16/09/2015 - Cineuropa entrevista al director noruego Roar Uthaug, cuyo cuarto largometraje, The Wave, proyectado en Toronto, es el candidato de Noruega a la carrera de los Óscar

Llueve en Oslo cuando Cineuropa se encuentra con el director noruego Roar Uthaug, cuyo cuarto largometraje, The Wave [+lee también:
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entrevista: Roar Uthaug
ficha de la película], es el candidato de Noruega a la carrera de los Óscar, en la categoría de la Mejor Película Extranjera. Las críticas son favorables, y el número de entradas vendidas en las salas noruegas ha sido impresionante desde los primeros días. Una ola monstruosa de 80 metros es la heroína del primer film de catástrofes escandinavo, que fue proyectado en la apertura del reciente Festival de Haugesund y también en el Festival de Toronto 2015.

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Cineuropa: Su película ha sido producida por Fantefilm Fiksjon.
Roar Uthaug: Sí, y fue Martin Sundland, productor de esta compañía, quien un día me habló de Åkerneset, una montaña al oeste de Noruega compuesta en parte por una gran masa inestable que tarde o temprano se derrumbará, cayendo al fiordo de Geiranger y provocando un maremoto. Esta amenaza existe, igual que en esta región —bien conocida por los turistas— existe realmente un centro de vigilancia y alerta. A Martin se le ocurrió en seguida hacer una película sobre este peligro potencial. Reconozco que tenía mis dudas: yo sabía que, con películas como Kon-Tiki [+lee también:
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ficha de la película] o Max Manus [+lee también:
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ficha de la película], Noruega ha llegado sin duda a tener competencias sólidas en materia de efectos visuales creados por ordenador, y esto me tranquilizaba, pero, ¿cómo mantener el suspense, la tensión dramática, una vez que se muestra el tsunami? Por suerte, la compañía de distribución Nordisk Film no tardó en mostrarse favorable, y pudimos llevar a cabo el proyecto. 

Por un presupuesto total de...
50 millones de coronas, alrededor de 5 millones de euros, lo cual es poco, comparado con el de algunas superproducciones. Martin y yo hablamos mucho, yo desarrollé una intriga, pero he preferido dejar la labor de escritura a los guionistas John Kåre Raake y Harald Rosenløw Eeg. Quería tomar distancia con respecto a la historia para poder concentrarme mejor en la dirección. Me gusta mucho trabajar en triángulo: productor, director, guionistas. Trabajamos en nuevas ideas, por separado y en común. Esta colaboración me parece beneficiosa. Hemos mejorado nuestra ficción con imágenes sacadas de archivos documentales sobre las catástrofes de Tafjord en 1934 y la de Loen en 1936. 

¿Se han servido mucho de ordenadores?
Al principio, para la música: durante el montaje Magnus Beite y yo grabamos una maqueta musical; luego él compuso la música de la película por ordenador, tras lo cual se puso manos a la obra con la ayuda del ingeniero de sonido Christian Shaanning; después la banda sonora se grabó en un estudio con la Orquesta Sinfónica de Stavanger. Para las imágenes, hemos usado efectos visuales generados por ordenador y efectos especiales sin intervención digital, tanto por separado como simultáneamente, como en una escena en la que se ven de frente dos personajes sentados en un coche: cuando el agua impacta, los efectos visuales son relevados por trombas de agua que fueron vertidas realmente sobre los actores a fin de lograr una mayor verosimilitud. 

Era la primera vez que trabajaba con los actores de la película, ¿verdad?
Sí, aunque ya conocía a la mayor parte de los integrantes del equipo. Kristoffer Joner y Ane Dahl Torp, que son muy famosos en Noruega, han rodado juntos muchas veces y forman una pareja creíble. Por eso, me decanté por ellos muy rápidamente; ellos interpretan al geólogo Kristian y a su mujer Idun, atrapados en el epicentro de una verdadera carrera a contrarreloj. En cambio, fueron necesarias muchas audiciones para encontrar a Julia y Sondre, los hijos de esta pareja. No quería dar prioridad a lo espectacular en detrimento de lo humano. Por ejemplo, los colegas de Kristian en el centro de vigilancia, personajes en apariencia secundarios, tienen para mí una importancia real. Son personas normales y humildes que quería mostrar en toda su sencillez. Quiero añadir que la población local nos ha ayudado mucho en el rodaje: durante tres tardes seguidas, 85 figurantes corrieron incansablemente por Ørneveien, una carretera que bordea el fiordo de Geiranger antes de ascender hacia las cumbres. El entusiasmo con el que participaron me emocionó de verdad.

(Traducción del francés)