qué tipo de entrenamiento tuvo que hacer Ben Foster para preparar su papel?
Se pasó unas seis semanas en bici. Entrenó en un campamento en Colorado. En sus anteriores papeles, él nunca había tenido que usar pedales automáticos, así que se se caía todo el rato. Pero practicó mucho, y al final consiguió coordinar los frenos y los pies. 

¿Teníais ciclistas como asesores en plató?
Siempre teníamos cerca varios ciclistas profesionales; hay que tenerles en cuenta y tratar de escuchar su opinión. Nosotros queríamos hacer las dos cosas a la vez. Nos hemos enfrentado a desafíos nuevos, pero todas las películas son un desafío. 

¿Cuál será tu próxima película?
Estoy trabajando en Florence Foster Jenkins, con Meryl Streep y Hugh Grant; es una película sobre la peor cantante que haya cantado en el Carnegie Hall. Es la historia real de una heredera de Nueva York que persiguió obsesivamente su sueño de convertirse en una gran cantante de ópera.

(Traducción del inglés)